La mayoría del PP en el Senado ha tumbado este miércoles la toma en consideración de una propuesta de reforma del Reglamento de la cámara para que se extienda plenamente el uso del euskera, catalán y gallego, ya que ahora solo se emplean de forma restringida en debates secundarios.

El trámite de reforma no se iniciará, al haber votado en contra 149 senadores, aunque la hayan apoyado 108. Ha habido además una abstención.

Desde 2010, los senadores pueden hablar en catalán, euskera o gallego en el Pleno únicamente cuando se debaten mociones (iniciativas no legislativas) y de las 41 comisiones existentes ahora, solo pueden hacerlo en una, en la de Comunidades Autónomas.

La propuesta conjunta de varios partidos la ha defendido la portavoz de ERC, Sara Bailac, quien ha exigido que se respeten los derechos lingüísticos y ha lamentado que el PSOE no aprovechara sus mayorías en otras legislaturas para esta reforma.

Los socialistas han votado a favor, como ya hicieron en el Congreso el año pasado, cuando una reforma similar salió adelante.

Su senador Manuel Fajardo ha argumentado que "un Estado que normalice en sus instituciones todas las lenguas del Estado será un Estado que se asemeje más a la realidad de los pueblos que lo componen" y ha lamentado "la cerrazón" del PP en este asunto.

"Creo que será porque ustedes tienen un problema y el problema se llama Vox", ha conjeturado.

"Nunca ha sido suficiente"

La negativa del PP la ha justificado en el debate Alfonso Serrano en que desde la Constitución "se ha trabajado en esa aspiración de integrar sensibilidades regionalistas y nacionalistas en el proyecto común que es España", pero "nunca ha sido suficiente".

"Señorías, hay que decírselo, ya está bien", ha zanjado Serrano, quien en su intervención no ha manifestado si el grupo mayoritario apoyaría una propuesta en sentido contrario, planteada por Vox, para suprimir la reforma de 2010 y que el castellano vuelva a ser el idioma único para todo en la Cámara Alta.

Esta propuesta alternativa ha tenido solo 4 votos a favor, por 254 en contra.

"Todos disponemos de un mínimo común: el castellano", ha indicado Fernando Carbonell, de Vox, tras apuntar que si se permitiesen catalán, euskera y gallego lo reclamarían para aranés, bable, fabla, esperanto, caló o lenguaje de signos para sordomudos.

A su juicio, el castellano como lengua única supone "el derecho a la igualdad".

Ese argumento se lo han rebatido otros senadores, como Enric Morera, de Compromís: "Igualdad es que se respete el derecho a hablar nuestra lengua materna, esa es la verdadera igualdad".

"Trabajar en una lengua que no es la materna supone una dificultad añadida, con lo cual la igualdad de armas en la tribuna padece", ha señalado Mario Zubiaga, de EH Bildu, para indicar que ni siquiera para debatir la cuestión están en igualdad de condiciones.

Por el PNV, Estefanía Beltrán de Heredia ha advertido al PP de que "no caben argumentos jurídicos para negarse a esta propuesta", por lo que su rechazo es meramente político.

UPN ha rechazado ambas propuestas, ya que María Caballero ha defendido tanto la riqueza que proporcionan las lenguas como su innecesariedad porque complican la funcionalidad.

Para el senador por Ibiza y Formentera, Juanjo Ferrer, usar otras lenguas se encuadraría en "la normalidad democrática", y a Uxue Barkos, de Geroa Bai, le parece "increíble que en la cámara de representación territorial se siga negando".

"Un Estado que prohíbe alguna de sus lenguas, señorías, no es un Estado plenamente democrático", ha sentenciado Eduard Pujol, de Junts, y por el BNG, Carme da Silva, ha subrayado la normalidad con que se lleva el plurilingüismo en el Congreso.

A ese "agravio comparativo" de que los diputados tengan un derecho que no tienen aún los senadores han hecho referencia varios intervinientes, en un debate en el que también varios oradores han aplaudido a los traductores e intérpretes que han estado en plantilla desde hace 19 años y se despedirán la próxima semana, cuando la tarea se subcontrate a una empresa externa.