Cuando a Diego Albéniz le propusieron por primera vez ponerle dedos del pie en la mano se negó rotundamente. Le parecía algo impensable y no le transmitieron la seguridad y confianza que necesitaba en ese momento. Sin embargo, exactamente 11 meses después de que perdiese cuatro dedos de la mano derecha –todos menos el pulgar– en un accidente de tráfico, este joven navarro de 21 años tiene tres falanges de sus pies en la mano, tras haberse sometido a una compleja cirugía de reconstrucción en el Hospital Vithas La Milagrosa de Madrid

Diego reconoce que, desde luego, no es lo más estético, pero gracias a esta intervención –que se realizó con éxito el pasado 14 de octubre– podrá volver a usar su mano derecha “casi para todo”. La rehabilitación es larga y todavía tendrán que pasar meses para que los tres dedos del pie –ahora de la mano– tengan plena movilidad y sensibilidad, pero Diego ya sueña con lo que podrá volver a hacer a partir de ahora: “Mi ilusión es volver a atarme los cordones. Parece una tontería, pero no poder hacer eso tú solo da mucha impotencia. También me gustaría volver a escribir porque con la izquierda me apaño bastante mal, aunque no quiero hacerme demasiadas ilusiones”.

Y se marca una meta personal: “Quiero volver a jugar a fútbol. Iba a empezar a entrenar otra vez en el Idoya de autonómica, mi equipo, pero justo me llamaron para operarme y no pude. Además, soy lateral derecho, lo que implica tener que sacar de banda y yo no podía”.

Ahora, Diego se recupera en su casa de Iruñela (Tierra Estella), algunos días con más dolor que otros y con la mala sensación de sentirse dependiente. Reflexiona sobre todo lo ocurrido y aunque reconoce haberlo pasado realmente mal –“no le deseo esto ni a mi peor enemigo”– se muestra esperanzado con el futuro que tiene por delante y con todo lo que podrá hacer: “Espero volver a estudiar pronto”.

14 de noviembre de 2021, el accidente

Todo comenzó el domingo 14 de noviembre de 2021. Diego iba de copiloto en el coche con un amigo cuando se salieron de la calzada y dieron vuelta de campana en Murieta, a 20 kilómetros de Iruñela, su pueblo. No recuerda bien lo ocurrido, pero como consecuencia del impacto sufrió graves heridas en su mano derecha. “Fui trasladado al hospital en helicóptero y de ahí me mandaron al hospital de Burgos, que tiene una unidad especial de la mano. Allí lo primero que me hicieron fue ponerme un injerto de la pierna en la mano, porque había perdido la piel del dorso”, recuerda el joven.

A Burgos llegó con el pulgar y tres dedos, el índice lo perdió en el momento del accidente y allí trataron de salvarle los que le quedaban. “Iban pasando los días y yo ya veía que los dedos no salían adelante, que no mejoraban y al final decidieron amputarme todos menos el pulgar, fue el único que pudieron salvar”, relata.

Tras 12 días de ingreso “muy duros”, a Diego le propusieron ponerle dos dedos del pie en la mano, opción que declinó: “Era la primera vez que escuchaba que se podía hacer eso. Me proponían ponerme dos dedos del mismo pie y en ese momento no quise saber nada porque yo quería volver a jugar a fútbol y quitándome dos dedos del mismo pie después iba a tener problemas para correr. Además, dos dedos en la mano me parecía un poco escaso”.

Así que volvió a casa con una mano derecha que prácticamente era un muñón. Su vida había cambiado por completo, pero decidió que tratar de hacer una vida lo más normal posible, a pesar de las lógicas limitaciones, era la mejor solución para seguir adelante. “Volví a estudiar para acabar el grado que estaba haciendo de Asistencia y Sanidad Animal. Quería volver a la normalidad cuanto antes y he intentado hacer todo lo que he podido teniendo solo una mano”, detalla Diego.

La mano derecha de Diego antes de la intervención

Pero el joven de 21 años buscaba algún tipo de solución. A sus oídos llegaron diferentes opciones: desde una mano ortopédica a una prótesis biónica. Hasta que un día le hablaron del doctor Francisco del Piñal, jefe de la Unidad de Cirugía de la Mano y Microcirugía del Hospital Vithas Madrid La Milagrosa, que llevaba a sus espaldas más de 600 reconstrucciones de mano, precisamente, con dedos de los pies.

“En mi consulta apareció un día y tenía dudas, como es lógico. Pero le puse el mejor ejemplo posible para convencerle”, relata Piñal. El cirujano le contó a Diego la situación de Julen, un joven escalador navarro que tuvo que someterse a la misma reconstrucción con dedos de los pies y que, a día de hoy, no le impide trepar paredes. “El doctor Piñal me dio la seguridad que no me habían transmitido antes, así que decidí operarme y a las tres semanas de la consulta ya estaba en quirófano”, recuerda el joven.

12 horas en quirófano

El día de la operación Diego reconoce que estaba “acojonado”, al fin y al cabo tenían que amputarle tres dedos de los pies y trasplantarlos a la mano, una cirugía compleja que se alargaría más de 12 horas. No obstante, el buen hacer de los cirujanos, encabezados por el doctor Piñal, hizo que la intervención se llevase a cabo con éxito el pasado 14 de octubre.

En concreto, le trasplantaron el 2º y el 3º dedo del pie derecho y el 2º del izquierdo. “Se trata de conectar los nervios, las arterias y las venas con ayuda de un microscopio, porque son cañerías que tienen un milímetro de diámetro y les damos puntos, como si fueran de soldadura”, explica el cirujano. A diferencia de una prótesis, la reconstrucción de la mano permitirá a Diego volver a sentir, tocar y coger objetos, aunque para esto todavía tendrán que esperar unos meses.

“Los nervios que conectamos a los dedos del pie son los de su mano, por lo que ahora van a ir a otro sitio pero el cerebro detecta que ahí puede llegar la información”, expone Piñal, que matiza que ahora mismo las falanges están muertas: “Los dedos están muertos, pero ahora al estar conectados a los nervios de la mano, éstos irán creciendo a razón de un milímetro al día, por lo que tardará meses en recuperar la sensibilidad”.

El doctor Piñal atiende a Diego tras la intervención en el Hospital Vithas La Milagrosa de Madrid Cedida

En cuanto a las funciones que podrá realizar, el doctor explica que, aunque con limitaciones, podrá llevar una vida prácticamente normal, pudiendo escribir, conducir o elaborar cosas con las manos. ¿Y qué pasa con los pies? Pues aunque la estética se ve claramente afectada, no hay ningún problema a nivel funcional, es decir, podrá caminar y correr sin problemas. “He tenido pacientes que después de esta operación hasta han corrido maratones”, expresa el doctor.

Rehabilitación

Ahora a Diego le tienen que quitar unos hierros que le pusieron en los pies tras la operación y cuando las cicatrices hayan sanado empezará la rehabilitación que será similar a la de “una lesión tendinosa”, por lo que la podrá hacer en su propia casa. No tiene prisa y quiere que el proceso de rehabilitación vaya “despacito y con buena letra”, pero no puede evitar pensar en la nueva oportunidad que se le abre ahora.

“Estoy muy contento porque llevo un año viviendo solo con una mano y ahora voy a recuperar la otra”, señala el vecino de Iruñela, que actualmente tiene concedida una discapacidad del 33%. “Mi vida se paralizó hace un año y ahora tengo muchas ganas de hacer cosas. Me gusta mucho la mecatrónica y estoy pensando estudiar algo relacionado con eso, aunque ahora mismo solo pienso en recuperarme bien”, expresa Diego.