Apenas una de cada cuatro mujeres vascas que manifiestan la necesidad de acceder a la primera vivienda puede hacerlo, ya que las demás tienen “ingresos insuficientes o inestables”, según el Observatorio Vasco de la Vivienda.

Son 30.556 las mujeres vascas con edades comprendidas entre 18 y 44 años las que expresan la necesidad de acceder a la primera vivienda. Sin embargo, sólo 7.983 de esas mujeres dice disponer de “ingresos suficientes” para ello. Las demás, es decir, más de 20.000, no tienen capacidad económica para hacerlo.

Es uno de los datos que refleja el Informe de acceso a la vivienda en Euskadi desde la perspectiva de género, publicado por el Observatorio Vasco de Vivienda, y que refleja que, dentro del difícil acceso de los jóvenes a su primera vivienda debido al elevado precio tanto de compra como de alquiler en Euskadi, las mujeres lo tienen aún más complicado.

Este problema es debido a que la brecha salarial entre mujeres y hombres, si bien ha descendido en los últimos años, continúa existiendo. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el diferencial en la CAV se sitúa en 5.600 euros anuales entre la ganancia media de los hombres asalariados (una media de 33.706 euros anuales) y la de las mujeres asalariadas (28.084 euros anuales). En 2008, primer año que el INE publicó este dato, la diferencia era de 6.500 euros.

Otro dato que explica esos “ingresos insuficientes o inestables” al que hacen referencia las mujeres es que sólo el 42% de las mujeres afiliadas dispone de un contrato indefinido a tiempo completo, 25 puntos porcentuales menos que los hombres.

Con estos ingresos, y teniendo en cuenta el precio de la vivienda en Euskadi, las mujeres jóvenes deberían destinar el 57% de sus ingresos medios para poder acceder al precio medio de una vivienda libre. De hecho, con su salario las mujeres podrían aspirar a comprar una vivienda de 119.000 euros.

El salario medio de los hombres les permite aspirar a una vivienda de 133.000 euros. En cuanto al acceso a la vivienda de alquiler libre, las mujeres que opten por esta opción para independizarse deberían dedicar el 55,1% de sus ingresos para hacerlo, muy por encima de la cota del 30% que se recomienda.

La renta de alquiler máxima que podría pagar una joven vasca sin superar ese 30% del esfuerzo económico se sitúa como promedio en 388 euros mensuales.

Con esa cantidad no se podría acceder ni siquiera a una habitación en un piso compartido en Donostia o Bilbao, por ejemplo, ya que esta opción se sitúa en 450 y 400 euros, respectivamente, en la capital guipuzcoana y en la vizcaína, según un reciente estudio del portal inmobiliario Idealista.

Vivienda protegida

Esta evidente dificultad para acceder al mercado libre hace que la vivienda protegida sea la mejor oportunidad para la mayoría de mujeres jóvenes que quieren independizarse. Así, a mediados de este año Etxebide tenía registradas 26.221 solicitudes de mujeres para alquilar y 6.831 solicitudes de compra.

Por tanto, ocho de cada diez solicitudes en las que una mujer aparece como única titular de la solicitud se decantan por el alquiler protegido, una demanda coherente con su situación económica más desfavorable. En el caso de los hombres, Etxebide tenía 20.517 solicitudes de alquiler y 6.719 de compra.

Otro dato confirma esta tendencia: el 43,9% del total de solicitudes en alquiler en Etxebide se corresponde con mujeres que figuran como titulares en solitario, casi diez puntos por encima de los hombres.

A finales de 2022, eran 2.736 las mujeres que aparecían como titulares en exclusiva de los contratos de compraventa o alquiler (esta segunda es la opción mayoritaria) firmados este pasado año, superando en un 27,5% el número de hombres que aparecen como titulares de las viviendas adjudicadas.

Ayudas

El Gobierno Vasco asegura en el informe que uno de sus objetivo es “facilitar en mayor medida el acceso de las personas con menor nivel de ingresos a la vivienda protegida”.

En este sentido, la respuesta a la necesidad de las mujeres más cercanas a la exclusión residencial se vertebra en torno al Derecho Subjetivo a la Vivienda, que hasta el momento ha sido reconocido a 7.318 personas, de las cuales 4.709 son mujeres.

La prestación al pago del alquiler que otorga una mayor cobertura a las mujeres en riesgo de exclusión es la PCV (Prestación Complementaria de Vivienda): un total de 12.421 mujeres recibieron esta prestación de 300 euros para el pago de la vivienda en alquiler a finales de 2022, lo que supone un 52,8% del total. Además, el programa Gaztelagun contabilizó, a finales del año pasado, 2.258 mujeres beneficiarias, frente a 1.660 hombres.

Por otro lado, 1.209 mujeres víctimas de violencia de Género figuraban de alta en el Registro de Solicitantes de Vivienda Etxebide. De ellas 79 –junto con sus hijos e hijas– resultaron adjudicatarias de una vivienda de protección pública.

La cifra

7.983 mujeres vascas entre 18 y 44 años dicen disponer de “ingresos suficientes” para acceder de forma individual a su primera vivienda. Son sólo una de cada cuatro del total de 30.556 mujeres jóvenes de la CAV que expresan la “necesidad” de independizarse. Tres de cada cuatro reconocen tener “ingresos insuficientes o inestables”.

Los datos

Brecha salarial: El diferencial en Euskadi se sitúa en 5.600 euros anuales entre la ganancia media de los hombres asalariados (33.706 euros anuales) y de las mujeres (28.084).

388 euros es la cantidad que podría pagar una joven vasca de alquiler mensual dedicando el 30% de su salario (que es el porcentaje recomendado de gasto para este concepto).

Vivienda protegida: Etxebide tenía a finales del año pasado 26.221 solicitudes de mujeres para alquilar y 6.831 solicitudes de compra.