vitoria. Muy pocas veces un proyecto se había hecho esperar tanto como el nuevo centro de salud de Lakua-Arriaga, que tras cerca de dos años de trabajos -a buen seguro, a finales del año 2012- emergerá entre las calles Julián de Arrese y Luis Olariaga de la capital alavesa, junto a los populares centros regionales. No en vano, con su inauguración tendrá lugar también la esperada despedida definitiva del actual ambulatorio del barrio, un obsoleto prefabricado ubicado en Francisco Javier Landaburu que, desde marzo de 1991, da servicio a los vecinos con una permanente etiqueta de provisionalidad.

El crecimiento de la población de Lakua-Arriaga y las propias características del edificio han hecho urgente su sustitución, lo que no se ha traducido en la celeridad de los plazos, debido a que las deficiencias que acumula son múltiples: Goteras, humedades y malos olores se han hecho habituales en el edificio, cuya luminosidad deja bastante que desear. Sus ventanas exteriores están selladas con barrotes, las puertas apenas tienen 70 centímetros de anchura, las consultas son pequeñas y la confidencialidad médico-paciente prácticamente es inexistente debido a que las paredes están hechas de pladour.

Nada que ver con lo que les espera a los vecinos en el nuevo equipamiento diseñado por el Servicio Vasco de Salud, Osakidetza, donde cerca de 20.000 pacientes serán atendidos en horario de mañana y tarde por un equipo de profesionales compuesto por ocho médicos de familia, otras tantas enfermeras y tres pediatras. El ambulatorio contará también con un pionero Centro de Orientación y Tratamiento de Adicciones, una de las mayores apuestas de Osakidetza en el ámbito de la salud mental extrahospitalaria.

Tratamiento de patologías El centro, proyectado en un edificio de dos plantas independiente del ambulatorio, agrupará los diferentes servicios de tratamiento de toxicomanías, alcoholismo y ludopatías dispersos por la capital alavesa, como ya adelantó en su día este periódico. Los tres más importantes se encuentran en el barrio de Aranzabela, dentro de unos prefabricados, y en las calles Angulema y Elvira Zulueta.