Madrid - El chorro de aire y los polvos de colores que, solo de vez en cuando, han agitado al equipo Los Rockcampers en sus sesenta programas en ¡Boom! (Antena 3), dieron paso ayer a la “euforia” de ganar el mayor premio de un concurso de televisión en España: 2,3 millones de euros. “El concurso iba como las otras sesenta y pico veces. No me dio tiempo a anticiparme”, confesó el presentador, Juanra Bonet, quien después de esos “segundos de incredulidad” se alegró “mucho”. Los Rockcampers son Héctor y Javi, socios en el campamento Rock Camp, en el que Alfredo es el socorrista y Rubén, de forma externa, se encarga de prevenir riesgos laborales. En marzo ya estuvieron a punto de llevarse el bote, entonces de 1,6 millones, pero fallaron una pregunta sobre el Día Mundial Sin Tabaco. Han prometido que el dinero será para mejorar las instalaciones del Rock Camp y que cambiarán las tiendas de su campamento en la localidad soriana de Sotolengo por cabañas de madera.
Empezaron en ¡Boom! el 24 de febrero y, según Bonet, son “listos y cultos” además de tener “buena química”, ser un “buen equipo” y saber delegar. “Estas cualidades las han tenido otros concursantes pero los Rockcampers han contado, además, con una gran intuición y esa pizca de suerte que necesita todo el mundo”.
La bomba coloreada que explota cuando se consume el tiempo y los concursantes no dan con la respuesta, es “fría, húmeda y mancha”, explica Bonet, que desconoce el componente químico exacto del fluido, pero ha sufrido en sus carnes las consecuencias de alguna explosión “aleatoria” en los ensayos. “Cuando estás delante sientes ese aire frío característico de las atracciones de feria, algo que te pone nervioso. Da igual que te pregunten por el color del caballo blanco de Santiago: dudarás”, comenta.
En ¡Boom!, dos equipos de cuatro jugadores tienen que desactivar una serie de bombas. Las respuestas están representadas en los cables de colores que salen de cada una. Deben cortar los que les conecten a las que crean erróneas. Si cortan el cable equivocado o se quedan sin tiempo, la bomba explota y el equipo pierde a un jugador y el dinero asignado a esa bomba. En la última ronda, los ganadores deben responder quince preguntas. Si aciertan todas se llevan el bote. - Efe