Las nuevas subvariantes de Omicron son mucho más contagiosas que las anteriores y aunque sus efectos son más leves que antes la dosis de recuerdo el próximo otoño de la vacuna contra la covid-19 "no nos la quita nadie".

Así lo cree el doctor Vicente Soriano, especialista en enfermedades infecciosas y profesor de la facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Internacional de La Rioja, que ha detallado que la subvariantes que predominan ahora mismo de Omicron "se llamana BA4 y BA5" pero "las posibilidades de que aparezcan otras son infinitas".

Estas subvariantes "se parecen más al virus de la gripe", asegura este especialista porque "atacan a las vías respiratorias" y "causan menos problemas pulmonares" y "por eso mismo, afectan a más personas" que anteriores variantes y subvariantes "pero tienen menos efectos" y "si va más gente a los hospitales es porque tienen otras patologías y por protocolo se les deriva", considera.

Cree que en estos dos años "hemos aprendido bastante del virus" tanto que "creo que sabemos lo que puede dar de sí y que la cara más mala de la pandemia ha pasado, que se va a quedar como una gripe más", en especial si "cumplimos cuestiones sencillas, como la distancia social y estar vacunados".

"Habrá que asumir el tener dosis de recuerdo y la de otoño, creo que no nos la quita nadie", incide este especialista en enfermedades infecciosas, en especial en VIH, que detalla que hay estudios según los cuales "la inmunidad contra la covid, por la vacuna o por haberla pasado, se pierde a los meses" lo que "hace evidente que van a ser necesarias esas dosis".

Advertencia a los chavales

No tiene tan clara la efectividad de otras medidas contra la extensión del coronavirus, como la de recuperar la mascarilla para toda la población, porque "ya se ha dado el paso de quitarla y volver atrás es muy difícil" con lo que "quizás es mejor focalizar el mensaje" y "decir que es mejor que la lleven personas vulnerables y sus familias".

"Decirle ahora a chavales de 18 años que se tienen que poner de nuevo la mascarilla es quemar el mensaje a cambio de un beneficio mínimo, mientras que el foco hay que ponerlo en quienes tienen más posibilidades de contagiarse con consecuencias graves", considera Soriano.

Por ello cree que "al decir ciertas cosas, como el recomendar el uso de la mascarilla, hay que contar también con el agotamiento que tiene la sociedad" y "saber que es mucho mejor focalizar el mensaje en quienes tienen más riesgos", ha concluido.