el refugiado sirio Oussamah Abdul Mohsen viajaba ayer camino de España acompañado de sus hijos de 18 y 7 años de edad, el niño que cargaba en brazos para cruzar la frontera de Hungría cuando una periodista de aquel país le puso la zancadilla en una imagen que dio la vuelta al mundo. Atrás quedan, en Turquía, su mujer y otros dos de sus hijos, a quienes espera poder reagrupar tan pronto esté instalado en Getafe (Madrid).

Entrenador de Primera División en Siria hasta que empezó la guerra, ha sido invitado a trasladarse a Getafe por el Centro de Formación de Entrenadores (CENAFE), una escuela privada que le ha ofrecido un contrato de trabajo. Con él, podrá regularizar su situación en España. Será un trabajador extranjero más.

Con esa idea en mente, viaja desde Múnich con destino a Madrid acompañado además por Mohamed Labrouzi, un joven de 23 años que habla árabe y a quien los responsables de CENAFE encomendaron la misión de encontrar a esta familia en la ciudad alemana, guiándose por el contacto facilitado por el periodista español que había publicado su historia.

“El hombre está muy feliz, pero le falta media familia. A ver si cuanto antes los tenemos todos aquí”, dice Labrouzi, que en 24 horas está haciendo el camino de ida y vuelta a Múnich de cabezada en cabezada en cada tren, pero muy satisfecho de poder “ayudar en lo que se pueda a esta familia”, comenta por escrito desde un tren entre París y Barcelona en el que viaja sentado al lado del hijo pequeño de Oussamah, que se asoma a los selfies mientras devora patatas fritas.

“oussamah viene a sumar” Quizá ya le han contado que en Getafe le han buscado un colegio y una casa o que su alcaldesa, Sara Hernández, ha dicho que él y su familia recibirán “toda la atención que sea necesaria”. Su padre, en principio, va a trabajar como entrenador y su hermano, quizá, como futbolista. “Hay que tener algo muy en cuenta y es que Oussamah viene a sumar, es un compañero que ha huido de la guerra con su hijo y necesita ayuda. Es una persona muy formada, ha ganado dos ligas y una copa, tiene dos idiomas y estudios superiores y muchísimo que aportar. Es como cuando vino Zidane de Argelia o Ronaldo de Brasil”, explica el director de la CENAFE, Conrado Galán.

Cuando él y su hermano decidieron invitar a este entrenador a viajar a Madrid no pensaron que la medida “fuese a tener tanta repercusión”. Observan con cierta estupefacción como “cualquiera se sube al carro” y “se pone medallas”, cuando se trata de la iniciativa de una escuela privada y comandada por dos autónomos que han reasignado su presupuesto anual para poder tramitar el nuevo contrato. - E.P.