SAN SEBASTIAN. El radar de tramo de la N-1 entre Ordizia e Irura, instalado en marzo del pasado año y que comenzó a estar operativo en junio, ha conseguido que la velocidad media de paso "descienda de manera significativa" y que la siniestralidad baje un 16,7 por ciento. Una vez conseguido el objetivo previsto de "calmar" la circulación, la Dirección de Tráfico del Gobierno vasco ha decidido que el dispositivo deje de denunciar desde este martes.

La directora de tráfico, Amparo López Antelo, y el ingeniero de la Dirección de Tráfico, Iñaki Eguiara, han ofrecido una rueda de prensa en San Sebastián para realizar el balance de este radar, en la que han destacado que se ha pasado de un incumplimiento del límite de velocidad que alcanzaba a casi la mitad de los turismos antes de la instalación del radar a un porcentaje inferior al 20 por ciento actualmente.

El tramo de la N-1 entre Ordizia e Irura fue elegido para la instalación del primer radar de tramo de las carreteras vascas, el primero a cielo abierto en el conjunto del Estado, por su elevada tasa de siniestralidad, en la cual "el exceso de velocidad aparecía como un factor concurrente de manera generalizada".

"La gran cantidad de accidentes, en muchos casos con vehículos pesados implicados, suponía no sólo un riesgo para los usuarios de la vía sino, incluso, un grave inconveniente desde otras perspectivas, al encontrarse una de las principales vías de comunicación de la Península frecuentemente bloqueada", ha señalado López Antelo.

En ese sentido, ha explicado que el control de tramos ha cumplido "el objetivo perseguido" y a partir de este martes dejará de denunciar. No obstante, el equipo se mantiene en la zona para conseguir datos de estudio y análisis.

Por otra parte, se ha pedido a la Unidad de Tráfico de la Ertzaintza de Gipuzkoa que refuerce la vigilancia y control de la velocidad mediante radar móvil en dicha vía. "No bajamos la guardia", ha advertido López Antelo, quien ha señalado que no se descarta en un futuro que el radar de tramo pueda volver a denunciar "si se da un repunte" en las infracciones por velocidad.

Una vez concluido el primer año de funcionamiento del radar, la Dirección de Tráfico del Gobierno vasco ha realizado un estudio exhaustivo de los resultados, que incluye no solo los datos del propio tramo sino también los de los restantes tramos guipuzcoanos de la N-1, incluido el tramo de sentido opuesto, dirección Navarra.

Entre las conclusiones del estudio, destacan la disminución de la velocidad media de paso en 8,3 kilómetros/hora de manera constante y progresiva en el tramo y la contención de las cifras de siniestralidad, que han experimentado "una evolución más favorable que los tramos del entorno".

El descenso de la velocidad de paso se ha traducido en una disminución progresiva de las infracciones. De este modo, desde que el radar comenzó a emitir denuncias, en el mes de junio, el número de conductores sancionados por exceso de velocidad "empezó a descender, mes a mes, de manera constante y progresiva". Si en junio fueron 1.142 los conductores sancionados en mayo de este año se habían reducido a 305.

Siniestralidad El estudio demuestra que ha habido una disminución de un 16,7 por ciento respecto a la accidentalidad que habría ocurrido si no se hubiera instalado el sistema de control de velocidad en tramo.

"También se ha constatado que muchos de los accidentes se han producido a velocidades inferiores a las establecidas como máximas, en ocasiones a 80 kilómetros/ hora o menos", ha apuntado Eguiara.

Estos datos ha sido trasladado a la Dirección de Carreteras de la Diputación Foral de Gipuzkoa, que ha asumido el compromiso de cambiar los límites de velocidad en los puntos detectados como de mayor siniestralidad, que estarían situados en las curvas de Itsasondo-Arama, Alegría-Tolosa y Anoeta-Irura.