La Mano de Irulegi, una plancha de bronce con forma de mano, incluye la palabra "Sorioneku (Zorioneko)", la única que ha podido ser descifrada de las cinco que aparecen inscritas. El experto en epigrafía de la Universidad de Barcelona Javier Velaza y el lingüista Joaquín Gorrochategui han explicado este lunes el fenomenal hallazgo, el texto más antiguo escrito en lengua vascónica (antecedente del euskera).

El uso de la palabra sorioneku (afortunado/dichoso) alude indudablemente a un mundo personal, ritual e inmaterial.

Para los expertos se trata del primer documento “indudablemente escrito en lengua vascónica”. Mientras el texto paleohispánico del mosaico de Andelos, de una cronología similar, lleva 25 años en discusión sobre cuál es su lengua, en el caso de la mano de Irulegi, en cambio, los indicios parecen irrefutables.

Además de que la primera palabra (sorioneku) se entiende en el vasco actual, la presencia del símbolo T ya es suficiente para habar de un sistema de escritura propio adaptado del ibérico. El símbolo T no existe en el ibérico, pero sí aparece en dos monedas vasconas de Navarra (ontikes y unambaate). Así, parece claro que los vascones utilizaron el semisilabario del ibérico, lo adaptaron a su lengua incluyéndole características propias y lo emplearon para escribir su lengua, el vascónico.

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La mano de Irulegi Javier Bergasa

Mattin Aiestaran, arqueólogo de Aranzadi: "Parece ser que cogieron el sistema gráfico o signario de los íberos, lo adaptaron y lo utilizaron para escribir en su idioma. No era propiamente euskera, sino eso que se llama lengua vascónica, el antecedente del euskera de hace 2.100 años".

Su antigüedad, primer tercio del siglo I a.C., la convierte en un hallazgo excepcional. La mano ha sido encontrada en el marco de las excavaciones que se están llevando a cabo en el poblado de Irulegi (Valle de Aranguren), habitado entre la mediados de la Edad del Bronce (s. XV a XI a.C) y final de la Edad del Hierro (s. I a.C). El proyecto está promovido por el Ayuntamiento del Valle de Aranguren y cuenta con subvención del Gobierno de Navarra. La campaña la realiza la Sociedad de Ciencias Aranzadi.

María Chivite, presidenta del Gobierno de Navarra, ha presidido esta mañana el acto de presentación, celebrado en el Palacio de Góngora. Ha estado acompañada por la consejera de Cultura y Deporte, Rebeca Esnaola; por el alcalde del Valle de Aranguren, Manuel Romero, y por el presidente de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Jokin Otamendi.

Durante la presentación, han explicado el hallazgo los arqueólogos Mattin Aiestaran, director de la excavación de Irulegi; y Berta Balduz, restauradora del Gobierno de Navarra. La importancia lingüística ha sido abordada por Joaquín Gorrochategui, experto en paleolingüistica y catedrático de Lingüística Indoeuropea en la Universidad del País Vasco, y por Javier Velaza, exerto en epigrafía y catedrático de Filología Latina en la Universidad de Barcelona.

El próximo 16 de diciembre se celebrará una jornada para dar a conocer el descubrimiento en profundidad.

Hallada en junio de 2021

La “mano de Irulegi” fue hallada el 18 de junio de 2021, junto a la entrada de una de las viviendas excavadas en el yacimiento. Pero la inscripción no ha sido descubierta hasta el pasado 18 de enero de 2022, cuando se iniciaron las labores de limpieza y restauración de la pieza.

Una inscripción de hace más de 2.000 años

La inscripción consta de cinco palabras (40 signos) distribuidas en cuatro líneas. El alfabeto empleado para escribir el texto pertenece a la familia de los semisilabarios ibéricos. Pero presenta algunas características que llevan a catalogarla como un subsistema específico del territorio vascón, entre ellas el uso del signo T, no presente en otros subsistemas.

La traslación de la inscripión al alfabeto latino es la siguiente: 

  • sorioneku · {n}
  • tenekebeekiŕateŕe[n]
  • oTiŕtan · eseakaŕi
  • eŕaukon ·

Destaca el parecido entre la primera palabra –sorioneku- y el vocablo vasco zorioneko (de buena fortuna, de buen agüero). El resto de la inscripción no ha podido ser descifrada hasta el momento. 

En consecuencia, la “mano de Irulegi” introduce novedades significativas en el mundo arqueológico y lingüístico. Por un lado, confirma la existencia de un sistema gráfico específico, derivado de una variante del signario Ibérico, llamado “signario vascónico”. Además, certifica el empleo de la lengua vascónica en el área geográfica en el que ha sido descubierta a inicios del siglo I a.C.; es decir, hace más de 2.000 años.

Según los investigadores, la inscripción representa el texto antiguo más extenso en lengua vascónica conocido hasta el momento. Junto con los testimonios de las monedas acuñadas en esta zona y otros epígrafes, cuya atribución es debatida -el mosaico de Andelo, el bronce de Aranguren y una inscripción sobre piedra de Olite-, viene a mostrar el uso de la escritura por parte de los antiguos vascones, en un episodio de alfabetización que, por lo que hasta el momento se conoce, parece haber sido relativamente modesto, pero que queda atestiguado por la pieza de Irulegi.

El testimonio supone también una singularidad por lo que respecta a la tipología y morfología del soporte (una mano clavada con los dedos hacia abajo) y a la técnica inscriptoria empleada (punteado después de un esgrafíado).

Un yacimiento de singular importancia

El objeto ha sido encontrado en el yacimiento arqueológico del poblado situado en la cima del monte Irulegi, en la base del castillo del mismo nombre. Se trata de un asentamiento habitado, desde la Edad del Bronce medio tardío (entre los s. XV y XI a.C), hasta el primer tercio del s. I a.C. En esa fecha fue abandonado tras ser incendiado por tropas romanas, en el marco de las guerras sertorianas (años 83-73 a.C), un conflicto civil entre los romanos Quinto Sertorio y Lucio Cornelio Sila, en el que los pobladores autóctonos tomaron partido.

El yacimiento está ubicado en la zona más exterior del antiguo poblado. Se trata de una zona abierta con una superficie de 370 m2, en la que han aparecido dos viviendas de unos 70 m2 y parte de la vía principal, de 4 metros de anchura.

Su excavación es de singular importancia, dado que ofrece una imagen “congelada” de la época. Esto es así, porque el poblado fue incendiado y los muros cayeron sobre las viviendas, sepultando, pero también protegiendo, lo que se encontraba en su interior. Ello ha permitido encontrar cerámica y objetos cotidianos en buen estado de conservación.

Un poblado anterior a Pamplona

Situado a 893 metros de altura, Irulegi es uno de los ejemplos más notables de poblados fortificados de la zona. Su privilegiada situación geográfica, con vistas de 360 grados sobre la cuenca de Pamplona y sobre los pasos que unen el sur de Navarra con los valles pirenaicos, le conferían un importante valor defensivo.

El enclave primitivo ubicado en la base del castillo, de 2,2 hectáreas, fue creciendo a lo largo de los siglos hasta alcanzar en el siglo I a.C unas 14 ha., incluidos espacios para la agricultura y la ganadería. El recinto estaba rodeado por murallas. Aunque es difícil calcular el número de habitantes, se estima que podrían vivir entre 100 y 200 personas.

"Un hito histórico"

La Presidenta Chivite ha definido como “un hito histórico de primer orden” el hallazgo, ya que supone “un salto como pocos en el conocimiento que hasta ahora teníamos de nuestra historia y nuestra cultura”.

Ha destacado también el “riguroso” trabajo realizado, lo que, a su juicio, avala la veracidad del descubrimiento. Por ello, ha dado la enhorabuena a todos los coprotagonistas: expertos (arquéologos, historiadores, lingüistas y epigrafistas), a la Sociedad de Ciencias Aranzadi, al Ayuntamiento del Valle de Aranguren y al Servicio de Patrimonio Histórico del Gobierno de Navarra.

“Lo más apasionante es que este es solo el comienzo. No sabemos qué otros tesoros guarda Irulegi” ha concluido la Presidenta, quien ha garantizado la colaboración del Gobierno de Navarra en la conservación y divulgación de estos descubrimientos.