Vitoria.Puerto Rico, 5 de mayo de 2011. Al hacer la necropsia a un ejemplar joven de ballena picuda encontrada muerta en la Playa Larga de Maunabo, los biólogos encontraron en su estómago casi cinco kilos de bolsas de plástico. Bruselas, 9 de mayo de 2011. La comisaria de Pesca de la Unión Europea propone a los pescadores que se dediquen a la recogida de los millones de objetos de plástico que ensucian el mar. Euskadi, del 6 al 14 de mayo de 2011. Eroski lleva a cabo una campaña de distribución de bolsas reutilizables para ayudar a los consumidores a adoptar hábitos de consumo más respetuosos con el medio ambiente. Son hechos aislados, actuaciones inconexas que, sin embargo, tienen un elemento común: el potencial daño ecológico de las bolsas de plástico fabricadas con derivados del petróleo.

Tras varios años de labor de concienciación y de numerosas iniciativas para su erradicación, las bolsas de plástico no biodegradables y de un solo uso ya tienen fecha de caducidad: enero de 2018. A partir de ese momento su distribución estará prohibida y penalizada y para entonces esas bolsas que todavía hoy son bastante habituales habrán sido sustituidas por otras reutilizables y fabricadas con material biodegradable. Para alcanzar ese objetivo se han aprobado leyes y establecido un calendario que, aunque no gusta a casi nadie, está provocando cambios en los hábitos de los ciudadanos. Cada vez más personas van a la compra con carrito o con sus propias bolsas, se extiende la utilización de las ecológicas y de papel, y las cadenas comerciales suprimen el reparto gratuito de bolsas de un solo uso. Aunque tanto los consumidores como los comercios van entrando poco a poco por la senda de la eliminación o sustitución de bolsas y se adelantan a las medidas coercitivas de la Administración, los gobiernos autónomos de Cantabria y Andalucía han comenzado este año a aplicar una tasa económica de 5 céntimos sobre cada bolsa de plástico que distribuyen los comercios.

En ambos casos la decisión no ha sido bien recibida ni por los consumidores ni por los comerciantes, que destacan que no se trata de una medida medioambiental sino de un instrumento recaudatorio. De hecho, la Junta de Andalucía ha calculado que en 2011 recaudará nada menos que 35,6 millones de euros con la tasa sobre las bolsas, mientras que en 2012 los ingresos por este concepto podrían superar los 80 millones, ya que la tasa se duplica y pasa de 5 a 10 céntimos.

tercer consumidor Según los datos del Instituto Tecnológico del Plástico, el Estado español es el primer productor de bolsas de plástico de un único uso y el tercer consumidor de Europa. Cada año se distribuyen 16.000 millones de unidades, lo que viene a suponer unas 100.000 toneladas de plástico que tardan más de un siglo en descomponerse. Estas bolsas son, además, responsables de cerca del 0,1% de las emisiones de CO2 (441.000 toneladas) y generan alrededor de 10.000 toneladas de residuos. El 62% de las bolsas de plástico distribuidas por los comercios se reutiliza como bolsa de basura y solo el 10% se recicla a través de los contenedores amarillos. Cada ciudadano del Estado utiliza anualmente una media de 238 bolsas de plástico que, en su mayoría, van a parar a los vertederos o, en el peor de los casos, al mar o al medio ambiente.

Una vez confirmado el alto impacto medioambiental de las bolsas de plástico y tras una ardua labor de concienciación, la campaña puesta en marcha hace unos años por las administraciones para su progresiva erradicación entra en una fase decisiva. La labor iniciada con el Plan Nacional Integrado de Residuos, que establecía que en 2010 las bolsas de un solo uso debían haberse reducido a la mitad, tendrá su continuidad con la Ley de Residuos, actualmente en trámite parlamentario, que fija un calendario de eliminación de este tipo de bolsas. Según esta ley, que traspone una directiva europea, antes de 2013 las bolsas no reutilizables deben haber sido sustituidas en un 60% por otras biodegradables y de múltiples usos; en 2015 la sustitución debe alcanzar el 70% y en 2016 el 80%. En 2018, según recoge el proyecto de Ley, "tendrán que haber sido reemplazadas la totalidad de estas bolsas, con excepción de las que se usen para contener pescados, carnes u otros alimentos perecederos".

Para las organizaciones ecologistas y algunos grupos parlamentarios, los objetivos de la Ley son poco ambiciosos y el calendario demasiado amplio. Hay grupos ecologistas que se han posicionado a favor de introducir una tasa de 20 céntimos por bolsa basándose en la experiencia de otros países, en los que esta medida ha logrado una reducción del número de bolsas superior al 95%. Para otros grupos, sin embargo, la solución de este problema medioambiental no pasa por sustituir el plástico sino por eliminarlo, ya que si se opta por la fabricación de bolsas con materiales biodegradables, como la patata, se aumenta la presión de la demanda sobre estos productos.

Para la industria del plástico, el problema no está tanto en el material de fabricación como en el mal uso que muchos ciudadanos hacen de las bolsas, ya que con un control más estricto de su recogida y reciclado, no habría problemas ambientales. Estas empresas también destacan que han contribuido a la solución del problema generado por estos envases con la fabricación de bolsas reutilizables de polietileno que son 100% reciclables. En opinión de la Asociación de Industriales de Plásticos, Anaip, para atajar el abandono incontrolado de bolsas de plástico después de su uso, no hay que imponer un impuesto, sino aumentar el consumo responsable, exigir que todas las bolsas paguen por su reciclaje -el punto verde- e impulsar el reciclado mecánico y la valorización energética de las bolsas al final de su vida útil.

Coincidiendo con el nuevo impulso que las instituciones quieren dar a la eliminación progresiva de las bolsas de un solo uso, Eroski ha retomado su campaña de bolsas reutilizables, cuyo impacto es cinco veces menor al de las tradicionales. La firma vasca de distribución, que es la única que cambia gratis las bolsas reutilizables estropeadas por otras nuevas, fue pionera en esta iniciativa y lleva más de 20 años trabajando para minimizar el impacto del plástico.

Una pescadería reparte bolsas reutilizables. foto: zunzunegi

impacto medioambiental

La alternativa puede ser peor

Hace algo más de un año, cuando se intensificaron las primeras campañas contra las bolsas de plástico de un solo uso, el Colegio de Químicos del País Vasco realizó un informe en el que alertaba de los peligros medioambientales de algunas de las bolsas reutilizables que se estaban distribuyendo. Desde un punto de vista científico y riguroso, este colectivo se atrevió a señalar que la alternativa que algunos planteaban podía ser peor que la denostada bolsa de plástico, ya que muchas de las reutilizables utilizan una mezcla de plásticos que dificulta su reciclaje y otras no cuentan con las garantías sanitarias para ser utilizadas en el transporte de alimentos frescos. Luis Blanco, asesor del Colegio de Químicos del País Vasco, indicó a este diario que "las bolsas de plástico de un solo uso tienen pros y contras, pero entre su distribución en un comercio y su abandono en el campo hay un ciudadano que hace mal uso de ellas". En su opinión, "cuanto menos gastemos y más reciclemos, mejor", de ahí que elogie iniciativas como ir a la pescadería con nuestro propio tupper. Luis Blanco también apoya fijar un precio para que el cliente perciba el coste de la bolsa.

El Estado español es el primer productor de bolsas de plástico de un único uso y el tercer consumidor de Europa

Antes de 2013 deben haber sido sustituidas en un 60% por otras biodegradables y de múltiples usos