Madrid - Una amiga de tres de las fallecidas en la tragedia del Madrid Arena relató ayer en el juicio, con todo detalle, el horror y la angustia que sufrió en el momento de la avalancha mortal. “Fuimos las primeras en caer, no me podían sacar, tenia la pierna en el suelo y una masa de gente encima”, aseguró.
El testimonio de Carmen Rodríguez protagonizó ayer la novena sesión de la vista oral en la Audiencia Provincial de Madrid, donde también declararon tres familiares de las víctimas como testigos. Visiblemente emocionada en varias partes de su comparecencia, la joven explicó cómo fueron los instantes previos a la avalancha mortal, cómo quedó atrapada con sus amigas y qué fue lo último que les escuchó.
“no te puedes mover” “Había una masificación de gente increíble que no te puedes mover, había muchísima gente”, explicó Carmen, que nada más entrar a la pista central se dio cuenta de que “no se podía estar en ese lugar”. “Desde que entré hasta que salí era una barbaridad la gente que allí había”, precisó. Una vez dentro, continuó, se dirigió a la pista central que era su objetivo pero allí “no se podía estar”. Junto a tres de las fallecidas (Katia Esteban, Cristina Arce y Rocio Oña) trataron de salir por un vomitorio frente al escenario, ante la “increíble masificación de gente que allí había”.
Pero según entraron al vomitorio se quedaron atascadas. “Ya sabíamos que no podíamos salir por ningún lado, nos estaban apretando por detrás”, añadió. No lo consiguieron. Las cuatro fueron las primeras en caer. Apenas habían pasado unos segundos y Carmen, al igual sus tres amigas, ya estaba atrapada. “No me podían sacar, me di la vuelta y tenia la pierna en el suelo y una masa de gente encima, intentaron cogerme de los brazos y de las piernas mientras estaban intentando sacar a los demás, pero no podían sacarnos”, dijo.
Fueron unos instantes dramáticos en los que pudo escuchar las últimas palabras de sus amigas, pidiendo ayuda, despidiéndose. Pero en el juicio, en el momento más duro de su declaración, prefirió guardarse para ella esas palabras de despedida. “No voy a precisar”. Porque Carmen sí que pudo salir de aquella avalancha humana. Una persona la agarró del tronco y logró con ayuda de unos chicos sacarla de allí, pero quiso dejar claro que eran unos asistentes “porque no había nadie que dirigiera ese salvamento, nadie estaba allí para poner calma”.
Nadie de la organización la ayudó después. No supo de sus amigas Cristina, Rocío y Katia, por lo que salió a buscar las ambulancias para tener noticias de ellas. “Pero nadie me dijo nada, sólo que me fuera a casa”, aseveró. Ya más relajada, contó también cómo días antes de la fiesta el relaciones públicas que le vendió la entrada le afirmó que iban a asistir más de 20.000 personas. “Recibí un mensaje de un grupo de relaciones públicas que hablaba de una fiesta de 20.000 personas”, agregó. Una fiesta en la que entró sin control alguno. - Efe