En la víspera de que el presidente español, Pedro Sánchez, comparezca hoy en el Congreso para dar explicaciones sobre el espionaje a dirigentes soberanistas catalanes por parte del Centro Nacional de Inteligencia, dos de las principales espadas del Gobierno tuvieron que responder ayer por este escándalo que ha tensionado en grado sumo la relación del Estado con Catalunya. Los reproches llegaron tanto desde los grupos independentistas en el Congreso, aliados tradicionales de Sánchez que han elevado el nivel de exigencia al Ejecutivo español, como de los partidos de la oposición.
Una de las interpeladas fue la ministra de Defensa, Margarita Robles, especialmente señalada porque el CNI depende de su departamento. El diputado de Vox Ignacio Gil Lázaro acusó al gabinete de Pedro Sánchez de “traicionar” a los servicios de inteligencia tras la destitución de la que fuera directora del CNI, Paz Esteban. Culpó a Robles de dicho cese y denunció que, con esta decisión, la ministra causó un “gravísimo e injusto daño reputacional” a los servicios secretos.
Esteban ha sido el único cargo sacrificado en este asunto tras admitir, en una intervención en la Comisión de Gastos Reservados el 5 de mayo, que se realizaron seguimientos con autorización judicial a 18 personas del ámbito soberanista, entre ellas el president de la Generalitat, Pere Aragonès. Robles se zafó ayer de estas acusaciones afirmando desde su escaño que “los hombres y mujeres del CNI hacen un trabajo serio, riguroso, callado, comprometen sus vidas, cosa que no hace usted que no hace más que venir aquí a dar soflamas”. Reclamó por ello “respeto” para quienes “se juegan su vida cada día” y rechazó el “discurso de crispación” de Vox.
La ministra apostilló que ese no es el clima que gusta a los españoles, que quieren “paz, concordia y diálogo”. “Tenemos muchas amenazas en el mundo, ellos son los que ponen en riesgo su vida y no usted que viene exclusivamente a lucirse”, insistió en respuesta a Gil Lázaro, y apuntó riesgos como la guerra de Ucrania, el terrorismo yihadista o la ciberdelincuencia. El diputado de Vox advirtió de que “cuando se vende la patria y se cede ante los enemigos se pierde el honor, y esa mancha ya no se limpia nunca”, y avanzó que su partido “rescatará muy pronto” al Estado de “la felonía y vileza” del Gobierno a través de las urnas. En cambio, Robles exigió a la ultraderecha que “no patrimonialice” España porque “España es de todos”.
Este fue tan solo uno de los rounds que protagonizaron miembros del Ejecutivo ayer en el Congreso. El otro tuvo como contendientes a JxCat y al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Este se reafirmó en que las Fuerzas de Seguridad disponen de medios para interceptar las comunicaciones de cara a luchar contra la criminalidad, “siempre bajo el amparo judicial”, después de que la diputada posconvergente Miriam Nogueras le instara a negar que su departamento haya espiado a independentistas. “Demuestre que ya no existen cloacas”, le emplazó.
“Pues claro que tenemos medios para generar una sociedad más segura”, respondió Marlaska en la sesión de control al Gobierno. Subrayó además que España es una democracia plena donde “lo único” que se sigue y se persigue son los hechos constitutivos y susceptibles de ser delito, no “ideas ni pensamientos”. “No tenemos una Constitución militante”, aseveró. l