Los delitos sexuales cometidos por menores se han triplicado en la última década. Una cifra que refleja la preocupante situación en la que se ha puesto el foco por la gravedad de los últimos ataques acaecidos en las últimas semanas. Y es que hace uno días se hizo pública la denuncia de una agresión sexual a una niña de 11 años de Badalona por parte de un grupo de seis menores de edad. Según el testimonio de la niña, los adolescentes la agredieron en un baño de un centro comercial, tras amenazarla con una navaja y lo grabaron todo en un vídeo que posteriormente fue difundido.
El caso ha provocado una gran conmoción que se acrecentó porque algunos de los agresores son inimputables al tener menos de 14 años. Algo que ha puesto sobre la mesa una problemática social y educativa que los expertos achacan en gran medida al porno. Y es que los datos demuestran que los delitos sexuales por parte de menores están en aumento.
No es un caso aislado. En los últimos días han salido a la luz otros delitos de esta índole que involucran a menores de 18 años. Cinco jóvenes fueron identificados en El Vendrell por un caso de abusos sexuales en el instituto del municipio. Además, los Mossos d’Escuadra detuvieron a otro adolescente por agredir a una chica en un domicilio de Esparreguera.
Las cifras lo demuestran. Según el INE, el año pasado los delitos sexuales cometidos por menores en el Estado creció un 60% . Por eso, la Fiscalía de Menores ha dado la voz de alarma en las últimas semanas, y ha achacado esta problemática al “efecto criminógeno” de la pornografía.
Siete de cada diez adolescentes consumen pornografía de manera frecuente, según un informe de Save the Children, que apunta a que el primer contacto suele producirse a los 12 años, una cifra que en los últimos años ha ido bajando, registrándose un acercamiento cada vez más precoz de los menores.
Para el 30% es, de hecho, su única fuente de información sobre sexualidad, más de la mitad cree que el porno da ideas para sus propias experiencias sexuales y al 55% le gustaría poner en práctica lo que ha visto.
Por eso, el psicólogo forense Javier Urra también apunta a la problemática que supone el acceso de los menores a la pornografía violenta, “lo que provoca que en muchas ocasiones vean agresiones grupales, lo que asocian a que es un acto que no tiene importancia, así como que es placentero, y lo banalizan”.
El experto alude asimismo a que toda agresión sexual lleva intrínseca el objetivo de la dominación. “Es lo que buscan”. Sin embargo, no es la única característica, ya que Urra recuerda que “la violación tiene un componente no solo fálico, sino de otro tipo de cosas. Sin entender esto no no se termina de entender bien el problema”. Y resume las características de loS agresores sexuales en la deshumanización de la víctima, dominación y pornografía.
Y es que insiste en que “no se ponen en el lugar de la víctima en ningún momento, no piensan en el dolor, no pueden pensar en el estrés postraumático, deshumanizan...”. Sostiene asimismo que “el agresor piensa en esa chica como en un objeto, no es una persona, en ningún momento pensarían que podría ser su hermana”.
Además, hace hincapié en que en multitud de ocasiones se hace en grupo “más que nada para marcar territorio, para demostrar ante los compañeros que también es muy machito y este es un gran problema”.
Por otro lado, pone sobre la mesa una estadística que ayuda a que los agresores sientan impunidad: “Se calcula que las violaciones que se denuncian es una de cada ocho. Por lo tanto, si tú violas una vez, dos y tres y no te pasa nada, puedes llegar a la conclusión de que nunca te va a pasar nada. Esta es una característica del violador, que tiene mucho de dominar”.
EDUCACIÓN
Otro aspecto que destaca Urra es un posible efecto rebote de la lucha feminista en el Estado. Según sostiene, “esta sociedad donde la mujer está luchando por conseguir la igualdad va calando en la sociedad, en las mujeres sin duda, a los hombres en gran medida, pero en algunos tiene un efecto rebote, un efecto de decir, pero ¿esto de qué va?”.
Así, el psicólogo navarro apunta que “en algunos entornos en los que no tienen pautas educativas correctas de valores, de virtudes, de compasión, de cariño, de perdón, de respeto y al no tener todo ese tipo de educación pues a veces cometen hechos tan terribles como este”.
Así las cosas, el experto se muestra pesimista y asegura que “el pronóstico es malo”. Sobre todo por el hecho de que niños con 12 años consuman una pornografía violenta. “Si en su casa no se explica lo que es el amor, que no tiene nada que ver con el querer, y que es lo opuesto al poseer. Si no se les marca criterios esenciales, pues es que van a creer que esa es la realidad de la sexualidad”, apunta.
PERFIL MARCADO
En cuanto al perfil del agresor, Urra insiste en que suele seguir patrones claros. De hecho, denuncia que “si tienes una familia que es un desastre, que el padre está todo el día de putas, que además está todo el día puesto de cocaína y que pasa del hijo, pues poco vas a conseguir”.
Así las cosas, pone sobre la mesa una pregunta: “¿Cuántos padres de esos jóvenes agresores piden perdón a la familia de la agredida? Esto me parece que es muy sintomático de quien los educa o mal educa”, zanja el psicólogo forense.