La esperanza de vida en el Estado español se redujo en 2022 debido a las olas de calor y a la gripe. Ambos factores provocaron un descenso de 0,1 años, situándose en 83,1. Aunque esta cifra refleja una leve recuperación respecto al fuerte impacto de la pandemia de la covid-19, aún no se alcanza el nivel prepandémico, según el informe "Esperanzas de vida al nacer 2022", publicado este lunes por el Ministerio de Sanidad.

Impacto desigual por género y edad

La brecha entre hombres y mujeres se mantiene, aunque más estrecha que en 2006. Actualmente, las mujeres viven 85,8 años de media, frente a los 80,3 años de los hombres. Sin embargo, en 2022, mientras la esperanza de vida de los hombres no cambió, la de las mujeres descendió en 0,3 años. Este descenso se atribuye, principalmente, a la segunda ola epidémica de gripe 2021/2022 y a las olas de calor del verano de 2022, que provocaron la muerte de 4.789 personas, muchas de ellas de edad avanzada y con patologías previas.

El impacto fue mayor en el segundo semestre de 2022, donde el incremento de defunciones fue especialmente notable entre las mujeres, lo que contribuyó a la mayor reducción de su esperanza de vida en comparación con la de los hombres.

Desigualdades regionales

El informe también muestra disparidades significativas en la esperanza de vida entre diferentes comunidades autónomas. Mientras Madrid lidera con una esperanza de vida de 85,2 años, seguida de Nafarroa (83,9) y Castilla y León (83,8), en el otro extremo se encuentran Ceuta y Melilla (80,1), así como Andalucía (81,9), y Canarias y Murcia (82).

Otro dato relevante es la esperanza de vida a los 65 años, que se situó en 21,2 años, 19,1 para hombres y 23,1 para mujeres, sin recuperar aún los niveles precovid.

En cuanto a los años de vida saludable, es decir, aquellos vividos sin limitaciones significativas, se situaron en 79,3 años, 0,1 menos que en 2021. Esta reducción también se concentró más en las mujeres que en los hombres.

En cualquier caso, la esperanza de vida en el Estado español sigue siendo una de las más altas del mundo. Pero los datos de 2022 evidencian el impacto de factores climáticos y epidémicos, especialmente en las poblaciones más vulnerables, como los ancianos.

A su vez, el informe resalta la necesidad de continuar enfocándose en la calidad de vida, especialmente en la prevención y manejo de enfermedades crónicas que afectan a los años vividos con salud.