Eran las ocho y media de la mañana del 28 de junio de 1978. José María Portell iba a coger su coche en Portugalete para ir a la redacción de La Gaceta, periódico en el que ejercía como redactor jefe de Local. Además, Portell era el director de la Hoja del Lunes. Cuando iba a montar en su 124 blanco, dos jóvenes dispararon sobre el periodista, que llegó ya cadáver al hospital de Gurutzeta. ETA reivindicó un asesinato por el que, cuatro décadas después, nadie ha sido juzgado.

DNA ha pulsado la opinión de cinco periodistas que compartieron redacción con él para que expliquen cómo vivieron aquel trágico suceso. Adolfo Roldán, Félix García Olano, Juan José Benítez, Iñaki Iriarte y Charo Zarzalejos coinciden al señalar que, por encima de todo, Portell era un “periodista de raza, de la vieja guardia”.

Adolfo Roldán, hoy director de Noticias de Gipuzkoa, recuerda que “los periodistas estábamos también en el punto de mira de ETA. Pero no solo de ETA: de ETA y de ciertos aparatos de la Guardia Civil y la Policía que existían en Euskadi. Sabíamos que nos movíamos en un terreno muy incómodo, pero nuestra labor era tratar de entender lo que estaba pasando en Euskadi y después trasladárselo a la gente”.

Roldán rememora la última vez que vio con vida a Portell. “La víspera de su asesinato estuve con él en un bar de Bilbao hasta altas horas de la madrugada. Estuvimos hablando de ETA y me dijo que había hablado con Martín Villa, que le había pedido que mediara con la organización. Yo le dije: Jose Mari, déjalo. Además, en sectores próximos a ETA no habían gustado sus libros y, por otro lado, alguien quiso vincular su nombre con el Batallón Vasco Español (BVE). Él no tenía nada que ver con ellos. Lo que pasa es que era demasiado bueno e ingenuo y se aprovecharon de él”, asegura Roldán, que señala que “era un periodista que investigaba todo lo que publicaba sin importarle que a alguien le pudiera sentar mal. Siempre trataba de buscar las fuentes. Era un periodista vanguardista, inconformista, que buscaba respuestas a todos los interrogantes”.

Félix García Olano coincidió con Portell en la Escuela de Periodismo de Madrid y después en la redacción de La Gaceta hasta que pasó a Deia. Quien fuera director de este último diario recuerda que “unos meses antes de ser asesinado, en una reunión de la Asociación de la Prensa, hizo un aparte conmigo y me dijo que los chicos de ETA no estaban muy contentos por los editoriales que hacíamos en Deia y de los que yo era el autor. Unos meses después, el que fue asesinado fue Jose Mari Portell. Los periodistas de Bilbao hicimos una huelga y allí estuvimos también los de Deia”.

García Olano califica a Portell como “un periodista con un gran olfato, con mucho oficio. Era un hombre muy cabal al que consideraba mi amigo. Era un periodista de investigación al que le gustaba ir a las fuentes”. Con el paso del tiempo no le extraña la actuación de ETA. “Claro que era posible que un periodista estuviera en el punto de mira de ETA. La gente idealizaba lo que era ETA, pero no era una banda de santos o de redentores. Asesinaron a Portell igual que asesinaron a otras muchas personas. Además, debo decir que cuanto más tiempo pasa, más indignado estoy. En el día a día, la vida te come mucho, pero visto con la perspectiva que nos da el paso del tiempo, no entiendo ni uno de los asesinatos de ETA, sean de guardias civiles, militares o periodistas. ETA ha sido un error histórico”.

Juan José Benítez era el segundo de Portell en la sección de Local de La Gaceta. “Llegué a las ocho de la mañana a la calle Henao, donde estaba La Gaceta, nos encontramos con la noticia y tuve que hacerme cargo de la sección de Local. Fue una jornada terrible. No es lo mismo que cubras un suceso, que es lo que yo hacía en la sección de Local, a que tengas que cubrir el asesinato de un compañero”, señala.

Benítez recuerda que “conocía el tema de ETA mejor que nadie, había servido de intermediario y tenía muchísima información. Pensábamos que se estaba metiendo en un terreno muy complicado, muy oscuro y muy resbaladizo”. Por ello, 40 años después asegura que “he tenido mucho tiempo para pensar en ello, he reunido toda la información que he podido. A Portell no lo mató ETA, lo mató la extrema derecha. Para ser claro y directo. Además, sospechosamente el expediente del asesinato de Portell desapareció o lo quemaron. Invito a los periodistas jóvenes a que hagan una investigación a fondo y seria de lo que pasó en la mañana de aquel 28 de junio de 1978. Si no recuerdo mal hubo 26 asesinatos del GAL y la extrema derecha, y a lo mejor había que añadir el número 27: Jose Mari Portell”

Iñaki Iriarte tomó el relevo de Portell como director de la Hoja del Lunes. “Era un hombre de información local impresionante, pero él solía escribir bastante sobre ETA y lo dijo en alguna entrevista, que su esperanza era ver el final de ETA. Escribía bastante sobre este tema pero eso no nos llevaba a pensar que le fueran a matar, Aquel fue un día nefasto”, señala.

Iriarte apunta que, tras el asesinato, “se habló mucho, y hubo muchas especulaciones. De hecho, cuatro o cinco días después del asesinato vino a Bilbao Martín Villa, ministro del Interior, y en el aeropuerto de Sondika le preguntaron: ¿Es verdad que el señor Portell ejercía de mediador entre el Gobierno y ETA? Y creo que la respuesta fue: Jose Mari Portell, no le conozco de nada. Vamos, que negó la mayor. Lo cierto es que el asesinato de Portell es de los que continúa sin estar esclarecido”.

¿Hubo miedo en la profesión tras aquel asesinato? Responde Iriarte: “No teníamos miedo porque éramos unos inconscientes. La mayor parte de los periodistas de entonces, que ahora somos unos vejestorios, éramos unos jovenzuelos y miedo, no, no había. Y todo por inconsciencia. La verdad es que fue un palo terrorífico lo que pasó aquel día”.

Además, define a la perfección al Portell periodista: “Era un periodista de la vieja guardia, un periodista de Local. Yo, que he sido director de dos periódicos, siempre he dicho que es más importante para un periódico un buen jefe de Local que un director. No dejaba nada a medias y tenía criterio de información local. Un periodista de Local de la vieja guardia y punto”.

Charo Zarzalejos, que era una “jovenzuela” en la sección Local de La Gaceta, recuerda su mal presentimiento. “Dos días antes estaba en Madrid, hablé con él por teléfono y le dije: Jose Mari, por favor, cuídate muchísimo. Dos días después le asesinaron. Tenía ese mal pálpito y no sé por qué”, señala. Según Zarzalejos, pese a estar en Local, a Portell le obsesionaba ETA. “Quería que el tema acabara. Tenía sus contactos, hablaba con mucha gente y era algo que a mí me asustaba mucho. Cuando me dijeron que le habían matado, casi caigo redonda”, señala.

Como Iriarte, afirma que no tuvo miedo tras el asesinato. “Todo por pura inconsciencia. Después de su asesinato no recuerdo haber tenido sensación de miedo. Surgió preocupación, eso sí, pero quizá miedo no. Luego nos fuimos dando cuenta de la perversión que significaba ETA. Pero en aquel momento no calibré bien lo que suponía su existencia y mantenía la esperanza ingenua de que acabara su recorrido a medida que avanzaba la democracia”.

Zarzalejos guarda un gran recuerdo de quien “era un jefe extraordinario. Aprendías mucho periodismo con él. Además, era una persona que se hacía querer”.