Bilbao - ¿Por qué es necesario visibilizar los espacios vinculados a la memoria de la Guerra Civil?
-Desde la Transición ha habido una lucha de memorias e interpretaciones. El franquismo estableció la verdad de los triunfadores y necesariamente hay que hacer otra evaluación desde una perspectiva de memoria democrática, no solo de la guerra sino del conjunto del franquismo.
El Estado español aún no ha ajustado cuentas con el franquismo.
-El negacionismo de las verdades incómodas es consustancial a los principios del franquismo. Nos corresponde a nosotros contravenir el negacionismo para que pueda emerger la realidad de las personas que invocaban principios democráticos y que por ese motivo fueron fusiladas, encarceladas o expulsadas, reprimidas en suma por el gobierno franquista. Con la Ley de Memoria Histórica del año 2007, el Estado siguió sin admitir ninguna responsabilidad ni abrió el acceso a la justicia a las víctimas del franquismo. La impunidad franquista es un hecho. Así que es necesario realizar una investigación desde principios democráticos sobre los lugares de memoria y una reparación a quienes lucharon por ideales democráticos.
¿Veremos los restos de Franco fuera del Valle de los Caídos?
-El Valle de los Caídos es una gran farsa inventada por el franquismo. Llevaron allí los restos de republicanos en contra de la voluntad de sus familiares, porque querían hacer una representación de una suerte de reconciliación. La reconciliación bajo la bota del dictador, habría que decir. No parece lógico que los gobiernos democráticos sigan reproduciendo esta farsa que enaltece la dictadura de Franco. Parece obvio que ese monumento debe tener otra finalidad. A nadie se le ocurría que los estados de Alemania, Austria o Italia levantaran monumentos a los dictadores que sometieron a su población. Algún gobierno democrático corregirá esta situación y estoy seguro que yo lo veré transformado.
¿A qué país ve como ejemplo por abordar su memoria histórica?
-Ejemplos son Chile y otros países latinoamericanos donde se han constituido comisiones de la verdad impulsadas por sus parlamentos. Pero no solo corresponde a las instituciones públicas fomentar estas actuaciones. Corresponde también esta labor a la sociedad civil. Hemos incluido alrededor de 75 asociaciones y fundaciones que impulsan investigaciones y memoriales democráticos, además de reparar y crear un clima de convivencia.
¿Es momento de crear comisiones de la verdad en el Estado español?
-Siempre es momento. Los testimonios sobre la Guerra Civil pueden estar agotados pero no así los de la posguerra y el periodo posterior del gobierno de Franco. No estamos hablando del pasado, sino del presente, y la mejor prueba de ello es que en 2015 existen 75 asociaciones que se ocupan de fomentar la convivencia sobre unos principios democráticos.
¿Estas asociaciones están reportando datos que no conocían los historiadores?
-A nivel local, son las que aportan gran información de primera mano y sobre el terreno, sobre todo testimonios personales. Hay que tener en cuenta que durante el franquismo se destruye sistemáticamente documentación. Esto es consustancial a todas las dictaduras. Y cuando carecemos de documentación solo nos quedan los testimonios, que son muy interesantes para la construcción del discurso histórico.
La falta de documentación es notable en el caso de los trabajos forzados a los que se obligó a prisioneros de las filas republicanas.
-Se trata de una línea de investigación novedosa, porque se ha destruido mucha de la documentación original. Es una realidad muy incómoda porque en el origen de muchas empresas que ahora son muy solventes está el uso de personas obligadas a trabajos forzados. Encontrar más documentación va a ser difícil, pero la difusión de este trabajo contribuirá al hallazgo de nuevos testimonios.
Más de 600 bombardeos en un año sobre más de 120 localidades vascas. ¿Por qué este ensañamiento?
-Era una estrategia de guerra en la que la aviación se convirtió en el arma estratégica para ir minando la moral de la población. Son bombardeos de terror. También preparaban la situación a la artillería y, posteriormente, a la infantería. Es una estrategia que a partir del 37 se pone en marcha en el frente norte y luego se hace extensivo al resto.
¿Qué deberían hacer las instituciones con este informe?
-En realidad, este informe es a iniciativa del Parlamento Vasco. Nuestra tarea es fijar los lugares de la memoria con unos criterios académicos y científicos. Corresponde a la iniciativa política decidir qué hacer con estos datos, especialmente los ayuntamientos. Pero también interpela a las asociaciones civiles. Algunos de estos lugares ya están señalados con monumentos o placas democráticas, como las que existen en Bilbao, en Artxanda o en el parque de Doña Casilda, pero pensamos que también se pueden señalar otros lugares así como crear itinerarios.
Proponen acciones divulgativas, entre ellas un barco de la memoria.
-Son incitativas que ya se han realizado en otros lugares. Proponemos un autobús de la memoria y, también, un barco de la memoria, porque la costa jugó un papel muy estratégico en el frente del norte durante la guerra y la posguerra.
Plantean que se haga un registro en una página web con los nombres de todas las víctimas en la guerra y de los represaliados en el franquismo. ¿Aparecerían las víctimas de la guerra de los dos bandos?
-Sí. También registramos los bombardeos producidos por fuerzas republicanas aunque son los menos. En la página web del Gobierno vasco ya hay unos 10.000 nombres introducidos pero entendemos que se debe sistematizar esta búsqueda, razonarla y documentarla fehacientemente. Cuando hablamos de todos los nombres, nos referimos fundamentalmente a aquellos que no han tenido ningún tipo de reparación y reconocimiento durante estos 40 años.