l miedo al contagio, el duelo por la pérdida de un familiar, las carencias de atención psiquiátrica y la incertidumbre por el futuro son algunos de los obstáculos que amenazan la salud mental en estos días y que pueden provocar la aparición de ansiedad, depresión, cambios en el apetito, alteraciones del sueño o un incremento del consumo de alcohol y de otras sustancias tóxicas.
De hecho, los expertos reconocen que las próximas pandemias serán la depresión, la ansiedad y el estrés. "El impacto en la salud mental provocado por la pandemia del covid-19 será tremendo", sostuvieron en un reciente encuentro virtual organizado por Bumberg Summits.
En el foro de debate, el presidente de la Fundación Bumberg, el doctor Ignacio Para, destacó que los pacientes con problemas mentales han sufrido su dolencia "en casa y principalmente han sido personas vulnerables", lamentó. "Pacientes que por la presión asistencial derivada del covid-19 no han estado atendidos como hubieran debido, aunque los profesionales con las nuevas tecnologías hicieron su trabajo lo mejor que pudieron", subrayó. "La situación por la que han atravesado muchos de ellos durante estos meses ha sido dramática y eso está pasando factura ahora también a su entorno", remarcó.
Blanca Reneses, jefa de Servicio de Psiquiatria y Salud Mental del Hospital Clínico San Carlos, de Madrid, incidió en que hay que estar preparados para no cometer los mismos errores. "Aunque no se quiera decir que la pandemia del futuro es la depresión, no se puede obviar lo que ha ocurrido".
En este sentido, el doctor Manuel Martín Carrasco, director médico de la Clínica Psiquiátrica Padre Menni, de Iruñea, reconoce que si bien el confinamiento generalizado por la pandemia ha llegado a su fin, aún se corre el riesgo de una vuelta atrás, "y sus consecuencias sobre la salud mental pueden persistir, e incluso aumentar, ya que la vuelta a la normalidad es el escenario idóneo para que se liberen y manifiesten tensiones acumuladas durante largo tiempo".
Consciente de ello, Lundbeck, en colaboración con este centro, ha puesto en marcha la campaña #SaludMentalPasoAPaso, dirigida tanto a la población en general como a todas aquellas personas que padecen depresión o esquizofrenia, con el objetivo de ofrecerles asesoramiento para recobrar la normalidad y favorecer, en ese proceso, la salud mental.
Para el experto del centro navarro, la aparición inusual de pensamientos, emociones, comportamientos y síntomas físicos sin explicación, que terminan entorpeciendo el desarrollo de tareas que antes se realizaban con normalidad, junto a una importante vivencia de malestar, desequilibrio y sufrimiento, en los que uno se siente atrapado por los síntomas, son elementos que deben de alertarnos de que algo marcha mal en nuestra vida, de que puede existir una enfermedad psiquiátrica, por lo que hay que recurrir al especialista", avisa Carrasco.
La campaña consiste en una serie de vídeos que se difundirán por las redes sociales de Lundbeck, Twitter y Linkedin. La iniciativa es fruto del compromiso de la compañía con la salud mental, "tanto de aquellas personas que ya viven con enfermedades como la depresión o esquizofrenia, como de la sociedad en su conjunto, ya que estos meses todos hemos vivido, y aún seguiremos viviendo con preocupación e incertidumbre, requiriendo un soporte emocional, que desde Lundbeck queremos ofrecerles, en colaboración con expertos de salud mental", añade Susana Gómez-Lus, directora médica y de Acceso al Mercado de Lundbeck Iberia, una de las expertas que participó en el seminario virtual organizado por la Fundación Bumberg.
A juicio del director médico de Padre Menni y vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, la pandemia del covid-19 ha dado lugar a un conjunto de circunstancias y situaciones que pueden actuar como desencadenante de un trastorno mental, en especial, en personas con alta vulnerabilidad. "La experiencia de otros desastres nos deja claro que los trastornos depresivos, junto con los trastornos de ansiedad y el trastorno por estrés postraumático, se encuentran entre los problemas psiquiátricos más comunes en este tipo de situaciones, aunque también hay que enfatizar que la gran mayoría de la población superará las adversidades sin repercusiones graves, fruto de la resiliencia natural del ser humano", explica Carrasco.
Uno de los aspectos que más preocupa a los especialistas en salud mental a lo largo del confinamiento es la prevención de recaídas, "cuando muchos pacientes estuvieron sin tratar bien, pero donde no bajó sustancialmente la adherencia al tratamiento", subrayaron los especialistas en el Foro Bamberg.
El fin del enclaustramiento obligatorio no significa que el riesgo de recaídas o de un agravamiento de los síntomas haya desaparecido. "Los estudios demuestran que el riesgo de un segundo episodio depresivo puede alcanzar el 60%, y que aumenta con el número de episodios. No se puede garantizar que el cuadro depresivo desaparezca", apostilla el experto.
Consejos
No se puede garantizar que un cuadro depresivo no reaparezca. Pero, según el experto de Padre Menni, se pueden tomar medidas para cuidarse, buscar señales precoces de recaída y restablecer un plan específico para enfrentar las situaciones difíciles. Esto pretende la campaña de la Fundación Lundbeck.
60%
El riesgo de un segundo episodio de depresión es tan alto que puede llegar al 60% y aumenta con el número de episodios.
Servicios
La primera recomendación para estos pacientes es que retomen la utilización de los servicios de salud mental y que soliciten más información.
"Las consecuencias de la covid sobre la salud mental no solo persisten tras el confinamiento, sino que están aumentando"