El pan es un alimento que elaborado de la forma adecuada y consumido en su justa medida es muy beneficioso para la salud e indispensable en cualquier dieta equilibrada. Pese a estar presente en los hogares desde hace miles de años, sus ventas están registrando durante las últimas décadas una tendencia descendente.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir 250 gramos de pan por persona y día, lo que se traduce en unos 40 o 50 gramos en cada comida. España está a la cola de Europa en consumo de este producto y actualmente se sitúa en 37 kilos por persona y año, frente a los 130 kilos de los años 60. Y es que, pese a que un 80% de la población asegura que le gusta, un 50% confiesa prescindir de él porque cree que engorda y que no es saludable.
En cualquier caso, es de justicia reconocer que no todos los panes son iguales y que no es lo mismo consumir un pan industrial que uno artesanal elaborado con unos buenos ingredientes. El pan es harina, levadura, agua y sal, y los expertos de Nutritienda sostienen que el tipo de harina es una de las cosas que va a marcar la diferencia del producto.
Harina integral y masa madre
Las harinas refinadas no son saludables puesto que en el proceso el cereal pierde parte de sus componentes que son esenciales como es el caso del salvado y del germen. Debido a esta modificación, el pan contribuye a aumentar la densidad calórica, incrementa los niveles de glucosa en sangre, sacia menos y por todo ello es peor para la salud. Por el contrario, las harinas integrales son las más saludables, ya que conservan el grano entero con todos sus nutrientes: vitaminas, fibra, minerales y lípidos.
En cuanto a los cereales empleados, los expertos de Nutritienda consideran que, además del trigo, hay otros más beneficiosos para la salud como es el caso de la espelta, el centeno, la avena o el maíz. Todos aportan fibra, minerales del grupo B y E, minerales como magnesio, potasio, calcio, zinc, fósforo y hierro, y ácidos grasos esenciales.
Además de los ingredientes del pan, la forma de elaboración también va a resultar crucial para la calidad del producto. No es lo mismo un pan fermentado con levadura industrial que otro elaborado con masa madre (harina y agua sin levadura añadida); en el segundo caso, el proceso de fermentación será más largo.
Los beneficios del pan
Los expertos de Nutritienda destacan los distintos beneficios de consumir pan de forma constante y equilibrada y son estos:
1- Fuente de energía. El pan contiene hidratos de carbono que son la principal fuente de energía natural del organismo.
2- Sistema inmune. El pan es fuente de selenio y zinc, dos minerales que ayudan al correcto funcionamiento del sistema inmune. Además, contiene hierro, fósforo, magnesio, tiamina y niacina.
3- Tránsito intestinal. El pan integral es un alimento con un alto contenido en fibra, lo que ayuda a estimular el tránsito intestinal y en consecuencia a prevenir el estreñimiento.
4- Retrasa el envejecimiento celular. El pan integral es fuente de selenio y de zinc, dos minerales antioxidantes que retrasan el envejecimiento de las células bloqueando los radicales libres.
5- Es saciante. Gracias a su elevado contenido en fibra, el pan es saciante y puede ser un gran aliado para bajar de peso.
6- Menos azúcar en sangre. El pan integral tiene un índice glucémico menor que el pan refinado por lo que el aumento de glucosa en sangre es menor que el provocado por el pan blanco.
Cómo elegir un pan bueno
- Debe ser denso y pesado.
- Dura en perfecto estado al menos 5 días.
- Sabe y huele a pan.
- La miga es alveolada e irregular.
- Corteza crujiente, brillante y dorada.
- Suela lisa y uniforme.