madrid - ¿Cómo es la vida de las mujeres que trabajan en el mundo del sexo? ¿Cómo se sustenta un negocio que mueve al año más de 3.600 millones de euros? Meritxell Martorell se sumerge en el mundo de la prostitución viviendo en un club de alterne durante tres semanas, en su primera experiencia al frente de 21 días, que hoy a las 23.00 horas estrena su séptima temporada en Cuatro.
Meritxell Martorell (Barcelona, 1986) tuvo que superar un casting entre más de 400 periodistas para convertirse en la nueva presentadora del programa, espacio que en ediciones anteriores lanzó a la fama a Samanta Villar y Adela Úcar. La tercera protagonista de esta producción niega que su trabajo guarde la menor relación con el de una actriz. “Todo lo contrario. Tienes que ser natural, mostrar tus sentimientos”, asegura, mientras insiste en su nulo talento para la interpretación. Su primer escenario no fue fácil, ya que convivió con chicas de alterne en un prostíbulo.
“Me choca que alguien entre en un club, mire el género que hay y escoja lo que más les gusta, como si fuera una tienda”, comenta Martorell, que asegura que se enfrentó a una de las situaciones más delicadas que ha experimentado en su carrera y que vivió momentos que nunca hubiera imaginado.
“Ha sido una experiencia muy dura, he tenido que subirme a un escenario para bailar pole dance (barra americana), jamás me había sentido observada de esa manera”, explica mientras se coloca su flequillo rebelde.
Además, Meritxell confiesa que su momento más difícil de la grabación del programa fue cuando tuvo que hacer de body sushi. “Los clientes comen directamente sushi sobre tu cuerpo. En mi caso por lo menos iba en bikini, pero por lo general las mujeres lo hacen totalmente desnudas. Ese fue my límite”.
En próximas entregas del formato, que Cuatro produce en colaboración con BocaBoca, Meritxell tendrá que adaptarse a las estrictas normas de una comunidad judía ultraortodoxa; comprobará los efectos de la ayahuasca, la droga ancestral de los chamanes del Amazonas, y vivirá de cerca el drama de los refugiados sirios en su camino hacia Europa.
Meritxell conoce bien el trabajo anterior de Samanta Villar y Adela Úcar en el programa. “Las dos son muy buenas presentadoras. Samanta es muy cañera y directa y Adela muy sensible y humana. He aprendido de las dos, pero yo soy diferente”.
Además, se siente con total libertad. “En este programa te tomas el periodismo de una forma más personal. Tengo total libertad para decir dónde están mis límites y es un formato que te permite ser como eres”. - DNA