madrid - Najwa Nimri (Iruña, 1977) ha descubierto a los espectadores como las heridas emocionales infectadas dañan hasta llegar a la maldad. Zulema es hermética, si buscamos en los perfiles estándar es malvada, pero dentro de ella hay un mundo que bulle, que huye y regresa del pasado, es una de las presas más complejas de Vis a vis y su lucha le llevará a ansiar una libertad perversa e individualista.

Está claro que usted y todas sus compañeras tienen un lado oscuro?

-¿Lado oscuro? Seguro, pero no por estar en la cárcel, por ser personas. Dime, ¿no tienes tú un lado oscuro? Seguro. En el caso de Zulema lo oscuro está a la vista.

Dentro de que en el módulo 3 de ‘Cruz del Norte’ todas tienen algo que purgar, ¿hay buenas y malas?

-Creo que hay quien está más dañada y menos dañada. Yo creo en el mal genuino, pienso que dos personas criadas en la misma situación y de la misma manera, una sale de una forma y otra sale distinta.

¿El mal desde la genética?

-No lo sé. Dos personas del mismo universo pueden salir con un latir diferente, y algunos latidos pueden ser terroríficos. Para preparar este personaje yo he ido dejando atrás todas las tramas hasta llegar a una abstracción que es la libertad, pero la libertad como perversión.

Se supone que alcanzar la libertad es la perfección, usted habla de la libertad como perversión.

-Sí, parece un término casi degradante. Me permite hacer todo lo que quiera en pos de? La libertad es una abstracción y en Vis a vis todo el rato la he interpretado como una perversión, algo que me permite hacer lo que sea para conseguirlo.

¿Cree usted que Zulema conseguirá su libertad, aunque está sea pervertida y sus emociones estén castradas?

-No me gustaría hacer un personaje redimido, creo que para Zulema no hay salvación posible. Es un personaje que tiene una herida profunda?

Las heridas pueden sanar.

-De acuerdo. Si la dejas sanar cicatriza, pero si infecta y coses sobre la infección, el mal sigue dentro.