madrid - A una semana para que dé comienzo el ansiado debate de investidura, las cartas están echadas. Mientras el PP trata de atar los insuficientes apoyos de Ciudadanos y Coalición Canaria, en el PSOE se preparan para dar un no rotundo al candidato popular. Casi seis meses después de su fallido intento para ser elegido presidente del Gobierno español, Sánchez quiere devolvérsela a Rajoy, que precisamente podría contar con los mismos socios que el socialista, aunque esta vez con 39 apoyos más -170 frente a 131-.

En cualquier caso, Ferraz pretende culminar así un recorrido postelectoral en el que ha soportado todo tipo de presiones internas y externas para variar el sentido de su voto y desencallar así el complejo bloqueo político en el Estado. La cúpula desoye las voces que alientan la abstención y ayer se reunió en la sede de Ferraz con la mente puesta en el cercano debate de investidura. Según confirmaron fuentes socialistas, el encuentro sirvió para fijar las líneas a seguir en el discurso de Pedro Sánchez durante la sesión que empezará el próximo martes en el Congreso. Por consiguiente, la posibilidad de derribar el veto a Rajoy y al PP no estuvo sobre la mesa. De hecho, esas mismas fuentes descartan por completo que durante esta semana se vaya a convocar a última hora un Comité Federal, máximo responsable de la decisión sobre el voto, por lo que aparentemente no hay margen de maniobra para que Rajoy confíe en un movimiento in extremis que le haga presidente de nuevo.

A tenor de las declaraciones de los dirigentes socialistas a su salida de la reunión de ayer, el voto en la investidura de Rajoy parece claro. Sin embargo, el escenario podría cambiar una vez que el candidato del PP haya fracasado en su primera tentativa, puesto que en Madrid ya se contempla una segunda sesión de investidura antes de una hipotética repetición electoral. El debate lo abrió el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, quien reclamó la convocatoria de un Comité Federal tras el 2 de septiembre que ratifique o actualice la resolución aprobada en diciembre, que establecía una rotunda negativa a Rajoy. Su petición se suma a la de otras figuras socialistas partidarias de estudiar la abstención como el presidente aragonés Javier Lambán, pero también de otros históricos como los expresidentes españoles Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero o el exministro de Industria Miguel Sebastián. Ante esa posibilidad, en Ferraz se cierran en banda.

La más contundente fue Meritxell Batet, quien subrayó que la posición no variará en función del resultado de la votación. Tampoco lo hará, según la portavoz adjunta en el Congreso, dependiendo de las elecciones autonómicas que se celebrarán el próximo 25 de septiembre en la CAV y en Galicia, aunque sí matizó que esa cita podría cambiar la postura de otros partidos en una clara alusión al PNV. “El hecho que el 25-S haya elecciones tanto en Euskadi como en Galicia puede condicionar el voto de muchas formaciones políticas y, por tanto, desde el punto de vista táctico puede estar jugando con esto”, recalcó.