Belgrado/Zagreb - El portazo físico y legal de Hungría a los refugiados que cruzaban su territorio camino de los países ricos de Europa ha convertido a Croacia y Eslovenia en una ruta alternativa por la que se espera que continúe el éxodo de quienes huyen de la guerra y la pobreza en países de Asia y Oriente Medio.

Más de 550 refugiados ya entraron ayer en Croacia, y se espera que esas cifras aumenten en los próximos días. El ministro del Interior croata, Ranko Ostojic, estimó que unos 4.000 refugiados llegarán a Croacia en los próximos días para continuar luego hacia Eslovenia, entrar luego en Austria por el sur y seguir camino, principalmente, hacia Alemania. “Croacia puede responder a una primera oleada de 1.500 personas por día”, dijo el ministro, que precisó que si esa cifra aumenta podrían ponerse en marcha dispositivos adicionales.

Una vez cerrada la frontera entre Hungría y Serbia, los refugiados han comenzado a dirigirse en autobuses y taxis hacia la frontera croata, que cruzan a pie por la localidad de Tovarnik, hasta cuya comisaria son acompañados por agentes locales para ser inscritos. Muchos de los refugiados llegan agotados por el largo viaje y son atendidos por la Cruz Roja. Luego, son embarcados en autobuses hacia centros de alojamiento en las cercanías de Zagreb.

zona de minas Una eventual amenaza para los refugiados que no usen los pasos fronterizos es la existencia aún entre Serbia y Croacia de campos minados de la guerra de la década de 1990. De hecho, expertos en desminado croatas fueron enviados a la frontera, llamados por la Policía ante el temor de la amenaza que puedan suponer las minas antipersonas dejadas atrás durante la Guerra Civil. “La Policía nos ha contactado y hemos enviado un equipo a la zona fronteriza en el este de Croacia”, indicó un responsable del Centro Croata de Desminado.

Unos 350 inmigrantes y refugiados han entrado a Croacia hasta el momento desde Serbia. Todos ellos fueron registrados y transportados a centros de recepción en las proximidades de la capital, Zagreb. El Gobierno croata aseguró que dejará que continúen su camino hacia otros países europeos.

Los refugiados llegan a Croacia desde la frontera entre Serbia y Macedonia, por donde siguen afluyendo personas (ayer 2.000) que han pasado antes por Grecia y Turquía, procedentes la mayoría de países en conflicto como Siria, Irak y Afganistán.

Los Gobiernos de Croacia y Eslovenia se manifestaron ayer dispuestos a establecer corredores que permitan a los refugiados cruzar rápida y organizadamente sus territorios camino del norte. El primer ministro croata, Zoran Milanovic, criticó duramente la política de Hungría respecto a los refugiados diciendo que “los muros que se elevan no solo no detendrán a nadie sino que mandan un mensaje horroroso y peligroso”.

normativa europea La Comisión Europea recordó a los dos países que dejar pasar a los refugiados sin registrarlos y tomarles las huellas contravendría la normativa europea que establece que el Estado miembro encargado de examinar una solicitud de asilo es aquel por el que primero entran a la UE los demandantes.

Los medios eslovenos publicaron que se espera que los primeros refugiados lleguen dentro de unos días, aunque aún no está claro por qué puntos entrarán al país. Por su parte, Austria comenzó ya ayer a controlar las entradas en su territorio desde Eslovenia, tanto por carretera como por ferrocarril. Las autoridades policiales de la región austríaca de Estiria, fronteriza con Eslovenia, cuentan con que en los próximos días se produzca por aquí la llegada de hasta 10.000 refugiados diarios.

El primer ministro austríaco, Werner Faymann, se reunirá hoy con sus colegas de Croacia, Zoran Milanovic, y Eslovenia, Miro Cerar, para analizar y coordinar la crisis de los refugiados. Mientras, unas 13.000 personas que han llegado a Austria en los últimos días desde Hungría, antes de que se cerrara esa ruta, durmieron en distintos puntos del país.

Aunque han aumentado las peticiones de asilo en Austria, la mayoría espera a continuar su viaje hacia Alemania, adonde siguen llegando refugiados, aunque más lentamente debido a los controles impuestos el sábado en la frontera entre ambos países.

la mano dura de hungría La Policía húngara utilizó ayer gas pimienta y un cañón de agua contra un grupo de refugiados que trató de cruzar la frontera desde Serbia y que se enfrentó con las fuerzas del orden. En este contexto, la Policía húngara informó también de que había tomado “diferentes medidas” y detenido a 519 refugiados por haber cruzado ilegalmente la frontera desde la medianoche del lunes al martes, cuando cerró su línea divisoria con Serbia y comenzó a aplicar la ley que penaliza con cárcel la entrada irregular en el país. Además, el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, anunció ayer los planes de su Gobierno de construir una valla en algunos puntos de la frontera con Croacia que se sumará a la ya erigida en los límites con Serbia y a la prevista junto a Rumanía para frenar el paso de refugiados. - Efe/E.P.