- El Gobierno francés rindió ayer sábado homenaje a las tres víctimas mortales del atentado terrorista en Niza y defendió su voluntad de mantenerse firme ante el enemigo, “el islamismo radical que desfigura la religión musulmana”.
“Conocemos al enemigo, tiene nombre, es el islamismo radical que desfigura la religión musulmana y da la vuelta a sus textos y dogmas para imponer su dominación mediante el oscurantismo y el odio”, denunció el primer ministro, Jean Castex.
La ceremonia tuvo lugar nueve días después del ataque de un hombre de 21 años contra la Basílica de Notre Dame de l’Assomption, en el centro de Niza, en un contexto particular marcado por la presente amenaza terrorista pero también por la pandemia del coronavirus que mantiene a los ciudadanos confinados.
Tres personas murieron en el ataque de Brahim Aouissaoui, un tunecino que había llegado al país a través de Italia tras cruzar el Mediterráneo. Entró a primera hora en la iglesia armado y determinado a matar.
En su camino se cruzaron Nadine Devillers, de 60 años que fue degollada; el sacristán del templo, Vincent Loquès, de 54 años; y Simone Barreto Silva, una brasileña de 44 años y con tres hijos a su cargo.
Devillers y Loquès fueron asesinados en la iglesia mientras que Barreto Silva, que vivía en Francia desde 1996, logró refugiarse en un restaurante y dar la alerta, lo que permitió a la policía intervenir, y murió más tarde a consecuencia de las heridas.
“Sin su valor, puede que habría otras víctimas que deplorar”, señaló Castex en el acto, al que asistió además el embajador de Brasil en Francia.
Las fotografías de las tres víctimas presidieron la ceremonia, que tuvo lugar en la Colina del Castillo, un parque que se alza sobre la ciudad en primera línea de playa, y al que acudieron además representantes religiosos, así como varios ministros franceses, el alcalde de la localidad, Christian Estrosi, y el expresidente Sarkozy.
También estuvieron familiares y representantes de la asociación de víctimas del atentado que sacudió Niza el 14 de julio de 2016, cuando un terrorista arrolló con un camión a una multitud de personas que seguían desde el paseo marítimo unos fuegos artificiales. Murieron 86 personas y más de 400 resultaron heridas.
“Niza ha pagado un alto tributo”, dijo Castex al citar los tres atentados que han sacudido ya esta ciudad, el primero de ellos el atropello en febrero de 2015 de un grupo de militares que vigilaban un establecimiento judío; dos de ellos resultaron heridos.
El primer ministro defendió que estos ataques, al igual que el que tuvo lugar en Viena este lunes, tienen por blanco “el modelo de vida europeo”, como lo tuvieron, citó, los ataques contra el Bataclan, Charlie Hebdo o el brutal asesinato en octubre de un profesor de Historia tras mostrar caricaturas de Mahoma en clase.
“La República no transigirá”, insistió Castex, y entregó a título póstumo condecoraciones a las víctimas y a los agentes que intervinieron.
Tras el asesinato del profesor Samuel Paty en octubre, el Gobierno de Macron ha intensificado su discurso contra el terrorismo islamista y ha defendido que Francia seguirá fiel a los principios de la libertad de expresión respaldando las caricaturas, lo que le ha valido una crítica de olas en el mundo musulmán. El Ejecutivo prepara una ley contra lo que llama “separatismo islámico” y además ha defendido esta semana un refuerzo de los controles fronterizos.
Además, aseguró que en diciembre pedirá a los otros líderes de la UE una reforma en profundidad del Tratado de Schengen sobre las fronteras exteriores para que la UE se dote de “una verdadera policía” para controlar sus fronteras exteriores y que la toma de decisiones se haga “de forma mucho más integrada”.