Antes de que americanos y japoneses comenzaran a alimentar sueños con sus propuestas deportivas de clase media, Renault encandiló a los devotos europeos del automóvil con el Alpine. Ha transcurrido medio siglo sin que la marca del rombo proponga un sustituto capaz de hacer sombra la concisa y añorada Berlinetta biplaza. Celebra ahora el cincuentenario de esta creación con un guiño en forma de prototipo. Este concept car Alpine 110-50 propicia fantasear con un posible sucesor adaptado al siglo XXI.
Fundada por Jean Rédélé en 1955 en Dieppe, Alpine fue rápidamente adoptada por Renault, que pasó así de proveedor a propietario. Bajo su amparo consiguió renombre y adeptos, además de forjar un meritorio palmarés deportivo. Cuando se cumplen cinco decenios de la aparición del A110 Berlinetta, uno de los primeros y más emblemáticos productos de la firma extinguida en 1995, la casa adoptiva realiza un homenaje por medio de esta hipótesis con visos de realidad.
Nada agradaría más a la pequeña legión de seguidores de la marca que la aparición en el mercado de un coupé francés que sublime las cualidades de los deportivos derivados de los coches de calle del rombo. El proyecto Alpine A110-50 bien podría pasar de simple conjetura a embrión de dicha futura creación.
De momento, queda para la galería este paradigma surgido de la colaboración entre el diseñador Yann Jarsalle y el responsable de Renault Design Axel Breun. Ambos reinterpretan conjuntamente las líneas maestras del antepasado, tercer producto de la serie, que estuvo en activo desde 1961 hasta 1978; fue el inspirador de la máquina vencedora en la primera prueba del recién constituido Mundial de Rallyes (Montecarlo 73). Medio siglo después, la fisonomía del prototipo evoca remotamente aquellos genes.
Eso sí, el salto tecnológico resulta espectacular. El 110-50 emplea el chasis tubular del Mégane Trophy y lo reviste de fibra de carbono. A diferencia de la primera versión de calle de su predecesor, que debutó animada por un cuatro cilindros de 1.108 centímetros cúbicos y 66 caballos (llegó a contar con 140 CV en los setenta), la hipótesis actual instala un V6 24V de 3,5 litros que remite 400 CV a las ruedas posteriores; lo vincula a una caja de velocidades secuencial semi-automática de seis relaciones.
En este momento Renault no cuenta en su repertorio con una propuesta de temperamento y estampa tan abiertamente deportivos. La opción más efusiva es la del Mégane Sport con 265 CV (casi 27.000 euros). Los primos de Nissan sí que ofertan biplazas coupé como el 370Z de 328 CV (desde 54.000 euros) y el desorbitado GT-R de 550 CV (más de 100.000 euros).