Envejecer es un proceso natural en el que se producen cambios físicos, psicológicos y sociales. La población mundial está envejeciendo con rapidez. Según la Organización Mundial para la Salud (OMS), entre 2000 y 2050, la cifra de habitantes del planeta mayores de 60 años pasará de 605 millones a 2.000 millones.

Habitualmente se evita el término 'viejo' por sus connotaciones negativas y se usa la palabra adulto mayor, anciano o tercera edad, y se asocia a la duración de la vida. Se diferencian tres etapas a nivel estadístico: la senectud de 60 a 70 años, vejez de 72 a 90 años, y grandes ancianos de más de 90 años. Pero lo cierto es que cada individuo envejece a una edad diferente. Sentirse joven es una vivencia independiente de los años cumplidos.

Actualmente, en la definición de vejez se utiliza el criterio socio-laboral, es decir, a partir de la jubilación. Según explica Deusto Salud, ahora la mayoría de los casos se encuentra entre los 65 y los 67 años. Pero también este concepto es relativo, ya que incluso la edad de jubilación está cambiando. Sin embargo, existen puntos comunes, como el envejecimiento patológico debido a procesos degenerativos y enfermedades que dificultan manejarse por uno mismo.

Además, hay un envejecimiento fisiológico: los procesos degenerativos o las enfermedades no impiden a la persona adaptarse a su entorno. Existe un tipo de envejecimiento denominado óptimo donde hay una elevada funcionalidad física, mental y social, que nos permite envejecer con buena salud física y mental y una implicación activa con la vida. No suele haber enfermedad grave ni dependencia, pero sí el riesgo de padecerlas por el edad.

Las personas mayores contribuyen de muchas formas a sus familias y comunidades

En todo caso, mejorar la calidad de vida de esta franja de edad es imprescindible desarrollando sus potencialidades a través de actividades para su bienestar físico, mental y social. Es una de las grandes tareas que desempeñan los terapeutas, cuidadores y otros trabajadores del ámbito sanitario del País Vasco y Navarra.

Gaizka Euba es experto en cuidados intergeneracionales y cree que los mayores deben mantenerse activos, aunque en ocasiones se muestren reticentes a participar. "Durante estos últimos años han evolucionado los gustos y las tendencias. Antes rezaban el rosario, ahora les encanta jugar al bingo. Es la actividad estrella", asegura Euba.

Son diversas las actividades que se realizan en los centros de mayores y varían según el grado de dependencia. Les animan a través de ejercicios que les aportan vitalidad. "Cada centro se ajusta al perfil de las personas que tengan. En verano se hacen unas cosas y en invierno otras. Se organizan grupos de lectura, coros, manualidades... Después, hay un espacio donde se trata el tema cognitivo".

Las visitas de niños son importantes para "sentir cariño de nuevo". Reciben a alumnos de colegios con los que experimentan diferentes emociones, aunque desde la pandemia esta actividad se realiza vía on line. Con ellos pasean en las sillas de ruedas o andadores, bailan, talleres de cocina... Entre ellos se crea un vínculo especial. "El objetivo de esta actividad es que los menores se den cuenta de lo que es una dependencia física y de que los ancianos pueden continuar participando en sociedad, animar a que visiten a sus familiares y, sobre todo, pasarlo bien. En cuanto a los mayores, lo que queremos es que se sientan útiles, escuchados y también se diviertan", declara Euba.