Gasteiz - La defensa a ultranza del autogobierno vasco ha sido la bandera de campaña de un PNV que espera ser decisivo en la configuración de Gobierno avisando del peligro que supondría que el PSOE acabara claudicando a los pies de Ciudadanos, más incluso que la irrupción en el Congreso de Vox. Ante el histrionismo de las fuerzas españolas, los jeltzales confían en que la mesura y la invitación a los acuerdos resulten premiados en las urnas, recuperando la hegemonía en la CAV en unas generales. Aitor Esteban, considerado uno de los mejores oradores en la Cámara Baja, se ha afanado en que la sociedad vasca refuerce al partido con un grupo vasco fuerte e influyente, huyendo de los buenos pronósticos y haciendo ver que el verdadero voto útil está en quien se ocupa de los problemas de casa.

Todos los sondeos indican que, quizá ganando un escaño (podría sumar 6), el PNV podría retomar la corona que en 2016 acabó en manos de Podemos, aunque las diferencias pueden ser exiguas si funciona el trasvase de apoyos de la marca morada al PSE, de ahí que los jeltzales hayan remarcado que el voto prestado a un partido españolista es prácticamente regalarlo en tanto que, una vez lo tienen, se olvidan de Euskadi. Los logros en la pasada legislatura, entre otros la subida de las pensiones aún con Rajoy y, después, el calendario de transferencias pactado con Sánchez, son algunos éxitos de los que puede felicitarse y sacar rédito electoral el PNV, que apela al diálogo con Catalunya.