Santurtzi - . “Socorro, mi novio se está muriendo, yo no quería hacerlo”. Los vecinos de la calle José Gurruchaga, en Santurtzi, se despertaron ayer con los gritos de auxilio y de arrepentimiento de una joven de 19 años que pedía ayuda tras clavar unas tijeras en el cuello a su novio de 21, al parecer, tras mantener una discusión con él y “recibir una paliza”. Después, con un ataque de ansiedad y muy agobiada por lo que acababa de hacer, tal y como cuentan los vecinos a DNA, corrió por el edificio en busca de auxilio. Fueron unos residentes los que llamaron a la Ertzain-tza para contarles lo ocurrido tras oír los gritos desesperados de la chica. La dotación desplazada hasta el lugar encontró al joven tirado en el suelo con una herida sangrante en el cuello y fue trasladado al hospital de Cruces con pronóstico de gravedad. Por su parte, ella también precisó de asistencia médica en el mismo centro para tratar sus diversos traumatismos en la cabeza y en su muñeca, así como para controlar su crisis de ansiedad. Tras recibir el alta médica en la misma tarde de ayer, la Ertzain-tza procedió a su arresto en calidad de imputada a la espera de pasar a disposición judicial en el Juzgado de Guardia de Barakaldo.

Corrían las ocho y media de la mañana cuando la joven pidió auxilio. Pero la riña que acabó en agresión comenzó unas horas antes, en una noche de fiesta. Según narraron varias personas conocidas de la joven, la relación sentimental de ambos no atravesaba su mejor momento tras una supuesta infidelidad por parte de él hace un tiempo atrás. “Y anoche -por el sábado- la volvieron a ver”, explicaban tras el suceso. Ahí comenzó todo. “Estaban en la calle y se encontraron con la chica con la que él había mantenido una aventura, así que ella se enfadó y ambos comenzaron a discutir”, añadían. Esta fue la gota que colmó el vaso y dieron por finalizada de esta manera su noche de diversión marchándose a la vivienda del primo de uno de ellos, ubicada en Santurtzi aprovechando la ausencia de él. Sin embargo, una vez en el hogar, la joven pareja no terminó de relajarse y volvieron a enfrentarse avivando el enfado, tal y como contó después la joven a los vecinos. “Se les fue de las manos , ella nos ha contado que al final él la pegó una paliza”, decía una vecina tras el suceso. Y añadía que “no es la primera vez que lo hace”. Después, las mismas fuentes apuntaban que el joven continuó pegándola hasta que ella cogió unas tijeras “lo primero que encontró” y se las clavó en el cuello. Inmediatamente, él cayó al suelo, momento en el que ella huyó de la vivienda con un ataque de nervios. Arrepentida de lo que había hecho, comenzó a subir las escaleras (se encontraban en el bajo) en busca de ayuda. “No paraba de decir que ella no quería hacerle daño, estaba muy nerviosa y repetía ayudarme que mi novio se muere”, recordaba una vecina, quien dio aviso a la Ertzaintza para contarles lo ocurrido, pese a la negativa del novio “que no quería que su chica llamase a nadie”, concretaba esa misma persona.

Cuando los agentes de la Policía vasca se presentaron en la vivienda, se encontraron al joven malherido en el suelo mientras se tapaba la herida sangrante. La joven también sufrió diversas contusiones en la cabeza y en una de sus muñecas. De hecho, el goteo de sangre todavía se pudo apreciar durante la mañana de ayer en la escalera de la comunidad. Sanitarios de Osakidetza personados en el lugar de los hechos, comenzaron a dar asistencia a ambos jóvenes pero, finalmente, decidieron trasladarlos al hospital de Cruces. Alrededor de las cuatro de la tarde ella fue dada de alta y la Ertzaintza procedió a su arresto. Mientras, el joven entró en el quirófano con pronóstico de gravedad, según apuntaron fuentes del centro hospitalario a este periódico.

La pareja pasaba su primera noche en ese domicilio en ausencia de un familiar que se encontraba festejando la Semana Santa en su país de origen, Venezuela. Por eso, “él les había dejado las llaves de su casa a sus dos primos -los novios eran primos lejanos según la misma fuente- para que aprovechasen y estuviesen juntos”. Sin embargo, no fue hasta esa misma noche cuando ambos se trasladaron hasta la casa. “Estos días han estado por aquí pero no se han quedado a dormir, que sepamos solo han pasado el día de hoy”, explicaba la vecina del inmueble.

Pese a no ser inquilinos del inmueble, la pareja era conocida para varios vecinos. “Les solemos ver a menudo porque vienen a visitar a su primo y nos vamos conociendo entre nosotros porque nos encontramos en las escaleras”, apuntaba la misma vecina. Otro, en cambio, señalaba que esta noticia “me ha pillado por sorpresa, no les conocía pero, durante la mañana tampoco he oído cómo discutían, ni tan siquiera los gritos”.