vitoria. Todo maestro deja siempre un legado. Y el de Luis López de Sosoaga se fraguó en 1976. Casi por casualidad, como suele ocurrir cuando se producen acontecimientos de este tipo. Andaba el joven pastelero buscando entonces el "postre" de su vida, la creación que definitivamente le catapultara a la fama. Después de muchos años de formación por las mejores escuelas del país, anhelaba este emprendedor la llave al Olimpo de un gremio que al contrario que le sigue ocurriendo al del pan, siempre ha gozado de una reputación intachable. Y en ese selecto club se quería colar Sosoaga.

Así que durante un tiempo discurrió diferentes postres que incluso llegaron a desesperarle. Porque el joven Luis pensaba, elaboraba y los daba a probar a sus clientes de confianza, que no terminaban de aceptar aquellas primeras probaturas. Hasta que un día se encendió la luz. En una entrevista reciente con este periódico, el inventor del goxua lo recordaba así. "Ha habido muchas leyendas al respecto, diciendo que un pastelero la había creado en Miranda de Ebro, pero no quiero robar ideas a nadie y sólo cuento la verdad. Fue en 1976. Me inspiraron un postre casero de una comida en Araia y la crema catalana. Mandé una docena de postres al restaurante Zabala por probar y me sorprendió el éxito que tuvieron. Pensé que habría que ponerle un nombre y en 1977 lo bautizamos como goxua (dulce en euskera). Que luego hayan surgido imitaciones ya es otra cosa".

Por si existieran dudas respecto a la paternidad de este popular postre, Sosoaga advierte que hay "documentación suficiente para demostrarlo", así que se muestra tranquilo. Y contento porque el goxua es un postre muy extendido en Euskadi desde que se comercializó hace 37 años. Fácil de hacer, vistoso y agradable al paladar, coinciden expertos, colegas y clientes. Un dulce para tiempos amargos como los actuales formado a base de nata, bizcocho -de zapatilla o pajarito y emborrachado en almíbar- y crema pastelera. La creación soñada para cualquier pastelero, que en el caso de este vitoriano apenas alteró ni su forma de ser ni de trabajar. Más bien todo lo contrario porque cuando se le pregunta por la cantidad de goxuas que ha hecho en este tiempo prefiere mirar para otro lado. "Lo importante es que logramos un producto de calidad con nuestro sello, lo que da una idea del nivel que siempre ha tenido la pastelería alavesa", subraya en plural mayestático, la mayor evidencia de que su ego, si es que algún día lo tuvo, hace tiempo que se perdió en el cajón de sus recetas.