- La competición política de cara a las elecciones francesas en abril dejó huella en la primera sesión parlamentaria del año, cuando los diputados de la oposición suspendieron el voto sobre el proyecto de ley del pasaporte de vacunación para romper los tiempos marcados por el Gobierno. Un grupo de diputados conservadores del partido de Los Republicanos entró en el hemiciclo de la Asamblea Nacional después de la medianoche del lunes. Aprovechando que no estaba en su totalidad la mayoría parlamentaria del presidente Macron, la oposición usó su superioridad numérica y votó contra la continuación del debate dando la sesión por terminada.
En el atril, la dureza de los propósitos y la intervención de los líderes parlamentarios, que más que el proyecto de ley juzgaban la gestión sanitaria del Ejecutivo desde hace dos años, dejaba claro que la campaña para la elección de abril -seguida de las legislativas en junio- ya ha comenzado para muchos.
El texto busca sustituir el actual pasaporte sanitario, que obliga a los franceses a mostrar una prueba de vacunación o un test negativo para poder acceder a numerosos lugares públicos, por un pasaporte de vacunación. Es decir, que para entrar en bares, museos, cines y otros recintos cerrados será imprescindible estar vacunado, cuando el país cuenta aún con más de cinco millones de personas no inmunizadas.
Valérie Pécresse, la candidata de Los Republicanos a las presidenciales de abril, ha pedido a sus diputados votar a favor del proyecto. Éstos, en cambio, prefirieron defender su propia postura. El texto debía pasar hoy al Senado de cara a su aprobación dejando un margen de unos diez días al Consejo de Estado para revisarlo antes de su promulgación para el 15 de enero, pero la prolongación del debate en la Asamblea Nacional va a hacer muy improbable cumplir los plazos. Si en su trayectoria parlamentaria se solicita la revisión constitucional del texto, será difícil que entre en funcionamiento el 15 de enero.