¿Ha costado que llegase el euskera a esta zona de Álava?
Sí. Al principio, cuando se montó la ikastola, había gente que no estaba a favor del euskera. Pero al final todos han visto que aprender un idioma es una riqueza y el euskera es una riqueza como es aprender el inglés. Yo creo que la gente está más concienciada. Sus hijos y sus hijas hablan el euskera y lo toman con otra normalidad.
Hay sectores de la población que ven el euskera como una exclusión?
Yo creo que tenemos dos idiomas cooficiales en nuestro territorio, que son el castellano y el euskera. Creo que el euskera necesita mucha más ayuda que el castellano porque quieras o no toda la gente aprende a hablar castellano. Hay excepciones, como mi abuelo, en Ondarroa, que sólo hablaba euskera, pero -por ejemplo- mi hija aprendió el castellano en la calle.
Sin embargo, hay dificultades para comunicarse en euskera en las relaciones cotidianas.
Lo que nos falta es que la gente salga de este entorno, el de la ikastola, y practique el euskera. Por eso es bonito cuando llevamos a los críos de excursión y vamos a pueblos donde se habla en euskera y la gente se asombra de que los pequeños hagan las compras en euskera.
No hay confrontación entonces entre los dos idiomas?
Yo doy clases de lengua castellana y a mí me encanta dar esas clases. Al fin y al cabo, la literatura castellana también es súperimportante. Pero el euskera necesita un impulso, porque somos muchísimos menos vascoparlantes que castellanoparlantes.
¿Desde la Cuadrilla se trata de dar un mayor impulso al uso del euskera en el ámbito doméstico?
El problema no es que la gente no sepa euskera. El problema es que la gente lo sabe y no lo utiliza. Nosotros tenemos aquí críos que tienen dos hermanos que saben euskera pero llegan a casa y hablan en castellano.