Madrid- Fernando Gil, además de todos sus papeles principescos y de realeza, también trabaja en la serie El príncipe, aunque esta ficción, también de Tele 5, tenga poco que ver con la realeza y sus palacios, más bien todo lo contrario. Es un actor que combina los tres medios (cine, televisión y teatro) y que a los seis años, sin saber muy bien por qué, les dijo a sus padres que lo suyo era ser artista. Le gusta la música, ha estudiado solfeo, piano y guitarra, y disfruta siempre que puede subiéndose a un escenario musical. Diversas escenas de El rey se han grabado en el palacio Miramar de San Sebastián y en Bilbao, en el barco El saltillo, propiedad en su día del padre del exmonarca español.
¿A quién se parece más usted, al actual rey o a su padre?
-No sé qué decir. Tengo los ojos claros y soy alto, pero realmente lo de los parecidos es algo difícil. El maquillaje y la ropa hacen mucho en este tipo de trabajos.
Hace personajes muy regios y reales.
-Figúrate, en teatro también interpreto a Enrique VIII. Ja, ja, ja? Me deben de ver cara de príncipe o rey.
Personajes complicados los Borbones, ¿no?
-Son comprometidos. Sobre todo, porque la gente tiene una idea muy clara de su imagen. Hacer creer a la gente que tú eres esa persona en el tiempo de interpretación es complicado. Pero se intenta, y creo que salimos airosos en esta ocasión.
¿Se cree esos personajes?
-Tengo que creérmelos para poder transmitir en la interpretación. Me creo la situación por la que están atravesando en el momento de la grabación. El guion me dice lo que está sucediendo en el momento en el que doy vida al personaje. Entiendo lo que sucede e intento emocionarme con lo que le pasa y transmitirlo en cámara. ¿Creerme el personaje en sí y en la vida real? No lo sé.
Son muy mediáticos y una familia, la real, muy puesta en entredicho.
-Sí, cierto, el personaje de Juan Carlos en los últimos años ha protagonizado algunos eventos y algunas historias que han saltado a los medios de comunicación. Pero si lo pones en perspectiva con lo que pasa en la serie, a mí se me queda en anecdótico lo de Corina y los otros temas.
Esta miniserie ha estado en la nevera de Tele 5 mucho tiempo.
-Se grabó a principios de 2013, pero son las cadenas las que deciden cuándo emiten los trabajos. No sé por qué se ha mantenido tanto tiempo guardada.
¿Qué otros proyectos tiene entre manos?
-Te puedes reír, pero estoy en la serie El príncipe, y aunque el nombre es regio también, tiene poco que ver con el ambiente de palacio. Es un barrio de Ceuta y en esta serie interpreto a un personaje que es agente del CNI, un experto en comunicaciones y escuchas. Se sale totalmente del ámbito monárquico.
¿Cuántos capítulos llevan grabados de esta segunda temporada de El príncipe?
-Ocho capítulos. Te puedo decir que va a ser absolutamente trepidante, un exitazo, de eso estoy seguro.
Ya lo fue en la primera temporada.
-Cierto, el inicio de la serie fue de un éxito arrollador, pero estoy convencido de que esta segunda parte va a ser aún mejor.
¿Ha estado en Ceuta?
-Un par de semanas. Incluso se propició por parte del gobierno ceutí el que la grabación tuviera lugar allí in situ. Estábamos haciendo muchas cosas con sistema croma y en Madrid se había construido como plató un barrio ceutí de cartón piedra.
No es lo mismo que grabar sobre el escenario real, ¿no?
-No, ni por asomo. Las autoridades ceutíes nos facilitaron la labor de grabar en el lugar donde transcurre la serie. Por supuesto que es mucho más realista y más cercano contar la historia desde las calles del barrio El príncipe que desde un plató.
¿Conocía usted esta ciudad?
-He estado allí trabajando en teatro y conocía lo que es la ciudad, sus calles, su gente, su comida. Todo me parece fabuloso.
Pero seguro que no conocía el barrio donde se escenifica El príncipe.
-No, ahora sí que lo conozco y puedes entender más el guión de la serie. Vemos Ceuta como un lugar lejano, pero está a tiro de piedra, en ferry desde Algeciras no se tarda ni una hora en llegar y es un destino turístico bastante interesante.
Hablemos de Shakespeare.
-Como ya he dicho, también estoy en la obra Enrique VIII, una maravilla. Hemos estado en Londres y en Los Ángeles y seguiremos con ella porque estoy encantado con este maravilloso texto de Shakespeare.
Cuando acabe ‘El príncipe’, ¿se quedará solo con el teatro?
-No lo sé. Me han ofrecido otra cosa de televisión que aún no está totalmente cerrada y por eso no te puedo contar mucho, pero no me puedo quejar.
¿Se está planteando rechazar proyectos por falta de tiempo?
-No, no estoy en ese punto, pero ojalá se dé la situación, porque sería bueno para mí y significaría que también hay más trabajo para mis compañeros. La verdad es que mi carrera siempre ha sido ascendente. No ha habido grandes aspavientos, he ido pasito a pasito, y como se diría en el colegio voy progresando adecuadamente.
¿Siempre ha querido ser actor?
-Sí, a los seis años les decía a mis padres que quería ser actor pero sin saber dónde me metía. Quizá, si lo hubiera sabido me habría dedicado a otra cosa. Esta es una carrera con muchísimos?
¿Altibajos, quizá?
-En mi caso no, porque no he parado de trabajar. Sí que es muy exigente y yo soy una persona que tiraba para tímido.
¿Qué inconvenientes tiene ser tímido en una profesión como esta?
-Muchos. La vorágine laboral es tremenda y la competencia que hay también. Luego está la exposición a la que te sometes después de hacer un personaje? En fin, no creo que sea la mejor carrera para un tímido.
¿Tiene idea de cuál hubiera sido su futuro de no haberse dedicado a la interpretación?
-Habría sido músico, porque de pequeño mis padres me llevaron a solfeo, piano y guitarra. Además, he tenido grupos de música e incluso he producido a alguno de ellos. Y si hay algo que me gusta es subirme a un escenario y tener una guitarra entre las manos.