Los países del Eurogrupo ha elegido como presidente al ministro irlandés de Finanzas, el democristiano Paschal Donohoe, quien accede al cargo con una imagen de gestor capaz de limar las diferencias que mantienen los países del norte y el sur en materia económica.
Donohoe, de 45 años, derrotó a la candidata de España, la vicepresidenta económica y titular de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, y al aspirante luxemburgués, Pierre Gramegna, en una votación en la que rentabilizó su imagen de "constructor de puentes" y su larga trayectoria ministerial.
Sus apoyos en el Eurogrupo, integrado por los diecinueve países que comparten el euro como moneda común, también valoraron la posición moderada de Irlanda en la mayoría de negociaciones y su condición de país rescatado.
En este sentido, Donohoe representa a un país que está a medio camino entre los que defienden la ortodoxia económica y los que abogan por una mayor flexibilidad para afrontar la recuperación tras la pandemia de la covid-19.
Su éxito profesional y ese talante dialogante le ha permitido mantenerse en el puesto de ministro de Finanzas -condición para presidir el Eurogrupo-, después de la construcción el pasado mes de un Gobierno de coalición entre su partido, el Fine Gael, y el centrista Fianna Fáil, las dos grandes formaciones irlandesas y rivales desde la Guerra Civil (1922-1923).
En el Ejecutivo anterior, ostentó desde 2017 hasta 2020 la cartera de Finanzas, Gasto Público y Reforma, tiempo que aprovechó para establecer lazos con sus colegas del norte de Europa, a través de la participación de Irlanda en el Grupo Hanseático, los países situados entre los mares del Norte y Báltico (Finlandia, Suecia, Dinamarca, Estonia, Letonia, Lituania, Países Bajos, Irlanda, República Checa y Eslovaquia).
También ha forjado importantes alianzas con sus socios del sur, después de situarse del lado de los que han pedido que Bruselas establezca instrumentos de deuda conjuntos para luchar contra los efectos del coronavirus.
Donohoe, casado y padre de dos hijos, cuenta con "la simpatía" y el "aprecio" de los miembros del Eurogrupo, al que "escuchan con atención" y consideran un "buen comunicador", según ha explicado una fuente al diario "Irish Times".
Asimismo, le atribuyen parte del éxito de Irlanda para salir de la crisis financiera de 2008, que obligó a Dublín a pedir en 2010 un rescate a la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 85.000 millones de euros y a aplicar durante tres años un durísimo plan de austeridad.
Más recientemente, se ha ganado el respeto de sus socios durante las tortuosas negociaciones sobre la salida del Reino Unido de la UE, pues reconocen que Irlanda es uno de los países más afectados por el Brexit.
Donohoe desempeñó el cargo de titular de Gasto Público y Reforma durante 2016, hasta que tomó las riendas de Finanzas un año después para formar un solo departamento, lo que le ha situado en una posición similar a la de un "superministro".
No ha sido ajeno, no obstante, a aglutinar responsabilidades, pues antes sirvió como ministro de Transporte, Turismo y Deporte (2014-2016), y como secretario de Estado de Asuntos Europeos en la Oficina del Primer ministro y en el Ministerio de Exteriores (2013-2014).
Su carrera, además de variada, ha sido también meteórica, pues apenas tardó tres años en asumir puestos de gobierno, después de ser elegido por primera vez a la Cámara Baja de Dublín (Dáil) en 2011, el año que el democristiano Fine Gael arrebató el poder al Fianna Fáil.
Entre 2007 y 2011, Donohoe, licenciado Ciencias Políticas y Económicas por la prestigiosa universidad Trinity College Dublin, ocupó un escaño en la Cámara Alta irlandesa (Seanad), donde actuó como portavoz de Transporte y Marina para la formación conservadora.
Después de graduarse, trabajó en Irlanda y el Reino Unido como director de ventas y mercadotécnica en una multinacional, y de ahí dio el salto a la política para ser concejal en el Ayuntamiento de Dublín entre 2004 y 2007.