Un puñado de familias sufre una cruel enfermedad que produce meses de insomnio, y una degeneración tal del sistema nervioso que los pacientes no controlan el ritmo sueño-vigilia, no coordinan sus movimientos musculares, tienen crisis respiratorias, o trastornos de atención y de memoria... Una maldición genética, arbitraria, que se revela mortal. El País Vasco, con más de 40 casos registrados en los últimos quince años, se encuentra en el punto de mira de la comunidad científica mundial porque es la zona geográfica que concentra mayor número de pacientes. Se conocen algo más de un centenar de enfermos en todo el mundo y prácticamente la mitad se localizan en Euskadi.
“Entre 1993 y 2013 se han registrado alrededor de cincuenta y cinco casos de Insomnio Familiar Letal en todo España. Más de la mitad, unos 30 corresponden al País Vasco. Pero esos son los declarados al registro, que comenzó oficialmente a funcionar en 1993, sin embargo aquí ha habido más casos que esos. Previamente habíamos visto más enfermos y hay otros que la familia no ha querido hacer públicos. Así que tenemos los treinta declarados oficialmente y quizá diez o quince más”. Quien así habla es Juan José Zarranz, uno de los mayores estudiosos de este gran enemigo de la medicina, que lleva años dedicado a esta pesadilla. En concreto, el expresidente de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao y catedrático de Neurología de la UPV/EHU, vio el año pasado otros tres casos más, dos de Gasteiz y otro de Bizkaia.
Zarranz afirma que otra zona muy afectada por esta enfermedad degenerativa del cerebro que se transmite de padres a hijos, es Italia sobre todo en Venetto y el área norte. “Hay casos en Alemania y en Francia. Pero en Reino Unido solo hay dos o tres, a pesar de su enorme población frente a los solo dos millones que somos en el País Vasco”. “Este hecho de que poblaciones muy pequeñas tengan muchos pacientes -aclara el neurólogo- ocurre con muchas enfermedades genéticas”.
En Euskadi los investigadores engloban la concentración de casos bajo el concepto de efecto fundador. “Con el efecto fundador se hace referencia a que una persona hace 200, 300 o 400 años sufrió la mutación por primera vez de manera que luego se ha transmitido de generación en generación”. “No es que después esa mutación se haya producido por su cuenta en otras familias sino que es la misma que se transmite de una generación a otra y eso es lo que se sospecha que ha sucedido dadas las características del genoma. Lo que pasa es que desde el punto de vista genealógico no se ha podido encontrar porque los rastros en los registros parroquiales se pierden en el siglo XVI”, explica Juan José Zarranz.
En el caso del País Vasco, los orígenes conocidos se remontan a dos familias cuya genealogía se encuentra en la misma zona de Araba desde los siglos XVI y XVII, según el estudio La búsqueda para el efecto de fundación de la mutación D178N, de la bióloga Ana Belén Rodríguez, que realizó un seguimiento en los registros parroquiales, pero no logró encontrar ese ancestro común.
Sin embargo, todo permite concluir que el paciente 0 estaba radicado en la zona de Trebiñu, que es el enclave donde se localiza la mayoría de familias afectadas. “Quizá una de las explicaciones resida en el aislamiento de ciertas sociedades. Quizá el gen se transmita en muchas generaciones porque ha habido poca movilidad geográfica de la población. Hay valles o zonas donde la población ha vivido sin desplazamientos más que de un pueblo a otro desde hace cientos de años y eso da pie a que se concentren ahí los casos porque la mutación se ha ido transmitiendo”, indica el especialista.
el ‘caso’ de 1985 El primer caso de esta rara enfermedad lo vio el doctor Zarranz en febrero de 1985 en el hospital de Cruces, donde fue jefe del servicio de Neurología desde 1987. Se trataba de un varón de 54 años que sufría alteraciones de memoria, movimientos musculares involuntarios e incapacidad para conciliar el sueño. En 1990 un segundo paciente, varón de 38 años, presentaba además un trastorno de equilibrio que le impedía caminar con normalidad. Y es que a medida que progresa la enfermedad el insomnio se vuelve más severo y los problemas de concentración y el cansancio dan paso a las alucinaciones, o a las fobias. Años más tarde, Zarranz también estudiaría al hijo de ese primer paciente, con un cuadro idéntico.
El doctor describe los daños terribles de esta maldición genética. Afirma que los enfermos pueden llegar a perder 20 kilos en dos meses. “Sí, porque tienen un trastorno del sistema nervioso vegetativo muy intenso, la temperatura alta, el corazón acelerado, crisis de sudoración, aceleración del metabolismo del organismo y por eso se produce una pérdida de peso muy importante”.
El hecho de no dormir no es el peor de sus males, aunque sea el síntoma más temprano. “El que las personas estén privadas de sueño a veces es un síntoma precoz, pero no es la causa de que mueran los pacientes. La enfermedad no es maligna porque sea una especie de tortura por no poder dormir, como nos pasa al resto de los mortales si dejamos de dormir unas cuantas noches”. “En ellos -prosigue- no es el insomnio la causa de la degeneración, sino todo el resto de la enfermedad cerebral. Su problema es que el cerebro se está deteriorando, pierde funciones, y lo mismo que no duermen, después tienen problemas para andar o controlar los movimientos, para hablar, tienen pérdida de memoria, falta de concentración y es una enfermedad degenerativa global del cerebro”.
De hecho, fue el doctor italiano Elio Lugaresi, el que dio nombre a la enfermedad porque él era un especialista en trastornos del sueño, y los enfermos acudieron a él porque no podían dormir.
Este síndrome de pesadilla se declara muy tarde. “Los pacientes más jóvenes que hemos visto tenían sobre los 30 años pero lo normal es que aparezca hacia los 50. Eso es muy frecuente en muchas enfermedades genéticas. Aunque el paciente lleva la anomalía en su genoma y la tienen desde la concepción, la anomalía genética luego tarda muchos años en producir el daño en el cerebro. Eso pasa con la enfermedad de Huntington. con el Parkinson, y con muchas otras... Naces con el gen anormal pero el deterioro que se produce en el cerebro comienza a los 40, 50 o 60 años”, explica Zarranz.
muerte temprana Quienes sufren la enfermedad fallecen, de media, un año después de notar los primeros síntomas. “Al principio acuden a la consulta creyendo que están confusos por el cansancio acumulado. Aunque también hay personas que intuyen que su problema va más allá del agotamiento. Saben que al tener en la familia algún caso de insomnio letal, les puede tocar”, explica el doctor Zarranz. El fatal desenlace ocurre entre año y año y medio después, “hemos tenido casos más duraderos y también hemos tenido enfermos que han fallecido en seis meses”.
Una enfermedad con un pronóstico fatal que no tiene cura. “Se han hecho ensayos y se está investigando en el laboratorio diferentes productos para ver si se puede reducir el avance de la enfermedad pero por ahora no hay nada”, declara. “La investigación principal se está haciendo a nivel básico. En Bizkaia, en CICbiogune se investigan los aspectos básicos fundamentales e intentan ver cómo esa proteína normal destruye las neuronas. Pero, de momento, desde el punto de vista clínico poco se puede hacer”, sentencia.
El insomnio familiar fatal se relaciona con la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, más conocida como de las vacas locas, aunque no se adquiere por la ingesta de carne de res contaminada. Es, por lo tanto, una enfermedad priónica. Los priones son una proteína de las células del organismo que, aparentemente, no contienen información genética y se encuentran en condiciones normales en el organismo, pero pueden presentarse de forma infecciosa, con un período de incubación muy largo antes de que aparezcan los síntomas. “Las dos tienen que ver en cuanto a que la forma por la que se destruyen las neuronas es la misma, pero no tienen nada que ver en su origen. La enfermedad de las vacas locas es adquirida y esta enfermedad del insomnio es siempre, o sea en un 99,9%, hereditaria”, concluye.
Pérdidas neuronales. Conocido como Insomnio Letal Familiar (ILF) se trata de una enfermedad rara que afecta al sistema nervioso central provocando graves daños y pérdidas neuronales.
‘Vacas locas’. Es de la familia de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob y la encefalopatía espongiforme bovina, conocido como mal de las vacas locas, también causada por priones.
Ignazio Roiter, médico del hospital de Treviso, y casado con una mujer cuyo tío desarrolló la enfermedad, intentó desentrañar las causas del misterioso mal.
50
El insomnio familiar fatal es una enfermedad priónica y, aunque se transmita de forma genética, no se manifiesta habitualmente hasta los cincuenta años.