- La masiva emigración de los vascos al continente americano a lo largo de los últimos siglos ha dejado una huella cultural en diversos países, y ese patrimonio se refleja también en el uso de la ikurriña al otro lado del Atlántico. Más allá del caso de Boise (Idaho), donde la enseña vasca tiene un gran protagonismo, hay dos territorios en Norteamérica en los que la ikurriña es parte de sus banderas.
El primero de ellos es Saint-Pierre-et-Miquelon, archipiélago frente a las costas canadienses de Terranova perteneciente a Francia. Esta pequeña colectividad francesa de ultramar, de poco más de 6.000 habitantes, incluye la ikurriña en su bandera como homenaje a los vascos procedentes de Donibane Lohizune que colonizaron este territorio en el siglo XVIII. El propio topónimo Miquelón (Mikeleune) también es de origen euskaldun.
La herencia vasca también está presente a día de hoy en la vida cultural de las islas. De esta forma, todos los veranos se celebra en Saint-Pierre-et-Miquelon un festival con temática euskaldun, incluyendo exhibiciones de herri kirolak, partidos de pelota y exposiciones culturales.
El otro territorio donde la ikurriña es parte de la bandera oficial es el Condado de Johnson (Johnson County), perteneciente al Estado de Wyoming (EEUU). Los primeros colonos de esta pequeña región del noroeste de los Estados Unidos procedían de Iparralde, concretamente de Behe Nafarroa y la huella vasca es apreciable en este condado de 8.000 habitantes, en el que es habitual que se celebren encuentros, ferias y convenciones de temática euskaldun.
Mientras que en Saint-Pierre-et-Miquelon los pobladores de origen vasco se dedicaron mayormente a actividades relacionadas con la pesca, los fundadores del Condado de Johnson se desempeñaron como pastores, tal y como hicieron miles de emigrados vascos en el Medio Oeste de los Estados Unidos.