urante las duras semanas de confinamiento, un millar de organizaciones sociales reclamaron por carta al Gobierno español una regularización extraordinaria de 600.000 inmigrantes y solicitantes de asilo ante la situación de total desamparo que dejaba la pandemia a aquellas personas en situación administrativa irregular, sin trabajo y sin poder beneficiarse de las ayudas sociales.
Italia abrió esta puerta a las personas que se dedicaban a labores agrícolas y de cuidados domésticos, mientras que Portugal decidió regularizar a todos los inmigrantes que hubieran solicitado permiso de residencia, con el fin de garantizar los derechos a todos los ciudadanos que residen en el país. En cambio, el Estado español decidió no sumarse a estas iniciativas.
"El Estado relajó algunos de los requisitos en materia de reagrupación familiar o permisos de residencia, dio impulso a algunas de las solicitudes que estaban pendientes de resolución y abrió la mano con el binomio inmigración-empleo agrícola. Se dieron algunos pasos positivos pero duraron lo justo. Después, ni atisbo de medidas un poco más profundas como las que se tomaron en Portugal o en Italia", explica Carlos Arce, coordinador de Migraciones de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA).
"Ahora, todos esos atisbos positivos han desaparecido y volvemos a que los derechos de las personas migrantes están siempre en la última línea de la agenda. Todos los recursos sociales que se ponen en marcha, como el Ingreso Mínimo Vital, obvian a todas las personas que están en situación documental irregular, que no pueden ni soñar acercarse a esas medidas excepcionales. Y tiene también serias dificultadas las personas en situación administrativa, porque siempre tienen un plus de tramitación", añade Arce.
Sin embargo, la creencia social es la contraria gracias a los bulos difundidos en redes, algunos medios de comunicación y por parte de algunos representantes políticos . "Nuestro enemigo común es la desinformación", destaca, al respecto, Mamadou Dia, fundador de la asociación Hahatay, ubicada en Gandiol, Senegal, que explica que a su regreso al Estado español ha vuelto a encontrarse "no solo con las fronteras físicas, también las mentales".
A falta de datos oficiales sobre la entrada de inmigrantes al Estado este año, lo que sí es un hecho es la caída de la llegada de inmigrantes desde el inicio de la pandemia debido, principalmente, al cierre de fronteras. Y es que la inmensa mayoría de las personas que llegan tanto al Estado como a Euskadi lo hacen en avión.
En la CAV, la tasa de población inmigrante es del 10%. Tras años de cifras a la baja debido a los efectos de la anterior crisis económica -en 2014 y 2015 hubo saldo negativo-, el año pasado se dio uno de los mayores crecimientos de la última década, al ingresar un total de 19.201 personas. El año anterior, lo hicieron 15.462.
En cuanto al perfil, algo más de la mitad de las personas que llegan son latinoamericanas. "Eso es debido a la demanda del mercado laboral. Los hombres se emplean, principalmente, en hostelería, servicios, construcción, y las mujeres, en servicio doméstico y hostelería", explica Julia Shershneva, directora de Ikuspegi. Precisamente, algunos de los sectores más golpeados por la actual crisis.
"La población que antes era ya vulnerable, ahora va a estar aún peor. Muchos tienen trabajos precarios, habrá que ver, por ejemplo, qué pasa con las trabajadoras del servicio doméstico, que es una población muy poco protegida, del sector de la hostelería, los autónomos, porque entre la población paquistaní, asiática y también latinoamericana hay mucho autónomo...", subraya.
En el Estado español, las cifras son similares. "La frontera sur es una vía de entrada muy residual. Por ejemplo, solo un 5% de las personas que están en situación irregular en España han entrado por la frontera sur, la mayoría entra por Barajas, El Prat y los Pirineos", apunta Arce.
Al respecto, una investigación de la Fundación porCausa y la Universidad Carlos III de Madrid señala que, a finales de 2019, había entre 390.000 y 470.000 personas en situación irregular en el Estado, lo que supone apenas un 0,8% de la población total y no supera el 13% de los inmigrantes de fuera de la UE. De hecho, según este estudio, casi cuatro de cada cinco migrantes irregulares proceden de Latinoamérica; África entera solo genera un 9,2% de los migrantes irregulares que actualmente viven en el Estado español.
Estas personas ya estaban antes de la pandemia en una situación extremadamente vulnerable; ahora, su situación se ha agravado todavía más. "Dentro de la poca organización general que se ha dado, esto no es una excepción. Al menos ha servido para poner de relieve las situaciones lamentables que se dan, por ejemplo, con los trabajadores agrícolas", señala el coordinador de Migraciones de APDHA.
La frontera sur, por su parte, no ha sufrido mucha variación respecto a antes de la pandemia, ya que siempre ha estado cerrada, mucho más en los últimos años. "Las fronteras ya existían antes y han perjudicado a miles de personas. Ha habido cierre de fronteras en África, pero hacia el norte, la frontera siempre ha existido. Lo que ha pasado es que se ha aprovechado la crisis para endurecerla más", se queja Mamadou Dia.
La Organización Internacional para las Migraciones, por su parte, advirtió hace unas semanas de que la irrupción de la pandemia del coronavirus y los cierres fronterizos no han hecho más que aumentar los riesgos que sufren los migrantes durante sus travesías en un contexto en el que el apoyo humanitario y el rescate son cada vez menos accesibles. Según los datos que ofrece su Proyecto de Migrantes Desaparecidos, durante el primer semestre del año, muchos de ellos quedaron varados debido a los cierres de fronteras y no pueden llegar a un lugar seguro, además de carecer acceso a los servicios de salud.
"Se hable o no se hable de él, el fenómeno migratorio existe y sigue existiendo, por ejemplo, el reguero de muertes en el Mediterráneo. Lo que llevamos de año, han perdido la vida o desaparecido en la frontera sur occidental de España un total de 354 personas, según nuestros registros. Esa es una realidad constante.", sostiene Arce.
Además, este año se aprecia que la llegada de inmigrantes por vía irregular sigue cayendo. "En 2019 tuvimos más de un 60% de descenso y este año llevamos un 30% más. La razón: la actuación de Marruecos", apunta. "Sin embargo, aunque hay un bajón en la atención informativa sobre las migraciones, cada vez que asomas la nariz a los medios de comunicación o al debate político, aparecen de forma negativa o criminalizadora", lamenta. "El primer caso de Covid diagnosticado en Senegal fue importado de España. Mi pregunta es la siguiente: ¿Qué hubiera pasado al revés? ¿Si el primer caso en España hubiera venido de Senegal o Gambia?", lanza Mamadou Dia.
10% En la CAV, la tasa de población inmigrante es del 10%. Tras años de cifras a la baja debido a los efectos de la anterior crisis económica -en 2014 y 2015 hubo saldo negativo-, el año pasado se dio uno de los mayores crecimientos de la última década, al ingresar un total de 19.201 personas. El año anterior, lo hicieron 15.462.
0,8% A finales de 2019, había entre 390.000 y 470.000 personas en situación irregular en el Estado, lo que supone apenas un 0,8% de la población y no supera el 13% de los inmigrantes de fuera de la UE. De hecho, casi cuatro de cada cinco migrantes proceden de Latinoamérica; África entera solo genera un 9,2% de los irregulares que viven en el Estado español.
5% Solo un 5% de las personas que están en situación irregular en España han entrado por la frontera sur, la mayoría accede al país por los aeropuertos de Barajas, El Prat y a través de los Pirineos.
"Los derechos de las personas migrantes están siempre en la última línea de la agenda"
Miembro de APDHA
"Se ha aprovechado la crisis para endurecer todavía más el cierre de fronteras de los países"
Fundador de Hahatay