Bruselas - El secretario general de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), Erik Jonnaert, reclamó ayer que las metas europeas de reducción de emisiones sean “realistas” además de “ambiciosas”, y alertó de que la repercusión social será “más dura” cuanto más elevado sea ese objetivo.
En una entrevista con Efe, Jonnaert advirtió de una “tendencia en el debate público” en el que diversos organismos y asociaciones “compiten entre sí” para proponer objetivos de reducción cada vez más agresivos. “Cuando nos marcamos estos compromisos, tenemos que asegurarnos de que podemos cumplirlos. No podemos simplemente acordar cualquier cosa y luego concluir que es imposible de cumplir”, afirmó.
El líder de la patronal europea de la automoción, que representa a los quince principales fabricantes de vehículos de Europa, se mostró convencido de que la industria “está a favor de seguir descarbonizando el transporte”. “Nosotros desde el principio hemos dicho que una reducción del 20% para 2030 es ambiciosa pero realista. No va a ser un camino de rosas, aun así va a ser un reto, pero es algo que la mayoría de los fabricantes cree que puede cumplir”, añadió.
Jonnaert explicó que la industria automovilística es crítica con los objetivos de reducción porque, en esta ocasión, “la única forma de cumplir con los objetivos será a través de la introducción de tecnologías de movilidad alternativas”, principalmente eléctricas. Este tipo de vehículos, que el secretario general de la ACEA aún considera “marginales” en el mercado, deben ir acompañados de una infraestructura de recarga que aún es muy escasa en la Unión Europea (UE).
“La gente solo comprará estos vehículos si tienen la garantía de que pueden recargarlos en alguna parte. No todo el mundo tiene una casa con un garaje y su propio sistema de recarga. Si estás en un apartamento, tienes que aparcar tu coche en la calle y no hay un sistema de recarga para tu vehículo, ¿para qué lo comprarías?”, preguntó. - Laura Zornoza