A Reverte le fascinan el mundo en general y algunos países en particular. Uno de ellos es Italia, protagonista de su último libro, donde muestra un recorrido por ciudades apasionantes, llenas de historia y de historias. Esta entrevista se realizó poco antes de que estallara la crisis del coronavirus y cuando Reverte tenía in mente más viajes a corto plazo, escapadas que en estos momentos no sabe cuándo realizará. "Me gusta ir al País Vasco, un lugar lleno de vida, de gente por la calles, donde siempre te encuentras a alguien paseando, tomando un café o haciendo planes para comer. Me encanta", señalaba contento a apenas una semana para que se decretara el confinamiento, aunque ya se olía lo que iba a suceder. Pero a pesar de la imposibilidad de viajar por el mundo en estos momentos, da buenos consejos para visitar Italia cuando todo pase y las fronteras vuelvan a abrirse.
Es usted un privilegiado: poder vivir en diferentes países para luego escribir un libro. La aventura italiana habrá sido un placer...
Estoy fascinado con Italia. Siempre he dicho que hay dos países en el mundo que me tienen totalmente subyugado: Italia e Irlanda.
No será por lo que se parecen, porque ni las gentes ni sus paisajes tienen nada que ver.
Tienes razón, no se parecen en nada, son absolutamente distintos. Como paisaje, es cierto, nada que ver, y el carácter y los gustos de la gente no pueden ser más distantes. Italia tiene un elemento que para mí es muy importante, la belleza. Es un país bello, aunque haya zonas que no. Para mí, por ejemplo, Milán no vale nada.
¿No le gusta Milán?
No tiene la belleza de otros lugares de Italia. Si quitas el Duomo, dime qué tiene. Pero salvo excepciones, hay un culto a la belleza; a ellos y a ellas les gusta ir bellos. Ese el primer criterio que tienen, por encima de ningún otro. Hay allá un sentido de la elegancia que me atrae mucho.
Conoce Italia desde hace muchos años y, sin embargo, ha escrito poco sobre este país. Solo recuerdo un libro, Un otoño romano.
He viajado mucho por Italia y hasta hace unos años es cierto que no había escrito nada sobre ninguna ciudad italiana. Estuve viviendo tres meses en Roma y escribí el libro que dices, un relato de vivencias: es vivir en Roma, pasear en Roma, comer en Roma; en definitiva, contar Roma.
¿Qué le ha llevado a escribir Suite italiana
Después de aquellos tres meses en Roma estuve buscando disculpas para volver y para escribir más sobre Italia, y un libro es una buena disculpa. Trieste es una ciudad que me apasiona, ¿a quién no le gusta Venecia? Y qué voy a decir de Sicilia.
Ciudades y lugares que generalmente están llenos de turistas.
Yo siempre voy en épocas en las que no hay mucho turismo. En Venecia he estado varias veces, pero casi todas ellas en otoño cercano al invierno, y con la bruma que la envuelve y el frío, había pocos turistas. Toda Italia es apasionante, pero a mí me gusta Roma, que es una ciudad muy cercana, muy próxima al viajero.
¿Más que Florencia, ciudad que enamora a mucha gente?
Florencia es un lugar a tener en cuenta siempre que viajes a Italia, pero a diferencia de Roma el arte está en los museos. En Roma, en cualquier iglesia pequeña te puedes encontrar con un Tiziano o una columna pintada por Raffaello, o te encuentras con un Caravaggio. Hay muchos Caravaggios en pequeñas iglesias romanas.
Hablemos de Sicilia, una tierra misteriosa, oscura y a la vez luminosa.
Es una maravilla también. Sicilia reúne todo porque por ella pasaron todas las civilizaciones: griegos, romanos, árabes€ y todas dejaron algo. En el carácter de la gente encuentras elementos de muchos lugares. No son exactamente italianos, son otra cosa.
Se puede decir que los italianos son muy diferentes en un lugar o en otro, casi ni parecen del mismo país.
Eso ocurre en todos los países del mundo. Hay que tener en cuenta que Italia se conforma como país en 1860, pero hasta entonces lo que había eran ciudades estado. Es que son un Estado unido desde anteayer. Cada uno tiene su carácter y su forma de ver la vida. Sicilia en concreto tiene su particular forma de actuar, y además, hay que tener en cuenta el aislamiento que supone el hecho de ser una isla.
¿Ha pasado mucho tiempo en Sicilia?
La conocía de antes, pero para este libro estuve más de un mes. Y pienso volver. Bueno, si puedo, porque tal y como están las cosas...
¿Qué nos ofrece Suite italiana
Ofrece el escenario de cuatro grandes libros que yo amo mucho como lector y de los que he aprendido mucho como escritor.
¿Cuatro libros italianos?
No, solo dos de ellos transcurren en Italia. Empiezo por los autores de fuera. Rainer Maria Rilke, que no es italiano, pero empezó Elegías de Duino cerca de Trieste, en el castillo de Duino. Este autor vivió allí y allí sintió la llegada del dios que le insufló en el oído los versos del libro. Otro no italiano es James Joyce, que vivió allá unos catorce años en dos épocas distintas.
Dicen que era un enamorado de Italia.
Fue profesor en Trieste, no tenía un duro y vivía no pagando nada en las casas en las que se hospedaba. Si tú vas y pides ver la casa en la que vivió, te estás equivocando, porque vivió en trece, y se iba de todas ellas sin pagar. Dicen también de él que tenía una increíble capacidad para los idiomas y que aprendió triestino. En su casa se hablaba ese dialecto y fue la lengua con la que se criaron sus hijos. Tres capítulos del Ulises están escritos en esta ciudad. ¿Amaba Italia en general? No lo sé, pero sí sé que sé que era un enamorado de Trieste.
Le quedan aún dos libros.
Luego está Thomas Mann, que escribió Muerte en Venecia, la base de la que luego fue la conocida película de Visconti. Él se hospedó en un hotel del Lido y dio vida a una de las historias más potentes de la literatura y también del cine.
Llevamos tres libros, uno solo ambientado en Italia, pero ninguno de los tres autores era de ese país.
El último sí, El gatopardo, cuyo autor es el escritor siciliano Giuseppe Tomasi di Lampedusa.
También fue una película de Visconti.
Exacto. Estos cuatro libros son muy importantes para mí y los lectores pueden recorrer Venecia, Trieste y Sicilia siguiendo los pasos de sus autores.
"La vida se llena mucho con los viajes"
¿En usted no desaparecen las ganas de viajar?
Al revés, cada vez tengo más. Conforme me acerco al final de mi vida tengo más deseos de viajar. La vida se llena mucho con los viajes, muchísimo. En cambio, cuando estamos en un sitio quietos todos los días pasan las mismas cosas, ves las mismas caras, las mismas ceremonias y el tiempo vuela entre las manos.
¿Se detiene el tiempo cuando viaja?
Pues sí. Pasan muchísimas cosas y es como si vivieras más. Lo importante de la vida es llenar el tiempo, vivir el tiempo.
¿Qué recomendaría ver en Venecia?
Ir al Lido en un vaporetto y acercarte a tomar una copa al Hotel des Bains. Es el lugar en el que se rodó la película de Visconti y donde transcurre la novela de Thomas Mann, Muerte en Venecia. Es el hotel donde él estuvo alojado a principios del siglo XX.
¿Y a qué lugar de Trieste nos llevaría?
Al Duino. El castillo está a 20 minutos en autobús. Cuando yo estuve estábamos dos turistas viéndolo. Es un conjunto arquitectónico bellísimo que tiene muchas obras de arte estupendas. Se las considera menores porque no son de grandes autores, pero te atrapan. Es un lugar donde el tiempo se detiene, un sitio precioso que está encima del mar y con una luminosidad tremenda.
¿Y si queremos dar un paseo por Roma?
Me encanta ver el retrato del papa Inocencio X que hizo Velázquez. Está en la galería Doria Pamphili, que es un palacio. Es algo que siempre hago cuando voy a Roma, admirar la majestuosidad de este cuadro. El Panteón es algo que nunca me pierdo, ver ese agujero que hay en lo alto. Por ahí, según la Historia y las leyendas, llegaban los dioses y mandaban sus mensajes. Es un monumento maravilloso que se mantiene tal y como era en la antigüedad.
Pero transformado al catolicismo.
Sí, también. Quitaron las imágenes paganas y pusieron las católicas, pero el monumento es el mismo. Ver el cuadro y el Panteón son dos cosas que hago siempre que voy a Roma, y después me pierdo por la ciudad, una de las más bellas que conozco.
Viajamos a Sicilia.
Palermo. Patear Palermo, pasear Palermo, descubrir Palermo€ Charlar con los palermitanos. Es un lugar con cultura, con mucha historia, y una ciudad que tiene una vida increíble.
¿Qué tal se lleva con la comida italiana?
Pues antes no me gustaba nada la pasta, pero cuando he estado en Italia la he probado de todas las maneras posibles y me he enganchado a ella. Eso sí, hecha por los italianos.
¿No sabemos hacerla en el resto del mundo?
Un amigo italiano me decía que en España se hace la pasta para pegar pasquines. Aquí siempre está pasada, cosa que no ocurre en Italia.
¿Al dente
Exactamente. Yo voy a Italia y me como muchos platos de pasta exquisitos, lo que aquí no me sucede, aunque es un país que ofrece otras muchas cosas en materia de gastronomía. Allá se come muy bien.
"No me gusta viajar si no es para escribir"
¿El próximo viaje?
Ya está hecho. Vengo de un viaje largo que he hecho por Irán, Turquía y Omán. Se ha centrado sobre todo en Irán, que es un país fastuoso.
Y ese será el motivo de su próximo libro.
No me gusta viajar si no es para escribir. Ese es el motivo por el que voy de acá para allá.
Pensaba que era porque tenía alma viajera.
No sería tan viajero de no hacer libros.
¿Tiene algún país pendiente de ver?
Tal vez dos que hay en las inmediaciones del Mar Negro, que son Georgia y Armenia. Estoy pensando en dar una vuelta por ellos. Son países que están relativamente cerca y que están muy ignorados. También me apetecería vivir una temporada larga, tres o cuatro meses, en Japón, pero vete a saber qué pasará en el futuro inmediato.
¿Soportará con resignación estar mucho tiempo sin viajar?
Qué remedio. En estas circunstancias nunca se sabe lo que va a pasar el mes que viene, así que me tendré que aguantar. También tengo que ver si me llega el dinero, a ver si este libro, Suite italiana, se vende bien.
Viajar al ritmo que usted lo hace tiene que resultar caro.
Como yo lo hago no es caro.
¿Mochilero?
Eso a mí edad sería duro, pero lo he sido. Además, todo depende de lo que entiendas por mochilero. Tengo que reconocer que vivir bien me gusta, pero también me encanta ir a lugares donde el buen vivir es diferente a lo que entendemos. En Japón pretendo hacer lo que hice en Roma y en Nueva York, alquilar una casa, y eso sí que es caro. En Roma, cuando estuve, conseguí una gratis por una serie de circunstancias, y en Nueva York me habían dado un premio y me lo gasté en un apartamento.
Los precios de los aviones facilitan mucho los desplazamientos.
Son baratos, pero antes además podías cambiar los billetes con facilidad, podías alargar el tiempo en un país y no había las penalizaciones que hay ahora, cuando no la pérdida del vuelo. Todo es más estricto y los viajes también resultan más incómodos. Los aviones tienen espacios muy limitados, lo que no importa mucho en un trayecto corto, pero cuando es largo resulta insufrible. Con esto de meter a mucha gente en un mismo espacio acabarán haciendo todos los transportes igual de limitados.
De todas formas, se va a poner difícil para viajar por el mundo en estos momentos.
Ahora que había vuelos baratos llega la pandemia. Era lo que nos faltaba para acelerar la recesión.
"Mi mujer y mis hijos siempre han sido muy compresivos"
¿Cuántos años lleva usted viajando?
Empecé tarde, porque no salí al extranjero hasta los 24 años. Me había movido por España, pero no mucho. Fíjate, conocí el mar con diez años. No fui un viajero natural. Salí hace unos 50 años, me encantó y ya no he parado. En este periplo por el mundo me ayudó mucho mi trabajo de periodista. Fui corresponsal y enviado especial, después llegaron los libros, y ahora es un vicio.
¿No hay añoranzas, ganas de volver a casa?
A casa tienes ganas de volver por muchas razones. Una de ellas es mi mujer y mis hijos; la segunda, el jamón de pata negra, las anchoas, el vino de Rioja...
¿Es también un vicioso de la buena mesa?
Y de la buena vida. Ja, ja, ja... Me encanta comer y beber un buen vino. Pero si me paro a pensarlo, por vocación interna e íntima no tengo ningunas ganas de volver; yo me quedaría por ahí, suspendido en algún país.
¿Y no protesta su familia?
Mi mujer y mis hijos siempre han sido muy compresivos. Ella ha sido periodista, ha viajado mucho y lo entiende muy bien. Me ha acompañado en muchos de los viajes que he hecho. En los que estoy tres meses en un lugar suele venir diez o quince días. Asume totalmente mi vida. Además, llego con un cheque, lo que no está nada mal y ayuda mucho.
¿También en las relaciones personales?
También, también. Ja, ja, ja... Mis hijos, cuando eran pequeños y volvía de un viaje, estaban encantados con las aventuras que les contaba.
¿Qué busca en sus viajes?
Cuando cierro la puerta de casa a mis espaldas y no sé lo que hay delante, me siento pleno de forma, pleno de libertad.
¿Sin miedos?
Puedes encontrarte con una situación difícil si te metes en una selva o en lugares donde hay conflictos armados, pero normalmente vas a encontrar dónde dormir, dónde comer; estamos acostumbrados a tenerlo todo muy organizadito. Es muy divertido cuando surge lo imprevisto, cuando no sabes con quién te vas a encontrar, ni qué vas a hacer, ni dónde vas a dormir. Entonces te espabilas y el ingenio se agudiza.
¿Hace amigos en cada destino?
Me relaciono bien con la gente. Es que cuando viajas necesitas relacionarte, y yo siempre he sido muy sociable. Durante muchos años he sido periodista y los periodistas somos muy preguntones.
PERSONAL
Edad: 76 años.
Lugar de nacimiento: Madrid.
Nombre completo: Javier Martínez Reverte.
Familia: Está casado y tiene dos hijos. Es hermano del también escritor Jorge Martínez Reverte.
Profesión: Escritor y periodista.
Formación: Cursó estudios de Filosofía y Periodismo.
Trayectoria: Fue corresponsal en Londres, París y Lisboa, entre otros destinos. Dentro del mundo periodístico ha ejercido diversas funciones, tales como ser subdirector del diario Pueblo. También ha sido guionista de radio y de televisión.
Obra: En el mundo editorial ha tocado casi todos los palos, aunque su principal obra ha sido recogida en novela y libros de viajes. Tiene también libros de ensayo, poesía y periodismo. En los libros de viajes destacan Trilogía de Centroamérica (1986-1992), Trilogía de África (1996-2002), Corazón de Ulises (1999), El ojo sentimental (2003), La última frontera (2004), Una historia africana (2007), En mares salvajes: un viaje al Ártico (2011), Colinas que arden, lagos de fuego (2012), Canta Irlanda. Un viaje por la Isla Esmeralda (2014), Un otoño romano (2014), Un verano chino (2015), New York, New York€ (2016), Confines (2018), y ahora Suite italiana (2020). También ha firmado las novelas Muerte a destiempo (1982), Campos de fresa para siempre (1986), La dama del abismo (1988), La noche detenida (2000, premio Ciudad de Torrevieja), Barrio cero (2010, Premio Fernando Lara de novela), El tiempo de los héroes (2013) y Banderas en la niebla (2017), entre otras.