vitoria. El pasado 27 de agosto vivió su reestreno en las ondas radiofónicas. Sus 18 años en Carrusel Deportivo, en la Cadena Ser, quedaban atrás para emprender una nueva aventura en Tiempo de juego, en la Cope, acompañando a su inseparable amigo Paco González.

¿Cómo han sido estos primeros meses en la Cope?

Muy fáciles. Surgió la oportunidad y aquí estamos.

¿Cuáles fueron los motivos por los que se marchó de la Cadena Ser?

Llegó un momento, después del follón que se montó con Paco González, que era el director de Carrusel Deportivo, muy complicado. Paco me llamó y me dijo si me iba con él. A mí se me planteó una elección muy complicada: seguir a un amigo o a la empresa. En ningún momento pudo la empresa. Todo lo mío, toda mi vida me inclinaba a mi amigo.

¿Qué fue lo que más le dolió? ¿Las formas?

Sí, porque intenté irme por las buenas, no por la malas; creo que 37 años me dan pie para irme de un sitio como me dé la gana. Creo que la Ser no lo entendió, no sé si piensan que la gente no se puede ir de la Ser. Hablé con ellos de buenas formas, diciéndoles que me quería ir. Antes iba a hacer el Mundial, prueba de mi buena voluntad porque podía haberme ido antes y no me fui. Creí que ese intento mío de acabar bien iba a cuajar. Cuando terminó el Mundial, yo comuniqué que me iba. Personalmente, de palabra. No mandé una carta, ni un burofax. Y me contestó el director general diciéndome que enviase un burofax. Perfecto, pues hasta nunca. Hasta hoy.

¿Qué querían provocar con el despido de Paco González?

Creo que se equivocaron. Pienso que fue una prueba de fuerza en la que creo que salió ganando Paco. Fue una tontería el tema de la discusión entre Paco, que tiene su carácter, y Daniel Anido -director general de la Cadena Ser-, que también tiene su carácter. Esas cosas no tienen que pasar a mayores. No sé lo que pasó, pero al día siguiente se tiene que arreglar. Sobre todo, tratándose de Paco, importante en la Ser. Ahí fue una toma de decisión muy rápida, brutal, expulsando a Paco, prohibiéndole entrar en la Ser.

¿Le prohibieron la entrada?

Sí. Yo ya lo sabía, pero oficialmente me lo comunicó Anido y me prohibió tajantemente hablar de Paco.

Y lo primero que hizo según empezó el programa fue?

Les dije que iba a hablar de Paco. Si no queréis, me lo decís por escrito y me prohibís hacer el programa. Si no, me tiene que sacar la Policía. Ante esta insistencia pensaron que no iba a decir nada. Y yo, por supuesto, con toda mi libertad, delante de todos los que estaban allí, empecé hablando de Paco y no una frase, varias. Y no solo ese día. Les sentó muy mal, creo que les cabreó mucho. Deben comprender que yo no puedo empezar un programa después de 18 años con un compañero al lado, que no esté ese compañero y no decir nada. Me parecería una falta de respeto a la amistad y al cariño y hasta de ética para la audiencia.

Ya en aquel momento avisó de que acompañaría a Paco González.

Por dentro sí. Yo pensé que mi vida en la Ser había terminado. Lo que pasa que hay unas cosas legales que hacer y Paco me aconsejó que no tomase una decisión rápida, que me lo pensase, que aguantase todo lo que pudiera a ver si se arreglaba. No se arregló y en mi foro interno pensaba que tenía que irme. Hice el Mundial, muy a contrapelo, para terminar como un profesional.

¿Qué ha dejado en la Cadena Ser?

Al hablar de la Cadena Ser quiero diferenciar entre la Cadena Ser y sus jefes, los tres jefes que dirigen la emisora. La Cadena Ser es algo mucho más importante que esas tres personas. Es una audiencia extraordinaria que hemos tenido en estos 37 años, 20 de Carrusel con récord de audiencia. Es una serie de trabajadores, de informadores, de técnicos que están trabajando muy a gusto y son muy buenos. Eso es la Cadena Ser: la audiencia y los profesionales. Lo demás es momentáneo, esporádico y temporal. Están ahí tres jefes que dentro de poco no van a estar, seguro, porque son un cáncer para esa empresa y nada más. La Cadena Ser está muy por encima de los jefes.

¿Tendrían nombre esos tres jefes?

No pongo nombres.

¿Uno de ellos sería Daniel Anido?

No lo pongas en mi boca, que yo no lo he dicho. Hay una serie de jefes que creo que están haciendo un daño muy grave a esa empresa.

En su despedida de la Ser se han cruzado demandas.

Si me hubiera ido antes del Mundial, creo que habría pasado lo mismo. Me habrían demandado igual y yo creí que haciendo el Mundial, y salvando un montón de publicidad, se ablandaría su corazón. Por eso, me sentó muy mal que cuando termino el Mundial y les digo que me voy con toda educación y con todo mi cariño, me dijeron que les enviase un burofax. Eso me demostró que me iban a demandar. No me importa, porque sé que no van a ganar. Yo contrademando con otra demanda que no voy a decir de qué va porque lo tengo prohibido. Me piden una cláusula de rescisión que ya veremos lo que dice el juez. Confío en su dictamen.

Al final, se han marchado muchos compañeros con ustedes a la Cope, formando un equipo prácticamente nuevo.

Han sido 46 personas, las que necesitábamos para que el trasvase no fuese muy duro. Para asentarnos en el primer programa teníamos que tener a nuestro lado a gente conocida y enfrente a técnicos nuestros. Se lo propusimos y ninguno dudó. Todos se han venido a la primera, sin preguntar lo que iban a ganar. Ha sido una explosión de amistad que hace historia en la radio. Creo que no ha habido nunca un desembarco tan enorme de gente de una empresa a otra.

En los primeros días se comentó que había cierto malestar en la sección de Deportes que estaba en la Cope.

El problema fue que José Antonio Abellán tenía contrato, pero nosotros no lo sabíamos. Ese fue el único problema: Abellán y el equipo de Abellán. Nosotros lo que no queríamos era entrar en la Cope con otro equipo. Pusimos como condición sine qua non que fuese el nuestro el que llevase las riendas de todo el deporte. Lógicamente, dos gallos en el mismo corral no pueden aguantarse. Si entrábamos nosotros, el otro tenía que irse. Pero ese no era problema nuestro. Además, hemos integrado a mucha gente que estaba en el equipo de deportes y que está contentísima con nosotros.

¿Cómo vivió su reestreno radiofónico el 27 de agosto?

Estaba temblando, me temblaban las manos como a un primerizo. Parece que empezaba de nuevo en mi profesión después de 37 años y salí del trance como buenamente pude. Fue el día de la Supercopa de Europa. Era el día elegido, el día D. Yo había hecho muchos borradores de lo que iba a decir. Los fui rompiendo todos. En un principio, en uno de los borradores decía palabras duras contra mi antigua empresa, pero preferí dar paso al corazón más que a la cabeza y borré todas esas frases. Y lo hice de nuevo. Rehice lo que iba a decir porque no quería improvisar, quería que fuese muy claro el mensaje antes de empezar. Había una expectación tremenda. Empecé la nueva era con una fuerza nueva, con el estudio lleno de gente. Fue uno de los grandes momentos profesionales de mi vida.

¿Se diferencia "Tiempo de juego" de "Carrusel Deportivo"?

Todos tenemos lo mismo. Es como si 20 cocineros tienen que hacer el mismo plato: lentejas con chorizo. Tú me das lentejas, que son los partidos de fútbol, y cada uno las guisa a su manera. Nosotros lo guisamos en Tiempo de juego de la misma manera que lo estuvimos guisando 20 años en Carrusel y con la misma gente. Entonces, en Carrusel los que se han quedado intentarán guisarlo a su manera. Ésa es la competencia, hermosa y maravillosa competencia que vamos a tener desde ahora.

Desde la página de Facebook de "Tiempo de juego" se pedía "salvar al soldado Lama". ¿Está convencido de que va a dar el salto a la Cope?

Todos esperamos que Lama se incorpore pronto. Esperemos que dé el paso. Le echamos en falta y vendrá. Creo que Míster X está cerca.

En cierto sentido, su equipo ha sido un balón de oxígeno para la Cope.

La Cope, cuando pensó en nosotros, no sólo nos vio como un equipo de deportes, sino también nos vio como una inyección para recuperar el espíritu de una cadena que estaba un pelín triste, baja de moral. Nuestra entrada ha dado al resto de compañeros de la Cope un motivo para sentirse importantes.