Vitoria. No pudo ser. Las negociaciones entre los propietarios del edificio en el que se ubica el Hotel Gasteiz y la cadena hotelera Barceló, empresa que se ocupa de su explotación, no han cuajado y el céntrico establecimiento cerrará sus puertas definitivamente el próximo 30 de septiembre. Los clientes que llaman para reservar habitación de cara al próximo octubre son amablemente informados de que no cabe disponibilidad alguna para esas fechas, ya que Barceló no seguirá adelante con la gestión a partir de la citada fecha.

Las razones del desencuentro entre propietarios y explotador parecen ser puramente económicas. La omnipresente crisis ha sacudido también los cimientos de la cadena, que ha iniciado un plan de ajustes a modo de réplica. Dichos ajustes obligaban a renegociar la cantidad que Barceló abonaba a los titulares del inmueble -cercana a los 180.000 euros anuales según distintas fuentes-, pero al parecer éstos han decidido no aceptar la contraoferta a la baja.

El edificio, con un valor cercano a los 18 millones de euros, es uno de los tres que los propietarios tenían arrendados a la cadena hotelera dentro de la CAV. Los otros dos se encuentran en Bizkaia, aunque el grupo empresarial dejó uno de ellos a principios de año. La marcha de Barceló de la capital alavesa abre la puerta a una posible operación de venta del céntrico inmueble, cuyas instalaciones cuentan con una catalogación de cuatro estrellas.

desafiliaciones en 2011 Las primeras informaciones que apuntaban a la desafiliación de Barceló se remontan a comienzos de 2012. Tras años de fuerte crecimiento, los ejercicios correspondientes a 2010 y 2011 resultaron "conservadores" en materia de expansión a causa de la crisis, tal y como recoge la memoria anual de la cadena. Esta desaceleración obligó ya en 2011 a Barceló a desvincularse de los 21 establecimientos hoteleros que tenía arrendados en el Reino Unido desde 2007. Al igual que ha sucedido en Vitoria, en el caso de Gran Bretaña la firma trató hasta el último momento de llegar a un acuerdo con los propietarios, pero el rechazo de éstos a rebajar la elevadísima renta pactada en época de bonanza no dejó otra salida que firmar un acuerdo para darlos de baja y acabar con una situación de pérdidas insostenible.

Los clientes del hotel comenzaron a ser conscientes de la situación del establecimiento hace escasamente dos meses. Algunos de ellos solicitaron arreglos puntuales de algunos elementos y desde la dirección se les comunicó que ya no se realizaban labores de mantenimiento debido a que estaba previsto el cierre de las instalaciones en septiembre.