madrid- Le gusta discutir, entrevistar, ser incisiva y no dejar que el político de turno se salga por la tangente y no conteste a su pregunta. Está más que encantada con un otoño que está lleno de citas: elecciones en Grecia, Catalunya y las generales. Dice que los periodistas que vibran con la intensidad política no van a tener mejor momento que el que estamos viviendo actualmente. Desconecta a medias cuando está de vacaciones y se empapa de ver programas de televisión para observar cómo se entrevista en el mundo anglosajón.
Vaya otoño que tiene por delante ‘El objetivo’.
-Apasionante y vivirlo en La Sexta lo hace todavía más apasionante.
Supongo que es apasionante para cualquier medio, ¿no le parece?
-La Sexta apuesta mucho por la actualidad y es por lo que va a apostar en estos tres últimos meses, ya que lo ha hecho durante todo el año. Estoy encantada de estar al lío y dispuesta a todo lo que nos pidan.
¿Veremos a ‘El objetivo’ exclusivamente pendiente de Grecia, Catalunya y las elecciones generales?
-No sé si en todos, pero lo bueno que tiene una cadena como esta es que siempre tienes varias opciones y este año lo hemos hecho. Hemos estado en Grecia, en Lampedusa, en Alemania. Me parece una buena idea de la cadena hacer noches especiales aunando las fuerza de Al rojo vivo y El objetivo. Supongo que en este trimestre habrá alguna ocasión más.
¿Quién tiene más peso en esos especiales, García Ferreras o Ana Pastor?
-A mí siempre me oirás hablar de equipos, no digo Ferreras u otro nombre. Me veis a mí, pero está todo el equipo de El objetivo trabajando en esas noches especiales; veis a Ferreras pero detrás está todo el equipo de Al rojo vivo. Nos ponemos todos al servicio de la actualidad.
¿Resulta fácil trabajar con la que es su pareja en la vida real?
-Se nos ve en imagen juntos, pero tenemos compartimentos separados. El que peor lo tiene es el director de informativos que coordina todos los despliegues y tiene que aguantarnos a todos, no solo a Antonio (García Ferreras) y a mí. Por lo que respecta a nosotros como pareja, sabemos separar las cosas, yo trabajo fuera de La Sexta, eso es bueno para los dos y también para los equipos. Somos reticentes a estar juntos.
Yo creo que conseguirían los dos más audiencia con una cámara oculta en el salón de su casa y reproduciendo sus discusiones.
-Ja, ja, ja? si yo te dijera que desde las ocho menos cuarto de la mañana los debates son de intensidad, de cero a diez, diez; pues sí, seguramente tendríamos más audiencia. Además, tenemos posiciones muy diferentes en casi todo. Su programa se llama Al rojo vivo y el mío es El objetivo, así que es evidente cómo vamos cada uno en la vida?
¿Discutidores natos?
-Pues sí. Pero eso hace que la vida sea más apasionante a nivel personal y a nivel profesional. No nos gusta la gente que nos da la razón. Me gusta la gente que me aporta algo, por eso me gusta la gente que piensa diferente a lo que pienso yo; eso me pasa con Ferreras, él piensa diferente.
Tiene que ser agotador discutir todo el día.
-Bueno, no exageremos; discutimos sobre aquello en lo que no estamos de acuerdo y no todo el día, que de ser así, sí sería demasiado agotador. Tener puntos de vista distintos suele ser muy enriquecedor.
Hablemos de su trabajo, en la temporada anterior, recibió muchas críticas por una entrevista realizada a Mas. ¿Cómo asume las críticas?
-El domingo tenemos a Mas en El objetivo...
¿Será una entrevista de reconciliación?
-Ja, ja, ja... De reconciliación no, ¿por qué? Será de actualidad, eso creo, y para darle un poco de ánimo a la noche del domingo. Mira, las críticas previas a cualquier programa me dan igual. Pero sí me gustan las críticas que significan exigencia.
¿Nos exigimos poco los periodistas?
-Pienso que en ocasiones nos hemos sumado a las exigencias de los políticos y los periodistas no somos intocables. Las exigencias que nos piden los ciudadanos de rigor, decencia, honestidad y demás es absolutamente imprescindible.
Es un debate que ha existido siempre, ¿no?
-Si no lo recuerdan, se olvida.
¿Usted cree?
-En algunos casos seguro que sí. En eso las redes sociales están muy presentes las críticas, no a mi programa, a todos. Cuando nos hemos equivocado o hemos dado un dato mal y alguien nos los ha dicho; lo hemos comprobado y si tenían razón, lo hemos rectificado.
Se le considera una periodista muy agresiva. ¿Ve objetiva esa consideración?
-Depende con quién se me compara. La inspiración y las fuentes de donde yo bebo para mi trabajo están en las entrevistas del mundo anglosajón. Veo muchas entrevistas que se hacen fuera, al lado de esas entrevistas, aunque parezca muy agresiva o incisiva, soy una monja. Bueno lo de monja no, que igual me titulas por ahí y me crujes.
Es una idea, no es una monja, ¿qué es?
-Una blanda. En el mundo anglosajón no tardan tres segundos en interrumpir a un político si se considera que no está respondiendo lo que tiene que responder. ¿Y sabes qué es lo mejor?
Dígamelo.
-Que todo el mundo entiende -políticos y ciudadanos-, que es lo que tiene que ser; los periodistas no estamos para hacer la vida fácil a los políticos. Ellos tienen que dar explicaciones y lo tienen que hacer de manera rigurosa.
De aquí a 2016 nos queda a todos un sinvivir político: elecciones en Grecia, Diada, elecciones catalanas y generales. ¿No le da pereza?
-Es verdad que desde hace unos años se lleva eso de la campaña electoral permanente. Pero a los que nos gusta comentar la política no tenemos mejor momento que este. Para mí esta situación no tiene un coste que se traduzca en: Horror, llegan las elecciones.
Un tiempo en el que los políticos se ponen siempre a tiro de los periodistas.
-Sí, quiero pensar que se van a mostrar más interesados. Quizá tengamos la ocasión de escuchar a alguno que en otros momentos es más difícil.
La fotografía política que quedó tras las elecciones del 24 de mayo es muy diferente. ¿Ocurrirá lo mismo con las elecciones catalanas y generales?
-No lo sé. No soy muy dada a hacer quinielas porque me gusta que la realidad me desconcierte. Ya hemos visto que antes las encuestas acertaban y ahora casi nunca lo hacen; lo bueno de esto es que esas noches sabremos lo que ocurre y que nosotros estaremos ahí para contarlo.
Una de las discusiones que va a haber es la de los pactos y cómo se hacen los pactos después de las elecciones. ¿Usted qué cree?
-De tertuliana tengo muy poco talento. Esa pregunta quizá es más para los políticos. A mí me da igual, pero es cierto que si no se pacta y no hay mayorías, no se saca adelante ninguna ley. Ya veremos cómo termina todo.
Cambiemos de tercio. ¿Ha podido relajarse en verano?
-Como a mí me gusta mucho lo que hago, no desconecto y lo que sí hago es descansar. Aprovechas para hacer cosas que no haces durante el año por falta de tiempo. Hay una quincena de agosto que dejo Twitter, mi capacidad de concentración lo agradece y aprovecho para leer mucho más o para ver entrevistas de otros países, ver qué modelos tienen ellos para hacer sus programas.