Donostia - El gasóleo continúa alojado en las entrañas del Luno. Operarios de la compañía holandesa Smit, curtidos en el desastre, los mismos que libraron batalla con la catástrofe ecológica del Prestige, tendrán que postergar el reto que les ocupa: evitar que el buque vierta al mar 130 metros cúbicos de carburante alojados en los tanques. Los expertos intentaron ayer sin éxito acceder al interior de carguero vizcaino siniestrado en la costa de Angelu. Las condiciones meteorológicas no ayudaron, y abrir la trampilla fue imposible. La operación se retomará hoy a las 14.00 horas, tras una jornada en la que los tripulantes pudieron regresar a sus hogares eximidos de toda responsabilidad.
El portavoz de la Prefectura Marítima del Atlántico, el capitán Lionel Delort, confirmó ayer que "no hay riesgo de vertido", y la justicia vino a decir que los marineros pueden dormir tranquilos. "No ha habido faltas de los miembros de la tripulación ni acciones contrarias al derecho marítimo". La fiscal del caso, Anne Kayanakis, entiende que la tripulación no tuvo responsabilidad en la tragedia, según subrayó ayer en una conferencia de prensa.
El interrogatorio al que han sido sometidos los once tripulantes "es coincidente". La justicia entiende que no concurren circunstancias que "dejen suponer faltas" de los marineros en el naufragio ocurrido el miércoles, que provocó la fractura del navío en tres.
Dos averías Una vez prestada su declaración, los marineros del carguero vizcaino pudieron regresar a sus hogares. La tripulación tenía previsto desplazarse ayer por carretera a Bilbao para completar unos trámites con los directivos de la Naviera Murueta, propiedad del buque. De los once marineros, dos residen en Bilbao, uno en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) y el resto en Galicia, entre ellos un cubano. La investigación judicial revela que el Luno sufrió dos averías consecutivas del sistema eléctrico cuando el práctico de Baiona trataba de introducirlo en el puerto.
El barco consiguió arrancar cuando se produjo la prima avería, pero el motor se paró de nuevo y ya no se pudo poner el marcha. El Luno había zarpado el martes de Pasaia, donde se le hizo "la puesta a punto quinquenal". El gasoil sigue alojado en la proa del barco, aunque no parece entrañar mayor peligro. Tras retirar el gasoil, el siguiente paso será retirar los restos del buque naufragado.