madrid- Mariano Rajoy dio ayer el pistoletazo de salida de su campaña electoral como candidato a la reelección por el PP a la presidencia del Gobierno español. Y lo hizo desde un altavoz privilegiado, el Palacio de la Moncloa, y esgrimiendo en su mano el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2016 que su partido aprobará antes de que termine la legislatura y que condicionará la acción el año que viene del próximo Ejecutivo español, ya lo dirija él u otros partidos. Sacó pecho y alardeó de recuperación económica, el único activo que tiene para ganar las elecciones, y sacudió el espantajo de la reedición tras las elecciones generales de alianzas de izquierdas como las de después del 24-M y del proceso soberanista catalán. Son “riesgos” para la recuperación económica, dijo, y se ofreció ante las próximas elecciones como garantía de estabilidad y crecimiento económico, y como barrera a la independencia de Catalunya. El mensaje a Artur Mas no por más repetido fue menos contundente: “En Cataluña no habrá independencia de ninguna de las maneras”.

El jefe del Gobierno español realizó el último balance de final de curso político de la presente legislatura en una comparecencia en el Palacio de la Moncloa tras la reunión del Consejo de Ministros, en la que este aprobó el proyecto de ley de Presupuestos para 2016. Unas cuentas públicas cuyas líneas generales presentó y que cree que evidencian que “la recuperación está ahí” y que el rumbo económico que ha seguido en los últimos cuatro años es el que asegura la estabilidad en el futuro.

Sabedor del estado de opinión creado tras cuatro años de duros recortes, Rajoy destacó las cifras dedicadas al gasto social (53,5%) -con un aumento de este gasto del 3,8 %, excluido el desempleo-, al incremento del 1% del sueldo de los funcionarios y a la mejora de un 8,7% de la financiación autonómica. Entiende el mandatario español que esos presupuestos “cierran una etapa dificilísima para todos los españoles y se abre un nuevo periodo de crecimiento sostenido y de creación intensa de empleo”.

Pero advirtió a pocos meses de las elecciones generales de que ese futuro halagüeño no está garantizado y solo será posible con políticas como las de esta legislatura y si no se abren paso algunos “riesgos” que cree que no provienen de la economía, sino de la “incertidumbre política”. El primero de los riesgos que citó es el del independentismo catalán, con una cita electoral el 27 de septiembre que aseguró que no será plebiscitaria de la misma forma que no hubo el referéndum al que aspiraba el presidente de la Generalitat, Artur Mas. Frente a esta apuesta, insistió en que el Gobierno español hará cumplir la ley, actuará activamente para ello y garantiza que no habrá independencia “de ninguna de las maneras”.

Revertir las reformas A este “riesgo” independentista Rajoy sumó el de propuestas como las del PSOE de revertir las reformas puestas en marcha en la presente legislatura porque eso cree que haría que España perdiera crédito internacional tras haber costado mucho recuperarlo. También reprochó a los socialistas sus pactos con independentistas y “radicales” de izquierda tras las elecciones municipales, que ha considerado muy perjudicial para España si se intentaran repetir tras los comicios generales. Para él, de la crisis griega se pueden extraer lecciones como que los gobiernos están para resolver problemas, no para crearlos, y que no se puede prometer a los ciudadanos cosas imposibles.

El presidente español se ofreció como garante de fortaleza ante todos esos riesgos y se conjuró a poner todo su empeño para evitar que se pueda malograr “la enorme tarea de los españoles durante estos años y cuyos frutos -dijo- solo estamos empezando a recoger”. - DNA/Efe