RADKA Rubaninska llegó a Gasteiz el 24 de agosto. En una semana, ya tenía bicicleta. "Como toda la gente de aquí, que es muy deportiva", dice con una tremenda sonrisa, deslizando suavemente las erres. Integrada en tiempo récord en la ciudad, muy distinta a su Eslovaquia natal, piensa ya en alargar sus seis meses de beca hasta octubre del año que viene. No es la única estudiante de intercambio que acaba de aterrizar y está barajando quedarse más allá del plazo inicial. El campus alavés de la UPV engancha a muchos alumnos internacionales por su gran y atractiva oferta académica, deportiva y cultural dentro de una ciudad amable, llana, verde y con gran calidad de vida. Cuando los representantes universitarios expusieron ayer, en el acto de bienvenida a sus erasmus, las bondades del lugar muchos sabían ya de qué les estaban hablando. "Lo definitivo para decidirme es que Vitoria fuera European Green Capital, algo que descubrí por Internet", confiesa Herme Ramírez, un mejicano de DF con salsa en las venas.
La Universidad del País Vasco está encantada de recibir a estudiantes de intercambio. "Os agradecemos mucho que nos hayáis escogido. Estrechar lazos internacionales es bueno para nosotros, para la ciudad, para el territorio... Porque nos conocemos, perdemos el miedo, intercambios cultura y, en definitiva, nos hacemos más personas", subrayó el vicerrector del campus alavés, Javier Garaizar. Alternando castellano e inglés, con ciertos guiños en euskera, el máximo responsable de la UPV vitoriana animó a los presentes en el Aula Magna de la Facultad de Letras a cantar sus lugares de origen. Les costó arrancar a los chavales, pero cuando uno se extirpó la timidez los demás le siguieron con entusiasmo. Los habrá en este curso de Italia, Hungría, Francia, Ucrania, Inglaterra, Chile, República Checa, Eslovenia, Escocia, Georgia, Azerbayán... Y hasta de Corea del Sur. Sofía se llama la visitante de este país peninsular de la Asia oriental, una extrovertida y risueña joven que no ha tardado nada en darse a conocer. La vicerrectora de Estudios de Postgrado y Relaciones Internacionales, Nekane Balluerka, le mandó un saludo desde el estrado. Ella le correspondió con un gesto simpático que despertó las risas de los presentes.
En representación del Consistorio, el concejal Alfredo Iturricha se arrancó con una breve lección de historia de la ciudad, "fundada en 1881 sobre una colina de nombre Gasteiz, el actual Casco Medieval, una zona perfecta para pasear, disfrutar, comprar...". También animó a los chavales a darse una vuelta por la calle Dato, "principal eje comercial, de esparcimiento y gastronomía", sin dejar de lado el resto de la urbe. Consciente de que algunos alumnos llegan de lugares con formidables desequilibrios sociales, el edil les explicó que Vitoria "está muy cohesionada y no presenta diferencias notorias de riqueza y de pobreza". Es una ciudad "muy cómoda, con una manera de moverse muy confortable, en bici y a pie", conocida por sus políticas medioambientales gracias a una ciudadanía comprometida con el reciclaje, el consumo de agua, la movilidad... "Eso es lo que nos convirtió en Green Capital", subrayó Iturricha.
Los representantes universitarios y municipales esperan que ese entorno privilegiado, sumado a una propuesta educativa sugestiva y de calidad, deje huella en los jóvenes. "Además de adquirir conocimientos técnicos y de mejorar el castellano, esto os va a ayudar a mejorar vuestras habilidades sociales, a buscaros la vida, como se dice aquí, a tener autonomía...", animó el concejal. La vicerrectora de Estudios de Postgrado y Relaciones Internacionales, Nekane Balluerca, aseguró a los alumnos que la comunidad educativa hará "todo lo posible" para que el recuerdo de su paso por el campus alavés sea imborrable, independientemente del motivo por el que escogieron la UPV, "ya fueran las playas vascas, la inmejorable oferta gastronómica o quizá la calidad de nuestros servicios".
El mejicano de DF está seguro de que no se equivocó al elegir el campus alavés por el halo green de Vitoria. Lo que ha visto estos días de la ciudad le encanta. "Me ha gustado mucho el Casco Viejo, y la zona esa de piedras... ¡La muralla! Además, he descubierto un restaurante mejicano y ahora sólo me falta encontrar una sala de salsa", cuenta. Herme intuye que los gasteiztarras no son muy bailarines, por lo que se ha alegrado al saber que existen algunos locales de ritmos latinos. El responsable del Help Centre Office del campus, dispuesto a disipar dudas educativas y de cualquier otro tipo, le ha dado alguna dirección. Los erasmus saben pasarlo bien, aunque sin dejar de lado el componente académico. Él, de hecho, tiene grandes esperanzas puestas en su carrera de Ingeniería Mecánica. "He venido para seis meses, pero a la vista de la oferta de la UPV y de las posibilidades que nos ofrecen me gustaría quedarme un año entero, al menos", reconoce.
Herme tiene las ideas muy claras. Y eso que ha "salido de un mundo para entrar en otro totalmente distinto". También Natalie Kelly se ha enfrentado a un cambio brutal. Originaria de Birmingham (Inglaterra), marchó a Beijing a estudiar y desde allí ha volado a la pequeña Vitoria para cursar un máster de adquisición del lenguaje. "No encontré nada parecido en ningún otro sitio", explica la joven. Antes de iniciar el rastreo, algo "había oído hablar del País Vasco" o, más bien, "de San Sebastián y de Bilbao", pero desconocía la existencia de Gasteiz. Ahora que está aquí, cree que ha acertado. La UPV le da confianza y la ciudad la ha impresionado. "Me he quedado sorprendida por la belleza de la ciudad, su parte monumental y la zona verde, y me encanta que haya tantos festejos culturales, porque me interesa mucho la cultura", asegura. Su único pero es que "haya momentos del día en que las calles queden desiertas". Tendrá que acostumbrarse.
Asier está ejerciendo de guía para ella estos días. Es su buddy, palabra utilizada para designar a los acompañantes voluntarios de alumnos extranjeros. En el caso de Natalie resulta clave, ya que ella aún no sabe castellano. La que sí que lo habla es la eslovaca Radka, con gran fluidez a pesar de que tan sólo recibió clases durante un año. Estudiante de Geografía y Cartografía, su escuela le dio la oportunidad de continuar con su carrera en Gran Canaria o el País Vasco. "Y no lo pensé. Gran Canaria es pequeña, una isla, y quiero aprovechar mi estancia aquí para conocer el entorno. España me encanta, la naturaleza, sobre todo el verde del norte, la comida, su cultura...", dice.
Desde que llegó a Gasteiz, la bici se ha convertido en la aliada de Radka para conocer la ciudad. "Me encanta, es tan llana... Y me han dicho que hay muchos rocódromos, lo cual es estupendo porque me gusta escalar". Será por esa pasión a las paredes que ha quedado fascinada por la ruta de murales de la colina. "Es algo distinto que no esperas encontrar", asegura. Por ahora, no echa demasiado de menos su casa. Tampoco Herme ni Natalie transmiten nostalgia. Son jóvenes valientes, independientes, extrovertidos y con ganas de descubrir. Bienvenidos todos.