- El profesor Adil Najam, decano de la Escuela Pardee de Estudios Globales de la Universidad de Boston, ha realizado una rigurosa prospección de cómo será el mundo después del coronavirus. Empeñado en saber cómo impactará el covid en nuestro futuro, convenció a sus compañeros de la Universidad de Boston para desarrollar un proyecto en el que recogería las respuestas de 99 expertos en todo tipo de materias. Aunque algunas de las visiones arrojan cierto pesimismo, este académico e intelectual pakistaní trata de equilibrar las cosas y ver luz al final del túnel. Invitado por Sabino Arana Fundazioa, en el marco de su jornada La agenda política poscovid, el viernes estuvo en Bilbao desgranando algunas de estas teorías.
En esta prospección, los expertos consultados son bastante pesimistas. Casi todos esperan muchas más turbulencias en el panorama político y económico en el mundo poscovid.
—Eso es correcto. Y puede dar miedo porque hay muchas incertidumbres y muchas cosas que en esta nueva era pueden ir en dirección negativa. Pero la lección más importante que debemos extraer es que también existen oportunidades. En chino la palabra para oportunidad y riesgo es la misma y siempre dicen que los riesgos y los desafíos proporcionan la oportunidad de realizar cambios importantes. El mundo ya estaba bastante complicado antes, y quizá ahora haya la oportunidad de reconfigurarlo.
Economistas como Angus Deaton, que ganó el Nobel en 2015, asegura que tardaremos en ver el progreso unos veinte años.
—No creo que, en conjunto, nuestros expertos fueran tan pesimistas. Porque en realidad también ha habido muchas sorpresas, incluso para ellos. La primera es en relación con la rapidez que se han hecho ciertas cosas. Ha sido un milagro la velocidad con la que han llegado las vacunas. Es científicamente increíble el éxito que han tenido. Yo mismo no hubiera creído hace 18 meses que pudiera estar aquí sentado, en Bilbao, con una vacuna con una fiabilidad casi perfecta. Así que creo que la ciencia ha resultado ser un recurso magnífico y también creo que los historiadores destacarán con qué rapidez encontramos el dinero. Todavía hay muchos problemas pero en Europa, en China, o en Estados Unidos, estaban disponibles los recursos y ahí hay una buena narrativa. Lo malo es que ha sido desigual. Que mientras que la vacuna está disponible para nosotros, para dos tercios del mundo no lo está y el reto es que mientras no estemos todos seguros, nadie lo estará.
¿Cree que esta pandemia ayudará a invertir más dinero en la sanidad pública y reforzar el sistema?
—Ojalá. Deseo que sea así. Una de las mejores cosas que pueden pasar es que nos empecemos a centrar en el sistema de salud pública en todo el mundo tanto en países ricos como en países pobres. La pandemia nos ha enseñado lo caro que resulta un mal sistema de salud. Un mal sistema de salud es mucho más caro que uno bueno porque este último es capaz de prevenir cosas terribles.
Algún estudioso manifestaba que esta crisis nos alejará de la hiperglobalización. ¿Se va a tender más a lo local?
—El mundo se ha visto obligado a volverse más local. Sin embargo, aunque nos hemos vuelto más cercanos, no somos menos globales. Piensa que nos quedamos en casa, confinados, y pedimos cosas por Amazon, por internet... y nos convertimos en consumidores de productos fabricadas en el exterior. El peligro se debe no a la pandemia sino a las políticas que ha desencadenado. No sabemos qué ocurrirá con la hiperglobalización porque depende de cuestiones comerciales como las tensiones entre Estados Unidos y China que no tienen que ver con la pandemia, sino con la política global. Por lo tanto, tengo la esperanza de que nos volveremos más locales, y apreciaremos más nuestras cosas, pero sin desengancharnos de lo global y de la conectividad que nos ofrece actualmente el mundo. Pero lo más importante es que aquellos que no se están beneficiando de la globalización, aquellos que, de hecho, están sufriendo sus daños, deben empezar a integrarse de nuevo dentro de esa relación económica.
¿Cuál es su propio análisis de cómo han actuado las autoridades sanitarias europeas frente a, por ejemplo, las norteamericanas?
—Creo sinceramente que todavía estamos intentando saber qué ha funcionado porque los diferentes países han tenido diferentes planteamientos. Y no sé quién lo ha hecho mejor. Lo que sí sé es que en Estados Unidos ha habido una politización de las vacunas. En lugar de verlo como una cuestión de salud se convirtió en una cuestión política, especialmente en el paso de la presidencia del señor Trump al señor Biden. La politización de la ciencia ha sido un aspecto trágico en Estados Unidos. Aunque creo que Europa no ha sufrido esto.
Después de oír tantas voces autorizadas, ¿a qué conclusión ha llegado sobre el impacto del coronavirus a nivel mundial?
—A que es una historia triste. Porque a nivel mundial es una historia de inequidad e injusticia. Es una pena que, a pesar de que seamos tan ricos a nivel global, a pesar de que estemos tan avanzados científicamente y tengamos tantos conocimientos, el coronavirus también ha sacado el egoísmo personal. Yo no he visto el planteamiento multilateral para colaborar que hubiera esperado. Por lo tanto todavía quedan miles de millones de personas fuera del sistema.
O sea esta pandemia no nos ha hecho mejores, como se decía, ni avanzamos hacia una sociedad más solidaria.
—Espero que salgamos mejores pero todavía no. Por ahora no veo ninguna evidencia. Y de alguna manera, es una prueba como sociedad. Tenemos los conocimientos, tenemos el dinero pero ¿tenemos la sabiduría para unirnos en esa solidaridad y en esa acción colectiva?
A nivel tecnológico, ha habido más robotización, todo se ha hecho vía telemática con teletrabajo. ¿Eso ya llegado para quedarse?
—La tecnología está aquí para quedarse pero la pregunta debería ser qué significa eso a nivel humano, qué significa para el empleo, para los trabajadores y qué significa para la interacción social.
“El problema es que mientras la vacuna está disponible para nosotros, para dos tercios del mundo no lo está”
“La rapidez con la que han llegado las vacunas y hemos encontrado los recursos, ha sido un auténtico milagro”