Ser alto tiene sus ventajas, pero ser demasiado alto puede impedir hacer una vida normal. Es lo que le sucedía a Rumeysa Gelgi, la mujer viva más alta del mundo, con dos metros y 15 centímetros (215,16 cm por ser más precisos), algo que la ha llevado al Libro Guinness de los Records. Esta turca de 25 años es tan alta que hasta ahora nunca había podido subirse en un avión, algo que la compañía aérea Turkish Airlines ha podido solucionar.
Lo hizo en un largo vuelo que la ha llevado hasta San Francisco (California, Estados Unidos), para lo que la aerolínea debió adaptar la aeronave a las particulares condiciones de Gelgi. Así, tuvo que eliminar seis filas de asientos y colocar en su lugar una camilla en la que la joven turca viajó tumbada durante las 13 horas del vuelo, en las que estuvo acompañada por su madre.
Gelgi pudo cumplir de este modo un sueño y se mostraba muy agradecida en su cuenta de Instagram. “Este fue mi primer viaje en avión, pero no será el último. Mando un sincero agradecimiento a todas y cada una de las personas que han sido parte de mi viaje”, escribió, y añadió numerosas fotos de su experiencia.
La extraordinaria altura de esta mujer se debe al síndrome de Weaver, una extraña condición genética que le ocasiona dificultades para mover las articulaciones, inestabilidad al caminar y complicaciones para tragar y respirar. De hecho, habitualmente se desplaza con un andador o una silla de ruedas.
Además de por su altura, Gelgi está en el Libro Guinness por ser la mujer viva con el dedo más largo (11,2 cm), con las manos más grandes (24,93 cm la derecha y 24,26 la izquierda) y con el dorso más largo (59,90 cm).