- Podrá decir más alto que no habrá recortes sociales, pero no más veces. El candidato del PNV a la reelección como lehendakari, Iñigo Urkullu, se presenta a los comicios del domingo con un programa expansivo de inversiones en el que destacan las dos grandes preocupaciones por excelencia de la próxima legislatura: la recuperación del empleo que va a destruir la pandemia del coronavirus, y tener Osakidetza lista para los eventuales rebrotes de otoño. Urkullu dedicó la mañana de ayer en Errenteria a poner en valor de la mano de la consejera Murga que Euskadi ha resistido mejor que otras comunidades la embestida de la pandemia por la inversión social, de manera que no han tenido que recurrir a soluciones extremas como un hospital del Ejército; y apostó por mantener y reforzar la apuesta con 4.000 plazas más en ofertas públicas de empleo, 400 médicos de familia y siete centros sanitarios más en Donostia, Ordizia, Aretxabaleta, Gasteiz, Murgia, Bilbao y Zalla.
En compañía de la enfermera Irune Galarraga, la pediatra Carmen Solorzano, el psiquiatra Imanol Kerejeta y el médico de Urgencias Juan Mari Iñiguez, el jeltzale defendió que el PNV ha podido “mantener el compromiso para garantizar la sanidad pública sin recortes, incluso en los momentos económicos más difíciles; y lo vamos a seguir manteniendo”. En cualquier caso, el lehendakari quiso también lanzar un mensaje de corresponsabilidad a los ciudadanos para que no haya relajación en las medidas. Pidió mantener las distancias, las mascarillas y la higiene de manos, sobre todo ante el rebrote de Ordizia, que considera que es una advertencia seria. Por su parte, él se comprometió a “continuar con la realización de test masivos de forma rápida y actuar quirúrgicamente sobre los nuevos focos”. En concreto, se comprometió con el dato de realizar “3.500 test PCR diariamente”. También confirmó que se aprobará la Ley de Salud Pública de Euskadi. Esta norma va a prever también cómo actuar ante futuros rebrotes.
El candidato a la reelección ya anunció en la entrevista concedida a este periódico que el 14 de julio va a llevar al Consejo de Gobierno el diseño de una central de compras para garantizar el abastecimiento de material sanitario durante seis meses. El jeltzale quiere sentar las bases para que no se produzcan momentos de escasez. Este punto es crítico y relevante, porque durante la pandemia, que sorprendió a todo el planeta, los mercados internacionales colapsaron y hubo dificultades para obtener mascarillas y materiales de protección.
Durante el acto de ayer, también se comprometió a acercar más la gestión “entre salud y las residencias, y poner en marcha la historia electrónica y la atención primaria sociosanitaria”. “Esta es nuestra respuesta, un compromiso firme con la sanidad pública. Ante la incertidumbre, respuestas certeras, seguridad y confianza”, defendió. Murga desgranó algunas cifras que cree que evidencian el compromiso con Osakidetza, como que “Euskadi cuenta con la inversión per cápita más alta de todo el Estado: 1.800 euros por persona”.
Ya por la tarde, en un mitin en Gasteiz, tanto Urkullu como el presidente de la ejecutiva jeltzale, Andoni Ortuzar, se centraron en movilizar el voto en unas elecciones marcadas por la incertidumbre en términos de participación, por los rebrotes del virus y por encontrarse los vascos en un periodo estival. Urkullu volvió a decir que el domingo se decide “quién gestiona la salida de Euskadi de la crisis” y que no se puede dejar escapar ese tren, y Ortuzar mencionó otra vez a la bestia negra de buena parte del electorado, a la ultraderecha de Vox, para fijarse el reto de que se quede sin el escaño que disputa a los propios jeltzales en Araba. Además, contrapuso la confianza de Urkullu a los “experimentos” de otros.
Ortuzar quiso desgranar las tres alternativas que ve para dirigir el país. Por un lado, citó a los que quieren crear una alianza de izquierdas, “un experimento peligroso que, seguro, nos estallaría en la cara a toda la sociedad”. Por otro lado, el trío de las derechas, en alusión a PP, Cs y Vox. “Ya están juntos en Andalucía o Madrid. Aquí no suman, pero los tres van en contra del progreso que ha logrado este país en los últimos cuarenta años y el que queremos lograr para el futuro”, alertó. En tercer lugar, situó la única opción que a su juicio sería buena parta Euskadi, la de su propio partido. “El buen gobierno, la responsabilidad, la garantía de que vamos a reconstruir los daños causados por la pandemia y a superar la crisis de empleo y de actividad económica”, argumentó.
“O los extremos, o el camino medio. Los tripartitos frentistas o el PNV centrado y responsable. No hay más opciones. El lío continuo o el acuerdo. El ruido interminable o la cordura de Iñigo Urkullu”, resumió el presidente de la ejecutiva jeltzale. Ortuzar recurrió a un ejemplo concreto que suele movilizar a la militancia, el de la experiencia de EH Bildu en Gipuzkoa. “Recordad lo que pasó en Gipuzkoa en 2011: quién ganó, quién gobernó y qué cuatro años pasaron allí… Dejaron Gipuzkoa como un solar. Aquella experiencia debe hacernos pensar que lo hoy imposible, la conjunción astral de las izquierdas, puede ser posible si el electorado descuenta un triunfo anticipado del PNV. Aquí nadie gana hasta que no se recuenta el último voto”, avisó.
El mitin había comenzado con la “condena clara y contundente” por parte de Urkullu contra el ataque al panteón de Fernando Buesa. “Es un ataque repugnante y carente de todo principio humanista”, censuró el candidato, quien está poniendo en valor también la defensa de los derechos humanos en esta campaña electoral.