pamplona - El lento descenso del nivel de la inundación provocada por la crecida del río Ebro en Nafarroa no permitía ayer aún acometer con toda la intensidad necesaria las labores de achique en los cascos urbanos de las localidades de Tudela y en Buñuel, que continúan con calles inundadas, según informó el Gobierno foral. Además, el desbordamiento del Ebro mantenía cerradas todavía carreteras en la Ribera, mientras en la mitad norte de la Comunidad Foral hay cortes por desprendimientos o hundimientos de calzadas.

En cuanto a las medidas para paliar los daños, el secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos de Armas, anunció ayer en Zaragoza que el Gobierno español aprobará el próximo viernes un decreto legislativo que recogerá las ayudas y medidas para paliar los efectos de la crecida del Ebro, que ha afectado al tramo medio del río. Ramos de Armas consideró que la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha gestionado “correctamente” esta crecida y subrayó que “no existe” la exactitud en las previsiones hidrográficas. También se mostró partidario de acometer la limpieza del Ebro, tal y como reclama el Gobierno navarro.

Sobre la situación en la Comunidad Foral, el Ejecutivo señaló que el lento descenso del nivel de agua en el Ebro hace que permanezca anegada una gran extensión de terreno en torno a su cauce. Durante las últimas horas, la altura de la inundación en Tudela había bajado en unos 30 centímetros, insuficiente para iniciar las labores de achique en los numerosos sótanos, garajes, comercios y bajeras afectados por la avenida del río, si bien hay vecinos que no pueden salir de sus casas al tener inundada la planta baja y a alguno de ellos Protección Civil les ha tenido que suministrar alimentos en barca. Además, según precisó el Gobierno, no se espera un descenso significativo del agua al menos en las próximas 24 horas.

En Buñuel, la situación es similar a la de Tudela, ya que siguen sin poder regresar a sus casas la quincena de vecinos desalojados preventivamente durante la tarde del viernes ante el desbordamiento del Ebro.

Durante gran parte del sábado no se registraron incidencias de importancia y los bomberos únicamente tuvieron que intervenir de forma puntual y en actuaciones programadas, como las de atención a personas con movilidad reducida o traslados al Hospital Reina Sofía de Tudela.

El Gobierno foral señaló que las comunicaciones por carretera siguen siendo complicadas, sobre todo en la zona de Valtierra y Arguedas, así como en varias vías secundarias que unen Tudela y Tauste, Fustiñana y Ribaforada, y Fustiñana y Buñuel. En la red principal permanece cerrada por inundación desde el 16 de febrero la N-113 (Iruñea-Madrid) en Castejón, mientras que en la N-135 (Iruñea a Francia por Valcarlos) está cortado uno de los carriles por hundimiento de la calzada y se da paso alternativo con semáforos.

Por lo que respecta a los pueblos de la ribera zaragozana, las motas de contención preparadas al efecto están aguantado el caudal del Ebro, aunque se mantiene la alerta.- DNA

Rescate. La Ertzaintza rescató ayer a un padre y un hijo, que sufrió hipotermia y contusiones, que se habían arrojado al río Oria en Beasain. El suceso se produjo hacia las 3.20 horas de la madrugada en la calle Zalditurreta, cuando el hijo se metió en el Oria y poco después el padre acudió en su ayuda para intentar sacarle del río. Finalmente, la Ertzaintza rescató a los dos y el hijo tuvo que ser atendido de hipotermia y contusiones.

Alerta. La Confederación Hidrográfica del Ebro levantó ayer la alerta roja que mantenía en Nafarroa por la crecida de los ríos, salvo para el Ebro en el término de Castejón. Ayer el caudal del Ebro en esta localidad era de 1.676 metros cúbicos por segundo y la altura del río marcaba 6,68 metros, cuando el viernes, en el pico de la crecida, alcanzó los 2.400 m3/s y 7,80 metros.