Italia registra 201.505 casos totales de coronavirus, con un aumento de 2.091 en las últimas 24 horas, lo que supone un ligero repunte respecto a ayer, en una jornada en la que descendieron de nuevo los positivos actuales.
El número de muertos alcanza los 27.359, con 382 más que el lunes, un aumento mayor que los dos últimos días, y en total desde el inicio de la emergencia se han curado ya 68.941 personas, según los datos difundidos hoy por la Protección Civil.
Los positivos actuales son 105.205, 608 menos que el lunes, y siguen disminuyendo los enfermos hospitalizados, que ya son menos de 20.000 en todo el país, y los ingresados en cuidados intensivos, que son actualmente 1.863 pacientes, 93 menos que ayer lunes.
Unos datos que confirman una menor presión en los hospitales italianos, desbordados en los peores momentos de la crisis.
El leve repunte de hoy en el número de contagios totales llega después de la importante contracción del lunes, la mayor desde el 9 de marzo, aunque los expertos señalan que esto pudo deberse al menor número de pruebas practicadas durante el fin de semana.
La región más afectada sigue siendo Lombardía (norte), que acumula 74.384 de los casos totales de contagios y 13.575 muertos.
Pero también en esa región se sigue la tendencia a la baja: hoy hubo 25 personas menos en las UCI y otros 245 menos en otras unidades hospitalarias, según declaró el gobernador, Attilio Fontana, quien celebró que se está "en la vía justa".
El Gobierno de Italia ha decretado la apertura gradual del país, confinado desde el pasado 9 de marzo, a partir del próximo 4 de mayo, cuando se reanudarán las labores en los sectores de las manufacturas y de la construcción.
La población seguirá confinada, aunque podrá salir para visitar a sus familiares, mientras que antes solo era posible por estrictos motivos de salud, de trabajo y eventuales urgencias.
Desde el 18 de mayo se reabrirán los museos y bibliotecas, y para el 1 de junio se ha fijado la vuelta de los bares, restaurantes y peluquerías.
El primer ministro, Giuseppe Conte, ha viajado al norte italiano, epicentro de la pandemia, por primera vez desde el estallido de la crisis y, aunque defendió esta atenuación de las restricciones, llamó a la cautela ante un riesgo de contagio aún no desaparecido.
"El riesgo de volver a un contagio es muy concreto y es la razón que nos hace aligerar las medidas, pero con prudencia", declaró tras un encuentro en la delegación del Gobierno en la ciudad de Lodi, en la región de Lombardía.
Y es que desde el 4 de mayo en Italia se espera que entren en circulación otros 4,5 millones de trabajadores, que se suman a las muchas personas que en estas semanas se dedicaban a sectores esenciales como el alimentario, médico o farmacéutico, entre otros.
El Ejecutivo ha recibido críticas de diferentes sectores, como la Iglesia católica o la comunidad musulmana, que piden cuanto antes protocolos de seguridad que permitan volver a sus misas y rezos, o también de los peluqueros, que quieren abrir antes del 1 de junio."Hemos dado un pequeño paso adelante, para algunos no es suficiente, pero no podemos hacer más", reconoció Conte.
Por eso, ha advertido de que si vuelven a aumentar los contagios a causa de las aperturas, se "cerrará el grifo" y se decretarán nuevos cierres.