Una policía municipal denuncia abusos sexuales en San Fermín
El autor de los hechos, un hombre de 50 años, ha sido condenado en el juzgado de guardia
Un ciudadano de origen centroeuropeo de más de 50 años de edad ha sido condenado en el juzgado de guardia de Pamplona por un delito de abusos sexuales cometidos sobre una policía municipal uniformada en la noche del Chupinazo. El denunciado, que ya se encuentra de regreso a su país, aceptó una pena de ocho meses de prisión por los graves tocamientos efectuados sobre la agente en la plaza de San Nicolás. Además, debe pagarle 850 euros en concepto de responsabilidad civil por los daños morales causados.
Según el escrito de acusación con el que se conformó este individuo, los hechos ocurrieron sobre las 23.00 horas del día 6 de julio. Al parecer varios agentes de la Policía Municipal de Pamplona, entre ellos la víctima de los hechos, habían acudido hasta la plaza San Nicolás por una llamada de emergencia debido a un aviso de caída de un balcón. Los agentes formaron un cordón de seguridad en el lugar y ahí ocurrieron los hechos denunciados.
Los tocamientos ocurrieron durante una actuación policial
El acusado regresaba a su hotel y admitió estar bebido. Lo hacía al parecer tambaleándose de un lado a otro de la calle. Y al observar a la agente, le realizó varios tocamientos de fuerte intensidad por las piernas y hasta sus partes íntimas. Fue identificado sin lugar a dudas por la policía que sufrió los abusos y por sus compañeros.
En principio el acusado negaba los hechos tras haber sido arrestado en el momento y pasar la noche en comisaría. Sin embargo, en el juzgado de guardia, abonó el dinero correspondiente a la responsabilidad civil y se conformó con la pena en un juicio rápido. Hasta el día de ayer habían sido ocho las personas denunciadas por abusos sexuales, todos en forma de tocamientos, durante las fiestas de San Fermín.
No constan por ahora denuncias por agresión sexual, aunque varias personas, hasta tres mujeres y un hombre, relataron haber sido víctimas de unos pinchazos que no supieron identificar y que, después de los mismos, perdieron la orientación y sufrieron algún tipo de mareo, en lo que podría tratarse de potenciales casos de sumisión química.
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