Tamara Falcó volvió a ser protagonista anoche en ‘El Hormiguero’. Como cada jueves, la marquesa de Griñón participó en el debate de actualidad junto a Juan del Val, Nuria Roca y Cristina Pardo. En la emisión de ayer, la influencer habló sobre los rumores de crisis con Íñigo Onieva y el acoso de la prensa, dejando sin palabras a la audiencia.

Pablo Motos, muy directo, planteó la cuestión desde el principio: “He leído que estáis en crisis”. Ante esta afirmación, Tamara Falcó quiso aclarar los rumores, explicando que lo que realmente ocurre es que hay gente haciendo guardia en la puerta de su vivienda.

“Dicen mentiras de mí continuamente. He tenido prensa en la calle todo este tiempo. Hay gente que se cree con derecho para mirar desde la calle con prismáticos,que es algo que debería de estar prohibido. Pero, claro, a ver cómo lo pruebo”, contó la ‘socialité’.

Incluso llegó a descartar la posibilidad de emprender acciones legales sobre los hechos que narraba. “¿Te voy a meter una denuncia que tarda 15 años y mientras tanto yo me desgasto? Pues no. Intento que esto no me agobie”, sentenció Tamara.

Aun así, la influencer no profundizó mucho más sobre las especulaciones de crisis sentimental con Íñigo Onieva. De hecho, esta en ningún momento hizo mención directa al tema.

De todas maneras, Tamara intenta ver el lado bueno de las cosas: “Me parece fundamental haberme mudado un sitio en el que entro con mi coche directamente. Tengo gimnasio dentro de mi edificio. Estoy supertranquila”, remarcó

Por su parte, Juan del Val no compartió la misma opinión que ella: “Me parece algo significativo. Estás a gusto, pero te estás escondiendo", a lo que la hija de Isabel Preysler respondió: “Me estoy protegiendo”.

Una nueva rutina

Tamara Falcó está adaptando su rutina a su nueva realidad. "Puedo salir a pasear, pero me resulta complicado. Tengo la suerte de ir a sitios donde estoy protegida y no tengo un periodista que me esté preguntando para ver si finalmente reacciono”, contó.

“Hay quien dice que si eres famoso, este tipo de cosas va en el sueldo", reflexionó del Val, hablando sobre los gajes del oficio. "Hay que empatizar y ver que hay una persona que no tiene libertad”, añadió el escritor.

“Es como me lo explicó Pablo. Venimos aquí, trabajamos, pero después tenemos una vida y queremos estar tranquilos. Al camarero, cuando termina su horario, nadie le pide una ración de calamares”, detalló Tamara.

“Pablo nos contrata y es un trabajo público. Eso implica que todo el mundo tiene derecho a opinar de lo que hacemos y decimos aquí. Pero ahora déjame ir a un restaurante a cenar”, apostilló Juan del Val.